ACTO PRIMERO
(Plazoleta de una
ermita, en el interior
de la Huerta murciana. A
la derecha la
ermita y, sobre su
puerta, un rótulo que
dice Casa de la Virgen.
A la izquierda,
y pegada a ella, una
casita con ventana y
puerta practicables.
Copiosa
vegetación hasta el pie
de la sierra que ciñe el
horizonte; campos de
maíz,
grupos de higueras,
moreras, cipreses,
palmeras, etc. Se
distinguen casitas
blancas y barracas de
los huertanos,
salpicando la verde
extensión. Dividen
el suelo varias sendas y
algunas acequias con
puentecillos de tablas o
piedra.
Junto a la puerta de la
ermita, un poyo y otro
en primer término a la
izquierda,
debajo de un árbol)
(Con las últimas notas
del preludio y, antes de
levantarse
el telón, se oyen las
voces de los huertanos
que cantan.
CORO
(Fuera de escena)
¡Madre del amor,
dulce majestad,
luz del labrador,
prez de la ciudad!
Ya inunda el monte
que habitas tú,
del horizonte
la hirviente luz…
Escena Primera
(Roque y Andrés con
varios mozos)
ANDRÉS
A la paz de Dios,
caballeros.
¿Es el primer toque?
ROQUE
Er segundo.
¿Ande tas dejao los
oídos esta noche
que amaneciste sordo?
ANDRÉS
Es que, como rondamos
dista
que nos pilló la aurora…
ROQUE
Está güeno eso.
ANDRÉS
No hay que esconsolarse,
que tos oiremos la misma
misa.
ROQUE
¡Si es que ya oímos
nosotros la primera!
ANDRÉS
Eso está mejor.
ROQUE
Nosotros… ¡Pos como no
rondamos!…
porque en este partío,
de un lao está una
gente,
y de otro está otra
gente…
Y a unos se les deja que
canten;
mientras que los otros
han de guardarse
atragantás las coplas.
Escena Segunda
(Llega Antón por la
izquierda llevando vara
de alcalde)
ANTÓN
Adiós, hombres. Muchos
habéis quedaopa la otra
misa.
ROQUE
Por ajuntarnos.
Porque… (con sorna) lo
que dijo el otro: ¿ande
va Vicente?
ANDRÉS
(Recalcando)
A regañar con la gente.
ANTÓN
¡Cuidao con ello!
ROQUE
Nada de eso; pero uno
dice su sentir.
ANTÓN
¿Y qué sientes tú?
ROQUE
Yo...
(con intención)
muchas cosas siento.
Yo y todos los nuestros,
que semos bastantes.
(Decidido)
Pero en usté quien manda
es er tío Maticas,
que le ha hecho arcalde,
y hay que repudrirse.
ANTÓN
No tocarme al tío
Maticas, que os vea yo
quietos.
Y a regar cuando el agua
sobre.
ROQUE
¡Más abatíos que
estamos!
ANTÓN
De ese modo habéis de
veros.
ROQUE
Como que se nos fue
Pencho Pascualo.
ANTÓN
Pos mira; ponerle un
papelico que no güerva.
(Dirigiéndose a los
mozos, a Andrés y a los
que salieron con él)
Con que… andando.
Acompañarme dista er
camino en medio.
ANDRÉS
¿Y la misa?
ANTÓN
Hoy se retrasa pa que la
oiga er médico de
Maciasco
que ha de pasarle una
visura ar capellán que
está malico.
Vamos andando.
ANDRÉS
Vamos.
(Van a marcharse por la
derecha, cuando sale
Pepuso por el sendero
del fondo derecha)
Escena Tercera
PEPUSO
(Viste traje
característico de la
huerta: zaragüelles,
faja
encarnada, chaleco
claro, pañuelo de seda
anudado a la
cabeza, sombrero calañés
de ala ancha y manta al
hombro)
¡Mardita sea la simiente
que da la pillería!
ANTÓN
¿Ya vienes tú rabiando?
PEPUSO
(Hablado)
Así paso la vida.
ANTÓN
¿Pues…?
¿Y esos zaragüelles,
cuándo te los quitas?
PEPUSO
(Anchamente)
Con zaragüelles yo vine
ar mundo;
con zaragüelles me han
de enterrar...
(Con afectación)
que entavía hay pa rato.
Ostés podéis poneros
cotilla y composturas.
Panocho soy, no aguanto
ni cinchas ni costuras.
La manta hasta el
Corpus,
aunque el sol me fría,
que manda esta pompa
la tierra que nos cría.
¡Y puro de Algezares
de contrabando!
Y ya lo dije todo.
Y, ahí va un huertano.
ANTÓN
Puedes seguir con tu
tema.
PEPUSO
Sigo agarrao.
ANTÓN
(Se despide sonriendo
con malicia)
Adiós.
(Pepuso hace un
movimiento de cabeza
como
despreciándoles y se
marcha con Andrés y los
mozos)
Escena Cuarta
(Pepuso, Roque y los
mozos que acompañan a
éste)
ROQUE
¿Pos qué es eso, tío
Pepuso? ¿Hay algo?
PEPUSO
(Con indignación)
Lo que hay, que aquí no
se puede ya vivir
y que aquí se consume un
hombre de tanto gruñir.
ROQUE
¡Qué razón que tiene
usté!
PEPUSO
Pero vosotros no me
seguís.
Ya sabéis ande estuve:
allá en la Cresta del
Gallo
fui corneta de Antonete,
y si dictara yo un
bando…
esta noche ardía
toda la Huerta sin
piedad
y mañana amanecía
toda la Huerta arrasá.
ROQUE Y MOZOS
No puede hacerse eso.
PEPUSO
Calláis royendo el
güeso.
Se fue Pencho, el alma
brava,
que era el único que os
daba
a toos valor.
ROQUE Y MOZOS
¡Qué valiente que era!
PEPUSO
¡Paecéis borregos sin
pastor!
¡Ah, si os viera él!
Mas Pencho vendrá,
le he escrito un papel
que le encenderá:
“a tu paere le tienen
saqueado
y tu hermano se fue
desterrado.
Y, por si no es
bastante,
te quitan la novia, tu
nena, tu amante”.
Con que si no le trae
por acá la noticia.
Veréis cómo le traigo
de su venganza en pos.
¡Y habrá aquí el
estropicio
que estoy pidiendo a
Dios!
(Aparece Don Fulgencio,
que se para a escuchar)
Escena Quinta
(Entra Don Fulgencio,
por el segundo término
izquierda)
DON FULGENCIO
(Con aire bonachón)
¡Jesús, la que nos
aguarda!
¿A qué hora ha de
empezar el cataclismo?
¡Que pueda yo escapar!
PEPUSO
Tiene usté tiempo.
(Sube hacia el foro)
DON FULGENCIO
Hoy os retardé la misa,
está enfermo el
capellán.
ROQUE
Otro enfermo hay en la
huerta,
que usté lo habrá de
curar.
DON FULGENCIO
¿Quién es él?
ROQUE
Javier.
DON FULGENCIO
Ya está curado.
ROQUE
Lo dicen, mas no es
verdad.
Javier sigue muy
maliquio.
DON FULGENCIO
Su novia pidiendo va
limosna
para la misa de salud.
PEPUSO
¡Buena es ella!
ROQUE
(Recitado)
¡Y Pencho allá en Orán!
DON FULGENCIO
Vedla con la zagalica
que se acerca por allá.
PEPUSO
(En actitud de irse)
Me voy.
DON FULGENCIO
¿Te duele el chaviquio?
PEPUSO
(Quedándose)
Me duele la falsedá.
Escena Sexta
(Llegan María del Carmen
y Fuensanta)
MARÍA DEL CARMEN
(Avanzando y presentando
el pañuelo)
Una limosna para una
misa de salud...
FUENSANTA
(A los del grupo)
Darle un chaviquio.
DON FULGENCIO
Yo ya di.
PEPUSO
¡Quítate allá! ¡Si fuera
pa’ el réquiem...!
(Mª del Carmen
avergonzada, se dirige a
los demás.
Fuensanta demuestra su
inclinación contra
Pepuso)
MARÍA DEL CARMEN
Una limosna para una
misa de salud.
ROQUE
(Echando una moneda en
el pañuelo)
Yo sí que doy mi
chaviquio.
MARÍA DEL CARMEN
Dios te lo premie.
(A un mozo que da
limosna)
Y a ti, también.
DON FULGENCIO
Ya irá creciendo ese
dinero.
MARÍA DEL CARMEN
¡Ah, qué espacio, señor
doctor!
DON FULGENCIO
¿Cómo es eso?
MARÍA DEL CARMEN
En la ciudad no da nadie
y aquí, en la Huerta,
toos necesitan su
centimiquio.
¡Santo Dios! ¡Ah!
¡Cuánto penar!
¡Santo Dios!, por ti,
Pencho mío, por tu
salvación,
yo todo lo sufro con
resignación.
FULGENCIO Y ROQUE
¡Pobre Mª del Carmen!
¡Pena me da!
¡Pobre zagala, cómo
sufre,
cuánta pena, pobretica!
¡Todo, todo por aquél!
¡Ah!
MARÍA DEL CARMEN
¡Pencho del alma mía,
la vida daré por ti!
ROQUE, MARÍA DEL CARMEN
FULGENCIO, FUENSANTA
¡Pobre
zagalica!
(María del Carmen se
sienta a la derecha,
mientras
Fuensanta anima a todos
con su alegría)
FUENSANTA
(A don Fulgencio)
Mire usté: ése es el
querer verdadero.
DON FULGENCIO
¿Tú qué sabes?
PEPUSO
Nacen enseñás.
ROQUE
Ya tiene su sentío la
zagalica.
FUENSANTA
¡Anda, y mi novio!
(Con mucho garbo)
¡Tan arrapiezo,
tan pequeñica,
ya tiene novio
la zagalica!
Cuando me robe,
con él me voy…
FULGENCIO, ROQUE, PEPUSO
¡Vaya con la zagala,
ésta sí que no llora,
vaya con la zagalica!...
FUENSANTA
Como le quiero y es
alegrico,
siempre se ríe mi
Jusepico.
Cuando me robe,
con él me voy...
FULGENCIO, ROQUE, PEPUSO
¡Vaya con la zagala,
ésta sí que no llora,
vaya con la zagalica!
FUENSANTA
También tenemos nosotros
nuestras penas,
¡vaya que tenemos penas!
y Jusepico al fin,
tendrá que robarme
porque estas cosas
me hacen sufrir.
Tan arrapiezo,
tan pequeñica,
han de ver pronto a la
zagalica
llena de gozo de tanto
amor.
FULGENCIO, ROQUE, PEPUSO
¡Vaya con la zagala,
ésta sí que no llora,
vaya con la zagalica!...
FUENSANTA, FULGENCIO
ROQUE, PEPUSO
Cuando me/le robe,
Con él me voy/se va.
FUENSANTA
Ea, señores, yo me voy.
(A María del Carmen)
Tú, aquí te quedas
para gorver al
pordioseo.
(Quítase la mantilla
descubriendo las flores
que lleva
prendidas, igual que
María del Carmen. Dobla
la mantilla
y la deja sobre el
asiento)
Luego güervo; voy a
cuidar mis gusanicos,
que no se pierda la
seda. Adiós.
(Besando a María, se va
por la izquierda)
Escena Séptima
(Los anteriores menos
Fuensanta)
DON FULGENCIO
(Muy lentamente,
dirigiéndose a
la casa junto a la
ermita)
Voy a ver a mi enfermo,
el capellán.
PEPUSO
Venid, nuestros amigos
allá están.
(Roque y sus mozos se
van por el segundo
término izquierda.
Pepuso inicia el mutis
con
ellos, pero se detiene
al llamarle)
MARÍA DEL CARMEN
(A Pepuso, deteniéndole)
No se vaya, tío Pepuso.
PEPUSO
(Tranquilo)
¿Qué quieres?
MARÍA DEL CARMEN
(Anhelosa)
¿Qué hay de Pencho?
PEPUSO
(Brusco)
¿Pa qué quieres tú saber
de ese infeliz?
MARÍA DEL CARMEN
¡Válgame Dios! ¿Yo qué
he hecho?
PEPUSO
Renegaste del hombre que
más te quería.
MARÍA DEL CARMEN
¡Jesús!
PEPUSO
Y eres de otro.
MARÍA DEL CARMEN
¿Quién le dijo tales
cosas?
¿Quién ha sido?
PEPUSO
Pues ¿qué más decirlas
que estarlas viendo?
¿Qué respeto guardas ya
a aquel pobre enamorao
que en tierra africana
está?
Pero aguarda, que le he
escrito que se venga.
MARÍA DEL CARMEN
¡Oh, Dios mío, Pepuso!
PEPUSO
Le digo que tu amor le
das a un rival.
MARÍA DEL CARMEN
Mi amor. Mi amor es
siempre suyo
y de aquí nadie lo
arranca.
Mi pecho aguarda fiel el
nombre de mi amado.
Porque Pencho pudiese
aquí volver,
he velado junto al lecho
de Javier,
por extinguir rencores
en bien
del que es amor de mis
amores.
(Llora conmovida)
PEPUSO
(Algo turbado)
¡Ya estás llorando!
Denme hombres, denme
hombres,
denme tigres con quien
reñir,
que en llorando las
mujeres
no hay quien pueda
resistir.
MARÍA DEL CARMEN
(Suplicando)
¡Pepuso, amigo! No venga
Pencho.
¿Va usté a escribirle?
¿Consiente ya?
PEPUSO
Jura que al otro no das
tu mano.
MARÍA DEL CARMEN
Por estas cruces.
PEPUSO
(Recitado)
María del Carmen acabas
de jurar
que a Javier no das tu
mano.
Si veo que te dan trato
inhumano,
a Pencho te llevo, y es
seguro,
por mi fe de huertano,
yo lo juro.
(Sale Pepuso por el
segundo término
izquierda, haciendo
en su mutis la mímica
adecuada a la situación.
Mª del Carmen
le sigue con la vista
hasta que desaparece.
Entonces vuelve
Mª del Carmen a sentarse
en el poyo junto a la
puerta de la ermita,
donde queda pensativa. A
poco empiezan a llegar
huertanos y
huertanas que
contemplan, al pasar,
compadecidos y alguno de
ellos
deja una limosna en su
pañuelo, entrando luego
en la ermita. Mezclados
con los últimos que
llegan, salen Javier,
Domingo y Andrés; este
último
sigue hacia la ermita
mientras Javier y
Domingo se acercan
lentamente
a María del Carmen)
Escena Octava
(Domingo y Javier, María
del Carmen, coro)
DOMINGO
Mírala, aquí la tenemos.
MARÍA DEL CARMEN
(Dirigiéndose a ellos)
Muy buenos días Javier.
JAVIER
Cuánto me tardaba el
verte.
DOMINGO
Siéntate y descansa
aquí.
JAVIER
No estoy cansao,
mucha sed tengo, eso sí,
y usted sin dejar que
beba,
gozándose en mi sufrir.
DOMINGO
Te cansas.
(Entre Domingo y María
del Carmen le obligan a
sentarse)
JAVIER
¿Ya está usté contento?
Sí, señor, y me rendí.
DOMINGO
Por favor, no te
disgustes,
que ya vas curando al
fin...
JAVIER
Mentira. Yo no estoy
güeno,
(a María del Carmen),
déjate ya de pedir.
MARÍA DEL CARMEN
¿Qué ties?
JAVIER
Otra vez la fiebre.
DOMINGO
Yo la borraré.
MARÍA DEL CARMEN
Eso, sí.
DOMINGO
Vendrá un sabio doctor.
JAVIER
Don Fulgencio.
MARÍA DEL CARMEN
Entró, no ha mucho, a
ver al cura.
DOMINGO
Pues a buscarle voy.
(a María del Carmen),
Aguarda a que yo salga.
(Sale por donde lo hizo
don Fulgencio)
Escena Novena
(María del Carmen y
Javier)
JAVIER
Tú sabes mi mal cruel.
MARÍA DEL CARMEN
¡Oh, calma tu frenesí!
JAVIER
¿Aún quieres a Pencho,
di?
MARÍA DEL CARMEN
Pienso en él.
JAVIER
¡Ah! Tú eres la hermosa
flor
que aromatiza mi triste
vida,
sin ti, mi existencia
se desliza dolorida.
Acoje con tu amor
al enfermico que por ti
muere,
dale tu fiel querer
al pobretico que así te
quiere.
Si fueras mía,
allá en nuestra
vivienda,
nido de amor que Dios
bendeciría.
Gozo sólo al pensarlo,
mi dulce prenda;
yo, en tu cabeza,
claveles prendería,
dando así al olvido mi
amargura,
encantado y feliz con tu
hermosura.
Si fueras mía, zagalica
del alma,
aquí en la Huerta,
después de la Fuensanta,
lo más sagrao sería
tu imagen de candor.
Amor te pido,
de rodillas pido amor.
MARÍA DEL CARMEN
Por Dios, Javier.
Desvanece esas ideas.
JAVIER
(Se mesa los cabellos)
Compasión no quies
tener, no quies tener,
María el Carmen, María
el Carmen.
(Al oír el canto
religioso se calma un
poco)
CORO
(Dentro de la ermita)
¡Madre purísima del
amor!
JAVIER
(Desolado)
Debiste dejarme morir,
¿Por qué te hallé ante
mis ojos?,
¿por qué viniste a
cuidarme, por qué?
MARÍA DEL CARMEN
Para implorar el perdón
del que triste huyó y
que añora el corazón.
JAVIER
¡No, jamás, no le
perdono!
Le mataré por artero.
MARÍA DEL CARMEN
(Suplicante)
Perdona a Pencho.
JAVIER
No le perdono; le
buscaré.
MARÍA DEL CARMEN
Cruel encono.
JAVIER
Pues dame tu amor.
MARÍA DEL CARMEN
No puedo, es suyo.
JAVIER
(Rabioso)
Pues yo no cedo.
Escena Décima
(Aparece Domingo, que
sale de la casa junto a
la ermita)
DOMINGO
(Desde el fondo tiende
una mirada a la escena,
comprende lo que acaba
de pasar entre los dos
jóvenes; hace un
movimiento de resolución
y se adelanta)
Ya ha empezado la misa,
vamos, vamos hijo.
JAVIER
(Se va acercando a María
del Carmen)
No me guardes rencor.
MARÍA DEL CARMEN
Nunca en la vida.
(Domingo acompaña a
Javier hacia la puerta
de la ermita
y luego vuelve al lado
de María del Carmen)
Escena Undécima
(María del Carmen y
Domingo)
DOMINGO
He hablado con el
médico.
MARÍA DEL CARMEN
¿Y qué dice?
DOMINGO
(Con misterio)
Que esta pasión tan
grande,
que por ti siente mi
hijo,
le está quitando la
vida.
MARÍA DEL CARMEN
Esa porfía, Domingo,
dejémosla.
DOMINGO
Tú sabes que estoy al
cabo de todo
y puedo perder a ese
mozo.
MARÍA DEL CARMEN
¡Usted!
DOMINGO
La cuestión es clara. El
cuchillo
con que cometió el
delito,
yo le guardo. Con que tú
verás.
Si mi hijo no se casa
contigo, se muere.
Escojo entre la vida de
Javier
y la perdición de
Pencho.
Te has de casar con mi
hijo.
MARÍA DEL CARMEN
¡Eso nunca!
De Pencho en vida,
de Pencho en muerte.
Y a la madre de Dios me
confío.
DOMINGO
Pues entonces,
pobreticos de toos.
Escena Duodécima
(Llega Fuensanta)
FUENSANTA
(Sale apresurada y
jadeante)
María el Carmen, oye,
¿no sabes?
Vengo de aquel lao, y
allí está,
¿no sabes quién?
Tu novio, Pencho
Pascualo.
MARÍA DEL CARMEN
(Aterrorizada)
¡Pencho!
DOMINGO
(Contento)
¿Has visto tú a Pencho?
FUENSANTA
¡Vaya!
MARÍA DEL CARMEN
(Temiendo)
¡No es posible, Virgen
Santa!
DOMINGO
¿De modo, que ese mozo
está aquí?
MARÍA DEL CARMEN
¡Por Dios, que no se le
prenda!
Lo pido aquí, de
rodillas.
¡Que no se le prenda!
Escena Decimotercera
(Fuensanta se marcha)
DOMINGO
(Con seriedad a María
del Carmen, declamado)
¡Resuelve si libre
quieres que sea!
¡Resuelve!
María del Carmen
(Resiste, pero el
apremio de Domingo le
hace decidirse)
¡Que ande libre por la
Huerta!
DOMINGO
¿Así lo decides?
MARÍA DEL CARMEN
¡Así!
DOMINGO
¿Te casas con Javier?
MARÍA DEL CARMEN
(Sumisa)
Como usté lo manda.
DOMINGO
¿Palabra?
MARÍA DEL CARMEN
¡Palabra!
Escena Decimocuarta
(Aparece la procesión)
CORO
¡Virgen Santísima de la
Fuensanta!
Madre amantísima,
Virgen de la Fuensanta.
¡Alabada sea tu pureza!
¡Alabada sea tu pureza!
¡Alabada sea!
¡Oh, celestial Señora!
vos sois puerto seguro,
la Huerta os aguarda,
y os pide siempre
vuestra gracia y
protección.
Virgen santa de
protección,
santa Virgen del amor.
Santa Madre, la Huerta
os adora.
Virgen santísima del
amor.
Escena Decimoquinta
(Aparecen Pencho, Roque
y varios mozos)
(Sale Pencho hecho un
león y seguido de sus
amigos
que vienen también en
actitud levantisca. Se
plantan
en el centro de la
escena y desafían con el
gesto a todos.
Momento de confusión por
parte de todos y de
horror
por parte de María del
Carmen y Fuensanta)
ACTO SEGUNDO
(Exterior de una
vivienda en la Huerta.
Los términos
primero y segundo de la
derecha están ocupados
por la fachada,
enlucida, con puerta
algo espaciosa
y una ventana sobre la
puerta, con cuelgas de
dátiles.
Desde la puerta, y a
todo lo ancho de la
fachada,
avanza un emparrado que
ocupa una tercera parte
de la
escena. A la izquierda,
camino que corre por el
pie de la
parra, y se divide en
sendas por los diversos
términos del
mismo lado y por el
fondo. A la izquierda,
tercer término, un
cercado por el que
asoman rosas,
clavellinas y otras
plantas. Unido a la
fachada un poyo corrido,
de mampostería,
y esparcidas debajo de
la parra algunas sillas
de morera
con asiento de soga,
todas muy bajas; en
medio una mesita de
pino en blanco. De una
de las estacas de la
parra cuelga un
gancho de palo y de éste
un botijón. Al fondo, y
colocados en
varios sentidos más allá
del emparrado unos
cuantos zarzos que
figuran contener gusanos
de seda, sostenidos cada
uno de ellos
en alto, entre dos
sillas, y cubiertos con
paños rojos y de otros
colores vivos, en forma
de tartana por medio de
arcos de caña
que los levantan. Por
todas partes
plantaciones y arbolado
propios de la Huerta
murciana)
Escena Primera
(Fuensanta, Domingo y
Antón)
FUENSANTA
(Mientras cuida los
gusanos de seda)
Nenicas huertanas, que
tanto amáis
a los zagales,
sabed que uno ha movido
todos mis males,
¡ay!, con su ingrato
olvido.
DOMINGO
(Jugando a las cartas
con Antón)
Un cinco…
ANTÓN
Un caballo…
DOMINGO
Este as…
ANTÓN
Este triunfo…
DOMINGO
Acabemos ya.
FUENSANTA
(Ingenuamente)
¡Miren que dejar ahora
María el Carmen
a su novio de antes!
ANTÓN
(Sin hacer caso a
Fuensanta)
Po señor, atento de ese
mozo que vino de Orán,
yo creo que hay que
prenderle…
DOMINGO
Ese hombre permanece
libre y salvo.
ANTÓN
Tú lo mandas.
DOMINGO
¡Y cuidao!
ANTÓN
Tranquilo queda,
tranquilo quedará.
FUENSANTA
(Como para marcharse)
Yo, con su permiso…
DOMINGO
Oye, ven acá, cuéntanos
tus amores.
FUENSANTA
El que amo con mi alma
se llama Jusepico,
me dice cosas dulces
con gestos de
angeliquio,
y yo le doy en cambio,
¡ay, el corazón que es
mío!
Zagal, ven pronto
y roba a tu amorcico.
ANTÓN
Dime cuándo te roba
Jusepico.
FUENSANTA
Eso allá ha de verse.
ANTÓN
Toas tienen prisa;
costumbre muy fea.
FUENSANTA
Cuando él quiera
robarme,
ahí está su nenica,
que le guarda un tesoro
de mimos y caricias,
(Suspirando)
de amores de la gloria,
¡ay, de risas y
alegrías.
Amor, ven pronto
y roba tu zagalica.
¡Ven mi zagal!
Escena Segunda
(Llegan Concepción,
Domingo,
Migalo y María del
Carmen)
CONCEPCIÓN
Ya estamos aquí
nosotros.
DOMINGO
¿Y María el Carmen?
MARÍA DEL CARMEN
(Entrando)
Muy güenas tardes.
DOMINGO
(Bajo a María)
Adiós nenica, ¿tienes
valor?
MARÍA DEL CARMEN
(Bajo a Domingo)
Ya ve usté que aquí me
encuentra.
DOMINGO
(Como buscando a Javier)
Pos no doy con el chico.
ANTÓN
(Preparando el mutis)
Yo te lo mando pacá.
Voy a echar un ojo
alrededor del patio, que
es tarde de fiesta.
DOMINGO
(A Antón, muy quedo)
Vigila a Pencho.
ANTÓN
Vigilaré.
Escena Tercera
(Antón se marcha)
DOMINGO
Sentarse.
CONCEPCIÓN
Por si le paece a usté
que echemos un
parrafico…
MIGALO
Sobre la boda…
DOMINGO
Vamos a echarlo.
Ostés queréis acomodar
los intereses.
CONCEPCIÓN
(A María del Carmen)
Hija, ¿por qué no vas
adentro con Fuensantica?
DOMINGO
Mejor será que paseemos
nosotros el asunto.
(Se marchan hacia el
fondo del escenario)
MIGALO
Eso está bien.
DOMINGO
Yo tengo que llegarme a
Murcia
pa sierta fineza pa la
novia.
MIGALO
La sortija.
CONCEPCIÓN
Y algo más.
MARÍA DEL CARMEN
¡Vayan con Dios!
(Salen)
Escena Cuarta
(María del Carmen y
Fuensanta)
FUENSANTA
Yo también
güervoenseguía.
MARÍA DEL CARMEN
¿Dónde vas?
FUENSANTA
A hablar con Jusepico.
MARÍA DEL CARMEN
No seas loca.
FUENSANTA
Yo también quiero
casarme.
¿No estás tú muy
contenta?
MARÍA DEL CARMEN
(Con profunda tristeza)
¡Muy contenta!
FUENSANTA
Adiós
(Sale Fuensanta ligera)
Escena Quinta
(María del Carmen)
MARÍA DEL CARMEN
¡Muy contenta!
Y aquí me traen,
como aquel que
llevan al suplicio.
¡Muy contenta!
Siento en el corazón
el miedo y la angustia
Llora María del Carmen.
llora,
aquí, ni te oyen,
ni te ven tus
carceleros,
aquí, escondida,
aprovecha
este instante.
Recordando a tu Pencho,
aquel ser querido,
aquel rey poderoso de tu
voluntad.
¿Cómo olvidarás al zagal
amante de tus pupilas?
Escena Sexta
(María del Carmen y
Pencho)
PENCHO
(Entra Pencho. Desde el
umbral)
¡María del Carmen!
MARÍA DEL CARMEN
(Corriendo hacia él)
¡Pencho!
(Transición)
Güenas tardes, Pencho.
¿Con que tú por aquí?
PENCHO
Ya ves, en tu busca
vengo.
MARÍA DEL CARMEN
¿Y qué quieres?
PENCHO
Pos que hablemos un
ratico
de lo que por ahí se
suena.
MARÍA DEL CARMEN
No puede ser Pencho;
no puedo hablar contigo.
PENCHO
Pos has de hacer un
poder,
porque tengo el
entendimiento turbao.
MARÍA DEL CARMEN
(Para sí)
¡Virgen de la Fuensanta,
no me desampares!
PENCHO
Me han dicho que
te has rendido al otro.
Tengo arrebatá la sangre
y
en el corazón un puñal
que me lo va
atravesando.
MARÍA DEL CARMEN
Yo te quiero como
siempre.
¿Lo estás oyendo ahora?
¿Qué he de hacer,
afligía de mí,
desdichada, sino
decírtelo?
PENCHO
Ya que me quieres aún,
¿por qué me tienes así?
MARÍA DEL CARMEN
Mi amado eres tú,
de tu pensamiento vivo.
Quiero morir por ti,
ya te lo tengo jurado.
Vete ahora Pencho,
que estás comprometido.
PENCHO
Ya ni oírme quieres.
¿Cómo me aborreces
tanto?
¿Es cierto que te casas
con Javier?
MARÍA DEL CARMEN
Con él me caso.
PENCHO
Pues entonces,
¿qué me importa a mí la
vida?
Yo entavía digo queeso
no pue ser verdad.
MARÍA DEL CARMEN
Por desgracia es bien
cierto.
No hay remedio. Esta
boda ha de ser:
he dado ya mi palabra al
tío Maticas.
Me tienen aquí
encarcelá,
y con el miedo en el
corazón.
Vete mi Pencho,
porque el pacto está
hecho
y lo he de cumplir.
PENCHO
¿Qué misterio es ese?
MARÍA DEL CARMEN
El hierro con que
heriste a Javier,
lo tiene su paere en el
arca.
PENCHO
Rompe ese pacto.
MARÍA DEL CARMEN
Con él quedas a salvo.
PENCHO
Rómpelo, yo no lo
acepto.
MARÍA DEL CARMEN
Si ya estoy
comprometida.
PENCHO
Yo ya sabré defenderme.
MARÍA DEL CARMEN
Huye, por Dios.
PENCHO
¡Gloria mía!
¿Es que ya no me
quieres?
MARÍA DEL CARMEN
¡Ah! Mi amado eres tú,
mi dulce amor.
PENCHO
¡Mi María el Carmen!
MARÍA DEL CARMEN
¡Pencho de mi alma!
LOS DOS
¡Siempre tuyo/a hasta
morir!
Escena Séptima
(Entra Javier)
JAVIER
(Apareciendo)
¿Y qué quiere este
hombre a quien
maldigo desde el fondo
de mi alma?
¿A qué viniste tú aquí?
PENCHO
A quitarte esta mujer,
a esto he venío.
JAVIER
A esta mujer, la dejas
tú quieta.
Y ni hablarla, ni
mirarla.
PENCHO
Tarde lo dispones.
JAVIER
Es mía esta mujer.
PENCHO
Miente tu boca.
JAVIER
(Va desencajándose por
momentos)
¿Me dices a mí que
miento?
María del Carmen
(Conteniéndose)
¡Javier!
JAVIER
(A María del Carmen)
Dile si eres mía o no.
PENCHO
Déjala bien libre y
verás
dónde vuela el
pajarillo.
(A María del Carmen)
Cállate María el Carmen;
no despegues los labios.
(A Javier)
Me la habéis aterrao.
¡Pobre nenica!
JAVIER
¿No te han dao la razón
de lo que pasa?,
¿que irá conmigo al
altar?
PENCHO
Puedes tener su promesa,
mas yo tengo su amor.
Aunque fueseis a la
iglesia,
¿qué llevarías allá?
Porque la tienes sujeta,
la crees tuya, pero yo
lo impediré.
Su amado soy yo
aunque al oírlo te
condenes.
Yo soy el que la enseñé
amores
y el que en su alma
encendió la luz.
JAVIER
¡Calla, porque te
arranco la lengua!
PENCHO
Estás enfermo.
MARÍA DEL CARMEN
(Observándole también)
¿Qué tienes?
JAVIER
Nada, el coraje me
ciega.
MARÍA DEL CARMEN
Déjale, Pencho, vete ya.
JAVIER
No, no te vayas. Te he
de matar.
Tu sentencia la
escribiste
aquí en mi carne y
esta mano irá más cierta
que la tuya que me dejó
vivo.
(Siguiendo a Pencho)
PENCHO
¡Pruébalo!
JAVIER
Muy pronto.
PENCHO
¡Ojalá pudieras!
JAVIER
¿Quieres ahora mismo?
PENCHO
Sí.
MARÍA DEL CARMEN
Jesús, cesad, por
compasión.
Escena Octava
(Pepuso entra
rápidamente en escena)
MARÍA DEL CARMEN
(Dirigiéndose apresurada
a Pepuso)
¡Ah!, tío Pepuso,
lléveselo usted.
PEPUSO
(Indignado)
Échate allá, que eres
la primera mujer
que me ha engañao.
JAVIER
(Extenuado, a María del
Carmen)
Dame agua.
PEPUSO
(A Pencho)
¿Sabes ande estás,
desatinao?
PENCHO
Nada temo.
PEPUSO
Vamos a ver a tu paere.
PENCHO
¡Pobre agüelo! Vamos.
(A María del Carmen)
¿No dejas tu intención?
MARÍA DEL CARMEN
Yo he de salvarte.
PENCHO
Pues tú verás lo que yo
hago.
(Salen Pencho y Pepuso)
Escena Novena
(María del Carmen y
Javier)
MARÍA DEL CARMEN
Ya se fue. Alégrate
corazón mío.
JAVIER
Tú conmigo.
MARÍA DEL CARMEN
Yo contigo, sí, pero
pidiéndote reposo.
JAVIER
Lo que tú quieras.
(Van saliendo lentamente
hasta volverse
para observar a los que
llegan)
Escena Décima
(Domingo, María del
Carmen, Concepción,
Fuensanta,
Javier, Antonio, Migalo,
Coro general, Banda de
guitarras
y bandurrias, parejas de
baile que van llegando)
CORO
¡Viva María el Carmen y
su enamorao, Javier!
¡La alegría reina por
doquier!
DOMINGO
Ahí tienes, hijo mío,
esta rica sortija.
Pónsela a Mª el Carmen,
tu prometía.
CORO
¡Cómo luce el brillante,
que le regala Javier
amante!
DOMINGO
Ahora, arreglaos para
bailar.
Sin baile no hay fiesta.
Podéis empezar.
(Malagueñas murcianas)
COPLA
El que quiera hoy en la
Huerta
encontrar jolgorio y
dicha,
que se llegue al
emparrao
de Domingo, el tío
Maticas,
que allá celebran los
dichos
de Javier y de María.
Que Javier y María el
Carmen
serían hoy mismo novios,
me lo ha dicho un
pajarillo
con su piquito de oro,
y hasta el sol quiere
decirlo
con sus rayos
deliciosos.
(Bolero)
CORO
Cuando la guitarra suena
al oír su dulce son,
se destierra toda pena
que oprima el corazón.
Huertanos bailad
mientras brilla el sol
en este joyel
del suelo español, etc.
(Aparece Pencho)
Escena Undécima
(Pencho, Domingo, María
del Carmen y Javier)
CORO
¡Pencho! ¡Pencho!
PENCHO
Vengo a delatarme
para salvar a esta
mujer.
Yo impediré, María el
Carmen,
que seas de Javier.
DOMINGO
(A Pencho)
¿A qué vienes a mi casa?
PENCHO
A delatarme... Yo...
fui quien hirió a ese
hombre.
MARÍA DEL CARMEN
(A Javier y Domingo)
¡Negadlo!
JAVIER
Miente Pascualo.
DOMINGO
No fue él.
PENCHO
¿Quién te hirió
entonces?
(Hablado)
Dilo,
¿quién te hirió?
JAVIER
Tú no fuiste, lo
declaro.
PENCHO
¿Con juramento?
JAVIER
Sí, lo juro.
PENCHO
Hay falsedad.
Puedo daros la prueba,
el arma os puedo
mostrar.
DOMINGO
(Hablado)
No es verdad.
PENCHO
(por Domingo);
Que se detenga ese
hombre
que nadie salga de aquí,
dista que yo bien me
explique
desde el principio hasta
el fin.
Por cuestiones de agua
de las que siempre hay
aquí,
contra Javier fui una
noche
para matarle o morir.
Fue vencido: ¡Dios lo
quiso!…
Y en cuanto le tendí,
marché olvidando mi faca
al lado del infeliz.
Mi faca es bien conocida
porque en ella hice
grabar
una canción que le oí a
un marino
de las naves de
Cartagena.
Para mirarla, mis ojos;
para quererla, mi alma;
para dormirla, mis
brazos;
para guardarla, mi faca.
¡Qué bien dicho!
¡para guardarla, mi
faca!…
CORO
¡Qué bien dicho!
¡Qué bien dicho!
PENCHO
Domingo guarda en su
arca,
el arma que usé al
herir.
ANTÓN
Dame la llave Maticas,
la he de prender pese a
mí.
TODOS
Ya no hay salvación
¿quién lo salvará?
Con su delación
en una prisión
Pencho morirá.
(Antón entra en la casa
de Domingo
y vuelve a poco,
mostrando en su
mano la faca de Pencho)
ANTÓN
(Que vuelve)
Ahí está la faca,
de Pencho es el arma.
PENCHO
(Gozoso)
María el Carmen,
se acabó el sufrir.
Vuelves a ser libre,
¡decide ya!
MARÍA DEL CARMEN
(Decidida)
¡Ah! ¡Yo contigo,
Pencho mío, hasta morir!
JAVIER
(A Pencho)
¡Infame!
DOMINGO
(A Antón)
Tú, vete armando,
vuelve aquí;
yo le guardo.
(A los invitados)
Acabóse ya la fiesta,
la alegría tuvo fin,
retiraos, caballeros.
MIGALO
(A Domingo)
¿Y la chica?
DOMINGO
(A Migalo)
Se queda aquí.
CORO
Vámonos, la fiesta ya
acabó.
(Van desfilando todos,
Pepuso reuniendo a
los suyos desahoga su
indignación
y luego marcha
apresuradamente con
ellos)
PEPUSO
Vamos a sarvar a Pencho,
aunque le lleven diez
mil.
Esta noche arde la
huerta:
Dios me escuchó, soy
feliz.
Escena Duodécima
(Domingo, María del
Carmen, Pencho y Javier)
DOMINGO
¡Dile que huya!
MARÍA DEL CARMEN
¡Ponte en salvo!
PENCHO
¡No debo huir!
MARÍA DEL CARMEN
¡Te lo suplico!
PENCHO
Yo no quiero deber
gratitud a esa gente.
DOMINGO
Volverán por ti
enseguida.
PENCHO
¡Aquí yo espero!
JAVIER
¡Eres un vil… y un
cobarde!
¡Eso es un ardid que
inventas
por no batirte conmigo!
PENCHO
¿Has dicho cobarde?
¡Escóndeme en tu casa,
y esta noche nos
batimos!
JAVIER
¡Sígueme pues,
que esta noche te mato!
(Entran en la casa)
ACTO TERCERO
(Aposento de entrada en
la vivienda de Domingo;
pieza poco espaciosa, de
paredes blanqueadas. Al
fondo, a la izquierda,
tres grandes tinajas
sostenidas
por un tinglado de
madera y pintadas de
encarnado,
con paños de blanco
lienzo guarnecidos de
puntillas,
que cubren las bocas de
aquéllas, asomando por
debajo
de las tapaderas. Detrás
de las tinajas varios
lebrillos
de fondo azul, verde y
amarillo, colocados en
alto y
cubriendo los huecos que
aquellos dejan entre sí;
en el
suelo, apoyados en
ellas, otros lebrillos
iguales a los
indicados. Sobre las
tinajas, un listón
horizontal fijo en la
pared, y en él, colgadas
en hilera, seis u ocho
jarras
pintadas como los
lebrillos; y por encima,
corriendo
perpendicularmente, dos
vasares con platos y
tazas,
también de vistosos
colores, y vasos y
botellas en los que
se ven flores y ramitos
de albahaca y de pino. A
la
derecha, un gancho de
hierro labrado, del que
cuelga una
holgada toalla con
guarnición de randa y
debajo la jofaina
puesta en el zafero, que
también es de hierro
labrado. Al
mismo fondo, hacia la
derecha, una puerta alta
de dintel
arqueado adornado con
cortinas blancas y
guarnecidas de
encajes, replegada cada
una a un lado. Detrás de
esta
puerta se descubre una
pequeña pieza de paso, y
en su fondo,
de frente, el arca de
madera en blanco. Al
lado izquierdo,
primer término, ancha
puerta de dos hojas que
se abren para
adentro, macizas, con
fuertes goznes y
cerraduras. A la
derecha, en segundo
término, una puertecilla
que sale al huerto.
Algunas estampas de
santos pegadas a las
paredes. Sillas de
morera y soga, y una
mesita blanca a la
derecha junto a la
puerta. Sobre la mesa un
velón apagado)
Escena Primera
(Pencho solo, sentado
junto a la mesa, es de
noche,
la habitación está sin
luz y la puerta de la
izquierda
cerrada. A lo lejos se
oyen los ecos del
bolero)
PENCHO
¡Me ha llamado cobarde,
cuánto tarda en llegar,
por Jesucristo que el
mote,
caro le habrá de
costar!...
CORO
(Dentro)
Cuando la guitarra suena
al oír su dulce son,
se destierra toda pena
que oprima el corazón.
PENCHO
Por mí sacrificó su vida
entera,
su amor hacia Javier,
que yo temiera,
no fue sino ficción, que
me adoraba;
su propio corazón
sacrificaba
la que me dio su amor,
enamorada. 8
¡Mi vida, mi vida amada,
mi nenica, mi huertana!
Sin ella el sol no
brilla,
ni canta el ruiseñor,
ni despide su aroma en
el campo la flor…
Escena Segunda
(Pencho, María del
Carmen y Fuensantica.
Por la puertecilla de la
derecha)
MARÍA DEL CARMEN
(Con pasión)
Pencho de mi alma,
prepárate a huir.
FUENSANTA
La yegua espera
si quieres partir.
(Fuensantica ha
encendido el velón)
PENCHO
(Viendo a María)
¿Quién es que me llama?
¿Qué dulce visión?
MARÍA DEL CARMEN
¡Soy yo, ven: huyamos
de tu perdición!
PENCHO
No puede ser
Sin ver a Javier.
MARÍA DEL CARMEN
Lo pide tu zagalica,
dulce bien de mi querer.
FUENSANTA
Iros, iros deprisa,
que no hay ya tiempo que
perder.
CORO
(Dentro)
Cuando la guitarra
suena,
al oír su dulce son,
se destierra toda pena
que oprima el corazón...
MARÍA DEL CARMEN
(Sobre el fondo del
coro)
Zagal de mi vida,
mi Pencho querido,
tu rival olvida,
deja tu enemigo,
(Anhelante y llorosa)
vamos ya, pronto,
Pencho mío.
PENCHO
No llores
María el Carmen,
por favor,
porque seguirte
me impide mi honor.
MARÍA DEL CARMEN
Vamos, venga, mi Pencho,
dulce bien de mi
corazón.
FUENSANTA
Vamos, vamos prontito,
sin dilación,
que viene ya
el tío Antón.
(Fuensanta se va por la
derecha)
Escena Tercera
(María del Carmen y
Pencho)
MARÍA DEL CARMEN
Si te prenden, sola,
¿qué hará tu zagala?
PENCHO
Si huyera, nenica,
cobarde sería,
MARÍA DEL CARMEN
Poco puede el amor
de tu fiel huertana,
te busco enamorao
y de valor me hablas.
¿Qué merito es este
que ofusca a los que
aman?
PENCHO
No dudes, María el
Carmen,
que estás en mi alma.
MARÍA DEL CARMEN
En tu lugar, Javier
conmigo escapará.
PENCHO
¡Oh! No me lo nombres.
MARÍA DEL CARMEN
(Suplicante, apoyada en
el pecho de Pencho)
¡Ven con tu zagala,
ven con tu huertana!
(Pencho va casi a ceder
cuando Javier aparece)
Escena Cuarta
(Llega Javier)
JAVIER
Vengo a lo que sabes.
PENCHO
Dispuesto me tienes.
JAVIER
¿María contigo?
PENCHO
Sí, conmigo siempre.
JAVIER
Yo vengo a matarte.
MARÍA DEL CARMEN
¡Tu ímpetu detiene!
PENCHO
Sal pronto.
JAVIER
Salgamos.
MARÍA DEL CARMEN
¡No salgáis, dementes!
Los dos estáis ciegos,
locos.
PENCHO
Impacientes.
MARÍA DEL CARMEN
(Desfalleciendo)
¡Ah, Pencho, qué
angustia!
JAVIER
(Como queriendo
aprovechar el desmayo
de María para que no les
vea salir)
Desmayada; vente.
(De pronto)
¡Ah! Mi padre viene
pa evitar la lucha.
PENCHO
Pos no la detiene.
JAVIER
Me oculto aquí dentro.
(Javier entra por la
puerta del fondo y
desaparece por la
izquierda. Pencho sigue
al lado de María del
Carmen)
PENCHO
Bien.
¡Oh, amor mío!
Escena Quinta
(Mª del Carmen,
Fuensanta, Pencho y
Domingo)
DOMINGO
(A Fuensanta)
¿Y mi Javier?
FUENSANTA
No sé de él nada.
(Por María del Carmen)
Está malica la
desdichada.
DOMINGO
¿Se puso enferma? ¿Se
desmayó?
FUENSANTA
Ya va gorviendo.
MARÍA DEL CARMEN
(Volviendo en sí)
¡Pencho!
DOMINGO
¿Y tú, aún aquí?
PENCHO
Esperando.
DOMINGO
Huye, si quieres,
volando,
no pienses más en reñir.
Hoy es día de contento.
Que el doctor, después
de ver
esta tarde a Javier,
me ha dicho que curaría.
Ya ves... ¿qué dices a
eso?
FUENSANTA
¡Qué contento estará,
tío Maticas!
Escena Sexta
(Entra Don Fulgencio)
DON FULGENCIO
Buenas noches.
DOMINGO
Güenas noches. Don
Fulgencio,
estoy inquieto.
DON FULGENCIO
Quiero hablarte...
esas muchachas...
DOMINGO
(A ellas)
Salid ahí fuera.
DON FULGENCIO
Es un secreto.
(Por Pencho)
Éste no importa.
(Domingo coloca una
silla hacia la derecha,
en la línea de la puerta
y se sienta D. Fulgencio
y luego Domingo, con
otra silla, se sienta a
su lado)
MARÍA DEL CARMEN
Ahí fuera voy
nada de luchas.
(María del Carmen y
Fuensanta se van
por la izquierda. Pencho
entra por la puerta
del fondo y se sienta en
el arca)
PENCHO
(Hablado)
Aquí me estoy.
DON FULGENCIO
(A Domingo)
Siento el hablarte por
quien yo soy.
(D. Fulgencio mira
alejarse a las chicas,
su semblante demuestra
que algo grave
le trajo a casa de
Domingo)
Escena Séptima
(Don Fulgencio y Domingo
en la escena.
Pencho en el foro, a
poco Javier)
DON FULGENCIO
Disponte a oírme con
entereza.
DOMINGO
¿Qué ocurre?
DON FULGENCIO
Ten serenidad,
vengo a hablarte de tu
hijo;
(Aparece en la pieza del
fondo Javier, que,
quedándose oculto en el
interior de la estancia,
se dispone a atender la
conversación de los dos
personajes)
esta tarde, Domingo, os
he engañado.
DOMINGO
¡Jesús!
(Javier avanza hasta el
centro de la pieza
interior
y escucha con doble
afán. Pencho se pone de
pie
detrás de Javier)
DON FULGENCIO
A ti voy a decirte toda
la verdad.
(Javier llega hasta la
puerta del fondo,
escuchando
con anhelo creciente y
con agitación que
procura dominar.
Pencho avanza también,
quedándose un poco atrás
de Javier
y oyendo con interés)
DOMINGO
Me lo figuro:
que Javier está muy
malo.
DON FULGENCIO
¡Peor!
DOMINGO
¿¡Peor!?
DON FULGENCIO
Ya está perdido.
(Javier, que escucha con
avidez, se siente
rudamente
impresionado, vacila y
extiende los brazos;
Pencho
acude y le sostiene.
Aquél se apoya en éste,
echándole
los brazos al cuello e
imponiéndole silencio
con el dedo
puesto en la boca,
manifestando su
intención firme de
oírlo todo)
DOMINGO
¡Triste verdad! ¡Válgame
Dios, doctor,
lo que usté me dice es
la más tristísima
verdad.
(Pencho, que sigue
sosteniendo a Javier,
obliga a éste a
que se retire,
empujándole hacia el
interior de la estancia,
que se supone comunica
con la del fondo. Javier
trata de
resistirse y quiere
seguir oyendo, pero al
fin entra vencido
por la fuerza y voluntad
de Pencho)
DON FULGENCIO
Tú no la debes ignorar:
la herida no se curó
y envenenó la sangre.
DOMINGO
¡Qué dolor! ¡Qué dolor!
¡Virgen Santa!
¡Qué dolor tan grande!
En er mismo instante de
mayor fe.
¡Qué desgracia más
atroz!
Cuando le creí ya
sarvao.
DON FULGENCIO
Por eso es menester
que sostengas tu valor.
DOMINGO
No me abandone.
DON FULGENCIO
No te abandono, lejos de
eso.
No hay que pensar en
matrimonio;
eso es imposible.
DOMINGO
¡Si la quiere tanto,
tanto…!
DON FULGENCIO
(Levantándose)
Y ese Pencho, que se
vaya.
DOMINGO
(Levantándose también)
¡Me ha partido usté el
corazón, Don Fulgencio!
DON FULGENCIO
Adiós, Maticas.
DOMINGO
Vaya con Dios.
(Sale el doctor, Domingo
le acompaña apretándole
las manos con confusión.
Retrocede y cae sentado
con la cabeza en las
manos)
Escena Octava
DOMINGO
(Dirigiéndose resuelto
al fondo donde aparece
Pencho)
Ponte en sarvo,
huye si quieres.
PENCHO
Con mi María ha de ser.
DOMINGO
Como puedas, pues tu
plazo
es lo que tarde en
gorver
con fuerza la justicia
que te vendrá aquí a
prender.
(Se va por la izquierda)
Escena Novena
(Javier y Pencho)
JAVIER
¡Oh, ven a matarme, ven!
PENCHO
Pero si estás indefenso.
JAVIER
No me trates con desdén.
PENCHO
Reñir contigo no pienso.
JAVIER
¿No riñes?
PENCHO
Reñir pensaba, mas
ya pasó mi altivez.
Cuando te herí la otra
vez,
reñía, no asesinaba.
JAVIER
¿Y si libre no te dejo?
PENCHO
Ya nada puede
importarme,
ni riño, ni he de
matarte.
JAVIER
Vete, Pencho.
PENCHO
No me alejo.
JAVIER
Será grande tu castigo.
PENCHO
Que lo sea. Todo menos
levantar mi brazo contra
un pecho indefenso.
JAVIER
(Mirándole con
expresión)
Tienes razón.
PENCHO
Sí, la tengo.
JAVIER
¡Tu pecho es noble!
PENCHO
¡Sí, lo es!
JAVIER
Vete pues.
Libre te dejo.
PENCHO
Sin María no me voy.
JAVIER
(Suplicando)
¡No te la lleves!
PENCHO
¡Pues no me voy!
(Se oye dentro el Coro
que figura ser
la justicia que lo viene
a prender)
Escena Décima
CORO
Vamos pues, vamos allá,
vamos a prender a Pencho
ya….
MARÍA DEL CARMEN
(Sale por la puerta de
la izquierda,
corriendo, llena de
tribulación)
¡Pencho querido, vienen
por ti!
JAVIER
Nadie podrá entrar aquí.
(Encaja la puerta y
cierra con llave)
María del Carmen
¡Oh, buen Javier,
gracias te doy!
CORO
(Un poco más cerca)
¡Vamos pues, vamos allá,
vamos a prender a Pencho
ya!…
MARÍA DEL CARMEN
Vamos, Pencho querido,
que ya no hay tiempo que
perder.
(Murmullos cerca)
PENCHO
Sin ti no voy.
(Javier los mira a los
dos, que están unidos
de la mano, cambia
súbitamente de expresión
y dice habiendo tomado
su acuerdo)
JAVIER
¡Pos bien… sí! ¡Con
ella!
MARÍA DEL CARMEN
¡Ah, cuán bueno eres!
JAVIER
Es bien tuya, Pencho.
PENCHO
¡Oh, Javier, gracias!
JAVIER
Hazla dichosa y
bendecidme alguna vez.
¡Y ahora, iros pronto!
(Suenan fuera voces y
tropel
de gente que se acerca)
PENCHO
Adiós, Javier.
JAVIER
Adiós.
MARÍA DEL CARMEN
(En un arranque,
corriendo al centro
de la escena,
dirigiéndose a Pencho,
señalando a Javier con
entusiasmo)
¡Abrázale!
PENCHO, JAVIER
(Con pasión)
¡Oh, sí!
(Corre Pencho hacia
Javier y éste le echa
los
brazos al cuello de
Pencho, que le toma la
cabeza
con ambas manos y le da
un beso en la mejilla)
MARÍA DEL CARMEN
¡Que la
Fuensanta divina te
mande su bendición!
Digitalizado por:
José Luis Roviaro 2021