DOÑA FRANCISQUITA
Personajes
DOÑA
FRANCISQUITA FERNANDO SOLER CARDONA AURORA DOÑA FRANCISCA DON MATÍAS LORENZO IRENE |
Joven
enamorada de Fernando Enamorado de Francisquita Amigo de Fernando Cantante enamorada de Fernando Madre de Francisquita Padre de Fernando Tabernero Amiga de Aurora |
Soprano Tenor Tenor Mezzosoprano Mezzosoprano Bajo Barítono Mezzosoprano |
La acción se desarrolla en Madrid, a principios del siglo XX.
ACTO PRIMERO (Plaza de Madrid con varias bocacalles. Frente al público, puerta de la casa de doña Francisca Coronado, que tiene una bollería. Más al fondo, la "Botillería del Manchego", propiedad de Lorenzo Pérez. A la derecha, atrio de una iglesia. Es de día) Escena Primera (El Lañador y la Buhonera. Salen pregonando) LAÑADOR ¡El lañador! El que tenga tinaja que componer, que me diga que suba por que yo sé remendarla y zurcirla con el punzón. ¡Ha llegado, señoras, el lañador! BUHONERA ¡Veinte alfileres doy por un cuarto! ¿Tienen pellicas para vender? ¡Hiladillos de Granada! ¡Agujillas de coser! (Cruza un Aguador) LAÑADOR ¡Adiós, paisano! AGUADOR ¡Adiós, galán! BUHONERA ¿Paisano, has dicho? ¡Ja, ja, ja, ja! (El Aguador hace mutis.) LAÑADOR ¡Hago por dos cuartos una ratonera! BUHONERA ¡Vean el surtido de la buhonera! LAÑADOR ¡Cántaros viejos compongo yo! BUHONERA ¡La buhonera! LAÑADOR ¡El lañador! UNA VOZ INTERIOR ¡Eh, eh! (La Buhonera y el Lañador se van. Salen Fernando y Cardona. El primero es un joven estudiante con ribetes de poeta; el segundo, también estudiante, más vivo que el hambre.) CARDONA (Con énfasis, gracioso y juvenil.) Vamos a ver lo que pasa en la boda de Vicente. FERNANDO (Señalando a la derecha) ¡Mírala por donde llega!... ¡Cómo la mira la gente! CARDONA Pero ¿no me oyes, Fernando? FERNANDO No puedo oírte, Cardona. Para mí no hay más derecho ni más ley que esa persona. (Sale por segundo término derecha Aurora "La Beltrana", cómica del teatro de la Cruz, garbosa, bella y provocativa. La acompaña Irene "La de Pinto", otra bolera del mismo coral. Fernando las aborda.) FERNANDO ¡Aurora de mi día, estrella de mi cielo!... AURORA ¡Ay Jesús, qué dos figuras! CARDONA Nos va a lucir el pelo. AURORA (Muy descarada) Aurorilla, La Beltrana, soberana del bolero, ni se rinde por zalemas ni se vende por dinero. En la calle del Soldado come, duerme y vive sola. El que quiera conquistarla pida la vez en la cola. (Han salido de la iglesia doña Francisca, jamona, doña Basilisa y doña Liberata, ancianas y devotas mujeres.) CARDONA (Aparte, a Fernando.) ¡Eso es una bola! FERNANDO ¡Es verdad que se la rifan! CARDONA No se lo digas, melón, que hay que conocer el corazón de la mujer. FERNANDO (Para sí) ¡Quién supiera en el libro leer de un corazón de mujer! IRENE (A Aurora.) ¿Nos vamos o no? AURORA Con el desplante se asustó. Así podrá ver que yo soy... ¡una mujer! IRENE ¡Serás siempre la misma! ¡Qué cosas tienes, mujer! (Aparece en la puerta de la iglesia Francisquita, que se detiene observando las miradas de Fernando y Aurora.) FRANCISQUITA ¡Cuánto la quiere el que adoro! DOÑA FRANCISCA ¡El sermón del padre Lucas fue una hermosa perorata! DOÑA LIBERATA ¡Qué sermón, doña Francisca! DOÑA BASILISA ¡Digo, doña Liberata! FERNANDO (A Aurora.) No me niegues tu albedrío, que es el bálsamo vital. FRANCISQUITA (Aparte.) ¡Cómo le esquiva la ingrata! AURORA Me parece, don Fernando, que te han dirigido mal. FRANCISQUITA (Para sí) ¿Por qué le quiero yo así? FERNANDO (Apasionado, a Aurora.) ¡Por Dios, contesta que sí! DOÑA FRANCISCA (A las viejas.) ¡Qué magnífica oración! DOÑA LIBERATA ¡Fenomenal! DOÑA BASILISA ¡Ay, qué sermón! DOÑA FRANCISCA ¡Qué bien está! FRANCISQUITA ¡Quiérole sin que él me quiera! ¡No hay una desgracia igual! (Salen de la botillería del fondo Lorenzo Pérez, el dueño, y su amigo el mayoral Juan Andrés.) LORENZO No tienen prisa. JUAN ANDRÉS Velas allí. LORENZO ¡Eh, Beltraneja! AURORA Pero ¿es a mí?... ¡Si es mi Lorenzo! Fernando, ¡adiós! Vamos, Irene, que están los dos. (Confidencial, a Fernando.) Ese sí que es un hombre con circunstancias, con circunstancias. (Se va al fondo con Irene, abrazando a Lorenzo y entrando con él en la botillería.) FERNANDO ¡Malhayan las mujeres! Le desafío. (Airado, quiere avanzar sobre Lorenzo. pero le ataja Cardona.) CARDONA ¡Guárdate, que si él te calienta no tendrás frío! FERNANDO ¡Mírala cómo se ríe!... ¡Mírala tú! CARDONA Tú no mires, porque haces el bú. FERNANDO Yo la quiero mirar, porque es mi vida y mi luz. DOÑA FRANCISCA (Despidiéndose de las dos viejas, que luego se van por el fondo) ¡Adiós, doña Basilisa! ¡Adiós, doña Liberata! CARDONA (A Fernando, por Francisquita.) Fíjate, que no es ésta costal de paja. (Vienen hacia el portal las dos Franciscas.) FERNANDO Para mí, sin Aurora, no habrá consuelo. DOÑA FRANCISCA (Por Fernando y Cardona.) Nos miran esos hombres, la vista baja. FRANCISQUITA Déjame, madre mía, que mire al cielo. DOÑA FRANCISCA No repliques, bachillera. CARDONA ¡Ah, fíjate en sus ojos bellos! FRANCISQUITA (Para sí) ¡Ah, si a los ojos me mirara, toda el alma viera en ellos! (Las Franciscas pasan par delante de Fernando y Cardona. La madre se adelanta; la hija deja caer un pañuelo.) CARDONA El pañuelito se le cayó. (Avanza. pero Fernando le pide paso.) FERNANDO Deja, Cardona; lo cojo yo. (A Francisquita, queriendo entregarle el pañuelo.) Señorita... FRANCISQUITA (Fingiendo no comprender.) Caballero.. FERNANDO (Acercándose un poco a ella.) Que os detenga, perdonad. DOÑA FRANCISCA (Desde la puerta.) ¿Qué es, Francisca? FRANCISQUITA (A su madre, sin darle importancia.) Nada, madre... El pañuelo que me da. (A Fernando.) ¡Esperad, no sé si es mío! FERNANDO Al descuido se os cayó. FRANCISQUITA (Aprovechando la ocasión para insinuarse.) No lo tengo en esta manga. DOÑA FRANCISCA Corta la conversación. FRANCISQUITA (Sin hacer caso a su madre, finge buscar el pañuelo.) Ni tampoco en esta otra. FERNANDO De que es vuestro yo doy fe. FRANCISQUITA ¿Está un poco descosido? FERNANDO (Mirando el pañuelo.) En efecto. DOÑA FRANCISCA Ya está bien. FRANCISQUITA Por ventura, ¿es de encaje? FERNANDO Sí, yo os lo fío. FRANCISQUITA ¿Tiene marcas en rojo? FERNANDO Son de advertir. Un corazón que sangra. FRANCISQUITA (Para sí) ¡Ése es el mío! FERNANDO Y una efe. FRANCISQUITA (Recalcando.) Francisca quiere decir. (Toma el pañuelo y se dirige a su casa.) FERNANDO (A Cardona.) ¡Es muy hermosa! DOÑA FRANCISCA ¡Gracias a Dios! (Madre e hija entran en su casa.) CARDONA Y es de advertirte, para inter nos, que la madre y la hija, me gustan las dos. FERNANDO ¡Es deliciosa! (Aparece de nuevo Francisquita con el pañuelo en la mano.) FRANCISQUITA ¡Oh, perdonad!... ¡Oh, perdonad! ¡Ah! (Con gracia.) Aunque las señas coinciden con mi pañuelo bordado, si alguna dama pregunta que si lo habéis encontrado, decidle vos que aquí vive la viuda de Coronado; decidle vos que aquí vive la viuda de Coronado, y que su hija lo tiene para su dueña guardado. FERNANDO (Complacido.) Perded, señora, cuidado. (Sale la madre y le dice agriamente) DOÑA FRANCISCA Pero ¿aún no habéis acabado? FRANCISQUITA (A su madre, algo nerviosa) No está de más lo parlado. CARDONA (Para sí) Ya he comprendido el recado. DOÑA FRANCISCA (A su hija.) ¡Cuidado! FRANCISQUITA ¡Guardado! CARDONA (Para sí) ¡Recado! ¡Y van dos! (Los cuatro se saludan, ellas con reverencias y ellos con el sombrero.) FRANCISQUITA ¡Quedad, señores, con Dios! DOÑA FRANCISCA ¡Quedad, señores, con Dios! FERNANDO, CARDONA ¡Marchad, señoras, con Dios! (Madre e hija se dirigen a su casa. Francisquita y Fernando se dirigen una última mirada. La madre se impacienta. Cardona se regocija.) BUHONERA (Dentro.) ¡La buhonera! LAÑADOR (Dentro.) ¡El lañador! FERNANDO ¡Adiós! FRANCISQUITA (Ya en el umbral de la puerta de su casa) ¡Adiós! FERNANDO ¡Adiós! FRANCISQUITA ¡Adiós! (Doña Francisca hace entrar a su hija) Escena Segunda (Cardona y Fernando tienen que encargar en la iglesia los trámites para la boda de una amigo común, Vicente. Pero Cardona trata de quitar de la cabeza de su amigo Fernando a Aurora, haciéndole ver que si Francisquita ha dejado caer el pañuelo es para llamar su atención, y que la muchacha vale mucho más que la cómica) Escena Tercera FRANCISQUITA (Dentro.) Peno por un hombre, madre, que no me quiere. ¡Cómo se lo digo, madre, para que el hombre se entere! ¡Qué feliz sería, madre, si me quisiera! Pero ¡cómo va a quererme, cuando yo peno y él no se entera! FERNANDO (Con emoción.) Siempre es el amor, siempre es el amor travieso y hace suspirar, hace suspirar por eso. El que quiere y no es querido nunca se debe dar por vencido. ¿Has oído, Cardona? ¡Qué maravilla! Pues sí que tiene razón esa letrilla. CARDONA ¡Ah! Cuando el hombre más pintado se encalabrina, buscar deberá el olvido, que es la mejor medicina. Por que al hombre más pintado ¿quién le promete que una niña, si se empeña, no ha de tratarle como un juguete? (Hacen mutis los dos por la derecha, e inmediatamente sale Francisquita de su casa con una bandeja con tortas) FRANCISQUITA Siempre es el amor, siempre es el amor travieso y hace suspirar, hace suspirar por eso. El que quiere y no es querido nunca se debe dar por vencido. FERNANDO (Canta dentro, algo lejos.) ¡Amor, amor!... No juegues con mi corazón. FRANCISQUITA ¡Amor, amor! ¡Amor! Escena Cuarta (Francisquita y su madre discuten por el incidente del pañuelo. Francisquita se defiende diciendo que su conducta ha sido virtuosa) Escena Quinta (Llega don Matías, padre de Fernando, deseoso de declarar su amor por Francisquita a pesar de sus achaques. Doña Francisca imagina que don Matías ronda su casa por ella. El anciano inicia su proposición con rodeos y alardeando de fuerzas juveniles. Cuando finalmente doña Francisca se da cuenta de que el galanteo va dirigido a su hija, casi se desmaya) Escena Sexta (La joven decide fingir y aceptar al anciano como modo de atraer el amor de Fernando. Para ello empieza diciéndole a don Matías que Fernando la corteja en secreto para que éste lo riña y despierte de este modo los celos del joven) Escena Séptima (Aurora e Irene entran y Lorenzo expresa sus celos, que Aurora aplaca. Lorenzo y su amigo Juan Andrés, prepararán una calesa para que Aurora pueda acudir a la fiesta del Carnaval) Escena Octava (Aurora, Irene, Fernando y Cardona. Éstos salen de la iglesia) CARDONA (A Fernando.) Allí la tienes: prepárate para enrabiarla con tu desdén. FERNANDO Dale tú celos. Yo no sabré. AURORA (A Irene.) No mires, chica; sígueme a mí, no se figuren que estar aquí no es coincidencia sino un ardid. (Las dos mujeres echan a andar hacia la botillería; Cardona las detiene.) CARDONA (Con sorna.) Hagan el favor, señoras, de decirme, si lo saben, donde vive en esta plaza una tal Encarnación, que a mi amigo don Fernando (Recalcando mucho las palabras.) le ha sorbido todo el seso y, aunque sabe que aquí vive, no conoce su mansión. AURORA No es ingeniosa vuestra invención; pero merece contestación. FERNANDO (Aparte.) Va a contestar altiva y fiera. ¡Vaya una manera de rabiar! AURORA (Con intención) Su merced no es el primero, su merced no es el segundo: su merced es... el tercero que me viene a preguntar. Y, por no perjudicarle si cobró la tercería le diré sencillamente que se acaba de mudar. FERNANDO (A Cardona.) ¿Qué ha contestado? CARDONA (Aparte, a Fernando.) Que este papel lo hacen las viejas con mucho aquel. AURORA (Acercándose a Cardona.) Y le puede usté añadir que a esa tal Encarnación no la debe hacer sufrir su volcánica pasión... Y que el modo de triunfar en las cosas del querer no es dar celos, sino dar... en el quid de una mujer... FERNANDO (A Cardona.) Dile tú que su querer de mi pecho se borró; que no vuelva a suponer que por ella sufro yo. ¡Ah! ¡No! AURORA (A Cardona.) Diga usté que ya le vi de coraje y de rabia temblar. FERNANDO Tú responde que de mí no se vuelva en su vida a acordar. AURORA Por mi parte... tururú que en latín significa, que en paz. CARDONA (Tapando la boca a Fernando.) No respondas... porque tú de insultarla serías capaz. AURORA (A Cardona.) ¿Es usté su ama de cría? FERNANDO (Casi con rabia.) ¡Y se burla todavía! AURORA (A Irene, por los dos hombres.) Mira qué dos palominos, tan iguales, tan atontados. ¡Ay! ¡Los pobres están cortados! FERNANDO Están pasmados de tu frescura. AURORA (Con desparpajo) Se me figura que al mirarme así, quedaron los dos prendados de mí. (Dirigiéndose a Irene.) ¡Vamos, tú! FERNANDO ¡Anda ya! IRENE ¡Vámonos! CARDONA ¡Déjala! (Aurora y Fernando se ríen, exagerado las carcajadas.) AURORA ¡Ja, ja, ja, ja! FERNANDO ¡Ja, ja, ja, ja! AURORA, FERNANDO ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja,! CARDONA Esta carcajada suena a funeral. AURORA (Viniendo desde el fondo, donde ya se hallaba) ¡Ah! ¿De qué te finges valiente si estás, de verme, temblando? Vete a buscar la calesa que te espera Encarnación. FERNANDO Yo te juro que has de verme de su brazo en el paseo y que vas a suplicarme que te mire por favor. AURORA (Para sí) ¡Ay, madre mía!... ¿Será verdad? FERNANDO (Para sí) ¡Voy a hacer una barbaridad! AURORA ¡Vamos ya! IRENE ¡Vamos ya! FERNANDO ¡Anda ya! CARDONA ¡Déjala! (Mutis de Aurora e Irene por la botillería.) Escena Novena (Cardona frena el intento de Fernando de entrar en la botillería a por Aurora, tratándola de casquivana y coqueta. Don Matías oye el final de la discusión y cree que hablan de "su" amada Francisquita, a la que defiende con pasión) Escena Décima (Fernando, Cardona, una Novia, su Novio, el Padrino, la Madrina, modistas y estudiantes invitados a una boda. Comienzan a sonar alegremente las campanas de la iglesia) CARDONA Y tú ¿qué harás ahora? FERNANDO (Malhumorado.) ¡Yo qué sé! CARDONA Tu padre está indignado. FERNANDO Yo también. CARDONA ¡Quién pudo figurarse! ¡Tu padre en tales trotes! FERNANDO ¡A su edad! CARDONA Tendrás que convencerte. FERNANDO ¿Yo?... ¿De qué? CARDONA De que esa no es tu suerte. FERNANDO ¡Ya veré! CARDONA Aurora no te quiere; no pienses más en ella. FERNANDO (Con energía.) Vaya buscarla, ¡porque yo reviento si en esa loca no hago un escarmiento! CARDONA (Deteniéndole) ¡No, señor!... Ahora ven acá. ¡Todo llegará! (Suenan dentro, a lo lejos, guitarras y bandurrias.) ESTUDIANTES (Saliendo. Entre ellos figura el Novio y el Padrino.) Cuando un hombre se quiere casar, si puede ser, ha de mirar la gracia de la mujer. En el amor la belleza es lo primero; mas lo mejor es el garbo y el salero. Gentil mujer: tu gracia sin rival nos tiene que vencer. ¡Ah! Cuando un hombre se quiere casar, si puede ser, ha de mirar la gracia de la mujer. (Suenan otras bandurrias y guitarras. Fernando y Cardona, entre los grupos, fraternizan con los muchachos.) UNOS ESTUDIANTES ¡Ya están aquí! OTROS ¡Llegando van! UNOS ¡Mirad! TODOS ¡Mirad el garbo madrileño! UNOS (Mirando hacia el fondo.) ¡Venid! OTROS ¡Llegad! UNOS ¡Viva la sal! OTROS ¡Reíd! UNOS ¡Cantad! OTROS ¡Olé! UNOS ¡Bien va! OTROS ¡Qué envidia dan tus flores! UNOS ¡Me muero por tus amores! OTROS ¡En tu cara miro el cielo! UNOS ¡Me ciega tu resplandor! OTROS ¡Tú serías mi consuelo! UNOS ¡Ay, quién pudiera conseguir tu favor! OTROS ¡Ya llegan! ¡Viva el rumbo, viva el buen humor! (Se acerca más la música interior.) FERNANDO, CARDONA Ya viene aquí, la flor de lo castizo; diciendo van lo bien que Dios las hizo. No igualan su hechizo en todo Madrid. ESTUDIANTES (Al mismo tiempo que Fernando y Cardona cantan la anterior estrofa.) ¡Vivan las mujeres finas y arrogantes! ¡Olé ya! Dime tú si quieres a los estudiantes. ¡Bueno va! (Los estudiantes abren calle y se colocan en dos hileras: llegan la Novia y la Madrina.) MODISTAS (Al entrar.) Si una niña se llega a casar, en el amor ha de encontrar lo bueno de lo mejor. TODOS Unidos van el amor y la alegría. Cortejo dan a la novia en este día. ¡Reíd, reíd! Que acaba de pasar la gracia de Madrid. ¡Ah! Ved que en todos los lances de amor ha de vencer, sin vacilar, la gracia de la mujer. CARDONA (Dirigiéndose a los novios.) ¡Amigos, oídme! En estos instantes yo quiero ofrendar mis flores fragantes. ¡Ahí va, con mi alma entera, mi canción de primavera! TODOS ¡Cantad! CARDONA (Cantando con mucha fantasía.) Canto alegre de la juventud que eres alma del viejo Madrid: vuela ya y, en tu volar de pájaro, pregona nuestro júbilo por los celestes ámbitos. TODOS Canto feliz, tú que puedes volar, difunde hasta el sol la dicha de amar. Contigo quisiera la primavera y el amor cantar. FERNANDO (Dirigiéndose a los novios.) ¡Gozad la primavera de vuestra vida; muy juntos gozad! Las penas ya muy lejos están. Pero el encanto de aquel momento en que os jurasteis amor eterno, nunca, nunca volverá. Si es igual amor que primavera, debéis amaros la vida entera y eterno así, ¡ah! será vuestro abril. ¡Viva el alma juvenil! TODOS Canto alegre de la juventud que eres alma del viejo Madrid: vuela ya y, en tu volar de pájaro, pregona nuestro júbilo por los celestes ámbitos. Canto feliz, ¡ah! tú que puedes volar, difunde hasta el sol la dicha de amar; y en la primavera que nos espera suena sin cesar. ¡Suena tú, que sabes el amor cantar! ESTUDIANTES (Yéndose.) Cuando un hombre se quiere casar, si puede ser, ha de mirar la gracia de la mujer. (Fernando y Cardona van a salir también, cuando les detiene la voz de don Matías.) Escena Undécima (Don Matías sale nuevamente de casa de Francisquita indignado con su hijo y con Cardona, y trata de provocarlos por haber dicho que Francisquita es casquivana y acusando a Fernando, de cortejar, sin embargo, a Francisquita. Luego se va, indignado) Escena Duodécima (Cardona se da cuenta de que Francisquita ha urdido todo esto para dar celos a Fernando; por esto tiró el pañuelo al suelo. Cardona recomienda a Fernando que se dedique a Francisquita, éste decide hacerle caso, pero sólo para dar celos a Aurora. Sale Francisquita y un cura de la parroquia la previene contra las fiestas del Carnaval) Escena Decimotercera (Cardona se acerca a Francisquita e improvisa un diálogo entre ella y Fernando, provocando que al fin ambos empiecen a dialogar) FRANCISQUITA Ese es mi nombre. FERNANDO Nombre divino. CARDONA Ya me parece le está en camino. FERNANDO Yo quiero daros explicaciones, pues me figuro que algún bribón mi nombre honrado tomó el menguado para fingiros una pasión. CARDONA ¡Pues vaya modo de comenzar! ¡Lo ha echado todo, todo a rodar! FRANCISQUITA ¡Ja! ¡Ja! ¿No era usté? FERNANDO Juro que no. FRANCISQUITA Alguien, entonces, lo simuló. FERNANDO Ningún recado yo os he mandado; no a vuestra reja vine jamás. CARDONA Todo el zurcido se ha descosido. ¡Bien lo merezco; no lo haré más! FRANCISQUITA No os sofoquéis, Fernando, que acaso la invención fue de alguien que ha querido hacer la imitación de un cuento que mi abuela solíame contar. ¿Os divierten los cuentos? ¿Lo queréis escuchar? (Francisquita sale de su mostrador, se sitúa en el centro de la escena y rompe a cantar.) Era una rosa que en un jardín languidecía de casto amor por un ruiseñor, mientras un zángano zumbador, a enamorarla desde el panal todas las tardes venía al rosal. Y, al ver la rosa que el ruiseñor amor sentía por otra flor, al zángano infeliz, cuando venía, la rosa le decía: ese ruiseñor, ese ruiseñor soberbio y cantarín, cuando tú no estás, cuando tú no estás, señor, en el jardín viene a mi rosal y en esta rama me dice que me ama, me dice que me ama, me dice que me ama. Y, aunque creo yo, creo yo que con su pico miente, jamás, jamás cantó un trino y un gorjeo tan valiente. ¡Ah! ¡Ah!, etc. FERNANDO Y después ¿qué pasó? ¿Y después? CARDONA ¡Eso mismo digo yo! FRANCISQUITA Que el pobre zángano, más infeliz, aunque más viejo que aquella flor, llamó al ruiseñor, para quejarse de su actitud y amenazarle con su aguijón, si no sabía callar su pasión. Desde el día aquel, supo el ruiseñor de la rosa ser tierno trovador, y, enfrente del rosal, desde aquel día, el pájaro decía... FERNANDO Este ruiseñor, este ruiseñor prendado está de ti. FRANCISQUITA ¿Cómo pudo ser, cómo pudo ser, si nunca vino aquí? FERNANDO Viene a tu rosal y en esta rama te dice que te ama. FRANCISQUITA Me dice que me ama. FERNANDO Te dice que te ama. FRANCISQUITA Y, aunque creo yo, creo yo, que con su pico miente, jamás, jamás, cantó un trino ni un gorjeo tan valiente. ¡Ah! ¡Ah!, etc. DOÑA FRANCISCA (Dentro.) ¡Francisca! ¡Francisca! FRANCISQUITA Mi madre me llama. FERNANDO Su madre me estorba. CARDONA Su madre me escama. FERNANDO De hablarla yo siento la necesidad. FRANCISQUITA De mí, de seguro, muy pronto sabrá. (Francisquita entra por la puerta de su casa. Suenan las doce.) FERNANDO Es Francisca muy hermosa. CARDONA Al fin logro que lo digas. FERNANDO ¡Cuando a Aurora se lo cuenten sus amigas!... CARDONA Esta tarde, con Lorenzo, al Prado va. FERNANDO ¡Y nosotros! CARDONA ¡Qué ceguera! FERNANDO No lo puedo remediar. (Suena dentro una rondalla con guitarras y bandurrias.) ¡Esos ya van! ¡Qué alegre es Madrid en Carnaval! CARDONA El pueblo de Madrid encuentra siempre diversión lo mismo en Carnaval que en viernes de Pasión. FERNANDO Conserve Dios, su buen humor. (Sale un grupo de mujeres del pueblo) MUJERES (Con gracia.) Me ha dicho mi marido que no me vista de maja ni manola de Buenavista, porque prefiere el hombre que vean todos que soy una manola de todos modos. HOMBRES DEL PUEBLO (Saliendo con la rondalla de guitarras y bandurrias.) No vayas con careta, porque repara que no hay otro aliciente como tu cara. Ni te vistas de seda, que a tu figura le basta ¡ay!, con el garbo de tu cintura. (Sale Lorenzo y da unas palmadas ante la puerta de la botillería. Detrás sale Juan Andrés, conduciendo una calesa que entra en la plazuela.) CORO ¡Una calesa! LORENZO (Llamando a Aurora que está dentro.) ¡Vamos, chiquilla! FERNANDO (Nervioso.) ¿Oyes, Cardona? AURORA (Saliendo de la botillería, a Lorenzo.) ¡Ya estoy aquí! CORO ¡Es la Beltrana! LORENZO Sube, princesa. (Aurora sube arrogante a la calesa y, de pie, mira a Cardona y a Fernando con atención.) FERNANDO Me desafía. AURORA (Con arrogancia.) ¡Viva Madrid! CORO ¡Viva! AURORA (Con garbo, de pie sobre la calesa.) Soy madrileña... CORO ¡Olé! AURORA ... porque Dios ha querido que así lo sea. CORO ¡Es la verdad! AURORA Y en mis amores... FERNANDO ¡Yo no resisto! CARDONA ¡Calla! AURORA ... siento igual que una moza de Embajadores. (Francisquita sale a la puerta de su casa.) (Por Lorenzo.) Quiero a un hombre porque sí. Que él me quiera no lo sé. ¡Qué más da! Soy así; le prefiero a todos ¡y rabien los demás! FRANCISQUITA (Para sí) Le ha vuelto loco esa mujer. (Aurora y Lorenzo se sientan en la calesa. El pueblo aplaude.) FERNANDO (A Cardona, con despecho.) De mí, ya más no se ríe. ¡Lo vas a ver! FRANCISQUITA Si Dios protege mis artes, yo venceré. (Se abre la puerta de la iglesia y suena un alegre repique de campanas. Francisquita retira el puesto y entra en su casa. Sale del templo la comitiva de la boda con gritos entusiastas.) AURORA (Con entusiasmo.) ¡Vivan los novios! ¡Vivan mil años! ¡Que el cielo les dé felicidad! (Se forma frente a la iglesia el grupo de la boda.) CORO De la emoción, la novia ya perdió el color. ¡Gocen siempre, por siempre, de amor! (La calesa se pone en marcha.) TODOS Suenen guitarras mientras cantan las voces de las campanas. ¡Viva el jaleo y al amor abran paso los madrileños! ¡Viva el pueblo de Madrid por gallardo y por jovial! ¡Eres tú sin igual, porque llevas dentro campanas de cristal! (Vivas. Gran alegría) ACTO SEGUNDO (Explanada en las inmediaciones del Canal. A la izquierda del actor, fachada de un merendero con una ventana con reja en primer término y puerta de entrada en el segundo. Sobre la puerta, un rótulo fijo que dice: "Merendero de la Constitución") Escena Primera (En la primera mesa de la derecha hay una mamá y dos niñas, que son dos señoritas pobres. En la segunda mesa del mismo lado una maja, también con antifaz; un torero, vestido de corto, con calañés, y un miliciano. En la mesa de la izquierda, un tocador de guitarra y dos muchachas. En el fondo, están sentados en el suelo un jornalero, su esposa, una hija de quince años y un chico de diez o doce) (Gentes de diversa condición y máscaras entran y salen. A través de la reja se oye la voz de Aurora la Beltrana) AURORA Cuando te digo que vengas y no quieres tú venir... TORERO (Por Aurora.) ¡Olé lo fino! AURORA ...no sabes, niño del alma, lo que me haces tú sufrir. Que si lo supieras vendrías corriendo a beberte las lagrimitas que por tus ausencias estoy yo vertiendo. ¡Ay! Que por tus ausencias estoy yo vertiendo. ¡Ay! (Jaleo dentro del merendero.) TORERO ¡Vaya estilo y gracia! MAJA ¡Sí que canta bien! MILICIANO Esa es amarilla. MADRE ¿Cómo ha dicho usté? NIÑA 1ª Mamá... NIÑA 2ª Mamaíta... MADRE ¿Qué ocurre? NIÑA 1ª No alternes con ellos. ¡Por Dios! NIÑA 2ª Mira lo que son. JORNALERO (Al Chico.) Niño, niño... ¡quieto! LA ESPOSA Cuidado, Pepín. CHICO (A gritos y llorando.) ¡Es que no me quedan torrijas a mí! (Sale la Aguadora por el fondo.) AGUADORA ¡De la Puente de Berro!... ¿Quién quiere el agua? MADRE ¡Aguadora, aguadora!... ¡Venga una jarra! (La Aguadora se acerca al grupo de la Mamá y las Niñas.) TORERO ¡Lástima que Aurora no vuelva a cantar! MILICIANO ¡Esa es una chica para trastornar! (Salen por la izquierda tres dependientes de comercio.) DEPENDIENTES (Evolucionando c6micamente.) Con el brillo de la chistera y este traje de estambre inglés, de seguro que quien me mire me confunde con un marqués. TORERO (A la Maja, por los Dependientes.) ¡Vaya unos tipos! ¡Fíjate, Inés! DEPENDIENTE 1º Oye, Atilano... (Señalando a la Mamá y las niñas.) ¿Pero, no ves? DEPENDIENTE 2º Son dos huríes. DEPENDIENTE 3º Hombre... son tres. MADRE (Por los Dependientes.) Niñas, niñas: conviene que los miréis. (Las Niñas se insinúan con los ojos. Los Dependientes se acercan a la Mamá, que bebe despacio, y a las dos Niñas.) AGUADORA (A la Mamá.) ¡Ha acabado usté, señora! MADRE Sí, señora... ¿Cuánto vale? DEPENDIENTES (A la Mamá.) No podemos consentiría que pague. (Pagan los Dependientes; se va la Aguadora y quedan aquellos galanteando a las Niñas y a la Mamá.) NARANJERA ¡La naranjera! CHICO Naranjas, padre. JORNALERO ¿No estás aún harto? NARANJERA (Marchándose por la derecha.) ¡La naranjera!... ¡Tres por un cuarto! (Las muchachas que están sentadas junto a la mesa de la izquierda, se levantan y bailan un fandango.) COFRADES (Dentro.) ¡Alza, Pilili! ¡Sube, Mañuela! ¡Canta, compadre! ¡Baila, Ramón! ¡Ruede la bola! ¡Siga el jaleo! ¡Viva la bulla! ¡Y el buen humor! TODOS ¡Ruede la bola! ¡Siga el jaleo! ¡Viva la bulla! ¡Y el buen humor! (Sale la "Cofradía de la Bulla" con distintos disfraces pintorescos y sin dejar de tocar sus instrumentos ruidosos. Algunos llevan también grandes porrones de vino. Precede a todos un estandarte con el título de la comparsa.) COFRADES ¡Baila, baila, baila! ¡Canta, canta, canta! ¡Siga, siga, siga! ¡Viva, viva, viva el buen humor! COFRADE 1º (Adelantándose.) Oíd la nueva canción. ¡Ahí va! La cofradía de la alegría la cantará. En toda nuestra nación no habrá mayor diversión. Y aquel a quien el cantar le pueda picar, si mucho le pica, será un picarón. ¡Abajo el mentir! ¡Y arriba el porrón! (Bebe en un porrón de vino.) TODOS ¡Porrón! (Le imitan.) LOS TRES COFRADES (Grotescamente.) Si ves la gran silueta de un burro con careta... ¡Con el tirolirolí, con el torilorilón! TODA LA COFRADÍA ¡Con el tirolirolí, con el toritorilón! LOS TRES ...no te rías porque en su rebuznar algo, a lo mejor, te puede enseñar. Mas viendo a tres señores con cara de doctores... ¡Con el tirolirolí, con el toritorilón! TODA LA COFRADÍA ¡Con el tirolirolí, con el toritorilón! LOS TRES ... no te debes en cambio fiar, no vayan también careta llevar. ¡Zumba! ¡Zúmbale la pandereta! ¡Zumba! ¡Y que escape cada cual! TODA LA COFRADÍA ¡Zumba! ¡Zúmbale la pandereta! ¡Zumba! ¡Todo el año es Carnaval! (Evoluciona la Cofradía y vuelve a quedar formada frente al público.) LOS TRES Si ser dichoso quieres, huirás de las mujeres. ¡Con el tirolirolí, con el torilorilón! TODA LA COFRADÍA ¡Con el tirolirolí, con el torilorilón! LOS TRES Mas si buscas solamente ascender, te podrá ayudar muy bien tu mujer, y si ella fuese hermosa y un tanto dadivosa... ¡Con el tirolirolí, con el torilorilón! TODA LA COFRADÍA ¡Con el tirolirolí, con el torilorilón! LOS TRES ...ten cuidado al probar la ascensión, que podrás muy bien hacerte un chichón. ¡Zumba! ¡Zúmbale la pandereta! ¡Zumba! ¡Y que escape cada cual! TODA LA COFRADÍA ¡Zumba! ¡Zúmbale la pandereta! ¡Zumba! ¡Todo el año es Carnaval! (Se van los cofrades por el fondo, bailando.) COFRADES (Haciendo mutis.) ¡Alza, Pilili! ¡Sube, Manuela! ¡Canta, compadre! ¡Baila, Ramón! ¡Ruede la bola! ¡Siga el jaleo! ¡Viva la bulla! ¡Y el buen humor! Escena Segunda (Cardona, vestido de mujer, rechaza las insinuaciones de varios hombres y lamenta su error al disfrazarse así para poder arrimarse a muchachas hermosas sin despertar recelo. Luego le hace ver a Fernando que Francisquita es la que ha promovido que don Matías le presente a su "futura madrastra" para ver a Fernando otra vez. Fernando empieza a sentir el atractivo de Francisquita pero piensa todavía en Aurora) Escena Tercera (Entra Francisquita, que ha dejado atrás a su madre y a don Matías. Fernando, casi sin querer, acaba declarando que siente amor por ella) FRANCISQUITA ¡Le van a oír! ¡Cállese usté, imprudente! FERNANDO No puedo yo poner murallas a un torrente. FRANCISQUITA Si en un momento yo creí que le amaba, fue una ilusión fugaz, porque a su padre di, con mi amor, la fiel promesa de una esposa muy cariñosa. FERNANDO No mate en flor una ilusión de primavera, ya que sus ojos avivaron esta hoguera. FRANCISQUITA Por Dios, no siga con tan loco desvarío... Su amor es de otra, su amor no es mío. FERNANDO ¡Mi amor es sólo de quien supo encenderle! FRANCISQUITA Mas yo, ¿qué haré, pobre de mí, si ya le di todo mi amor a quien su mano me ofreció? (Para sí) De mi pecho ya se escapa la verdad del amor mío; mas sabré poner a prueba la verdad de su cariño. (A Fernando) De su padre seré siempre, muy contenta, esposa fiel. FERNANDO Quiero verla muy dichosa, mas conmigo, no con él. FRANCISQUITA Tiemblo ya emocionada, trémula de alegría, cuando en mi boda pienso... FERNANDO ¡Por caridad, no siga!.. FRANCISQUITA Voy a ser señora y, desde ese día, quiero que me llamen: ¡Doña Francisquita! (Fernando va a interrumpirla, pero ella le impone silencio y continúa.) Con ese tratamiento, ya no seré tan niña, pues creceré a los ojos de todas mis amigas, y serán mis sueños realidad cumplida cuando escuche a todos: ¡Doña Francisquita! FERNANDO (Sin poderse ya contener.) ¡Ah, por Dios se lo pido, no me dé tormento! Porque su voz hiere, cruel, mi corazón. (Fernando canta, acercándose a Francisquita.) FRANCISQUITA (Para sí) Sus palabras me emocionan, sus acentos me enternecen... (A Fernando, con coquetería.) ¡Amor tardío! ¡Cuando en mi pecho prendió otro amor! Cuando sea una señora... FERNANDO ¡Por mi amor! FRANCISQUITA ...por merced de un caballero... FERNANDO ¡Yo seré! FRANCISQUITA ...no podré, con mis amigas... FERNANDO ¿Quiénes son? FRANCISQUITA ...ir al Prado de paseo. FERNANDO ¡Claro está! FRANCISQUITA Como ya estaré casada... FERNANDO ¡Como yo! FRANCISQUITA ...tendré sólo permitido... FERNANDO ¿Qué tendrá? FRANCISQUITA ...cuando salga por las tardes... FERNANDO ¡Dígalo! FRANCISQUITA ...pasear con mi marido. FERNANDO (Con pasión.) ¡Pues seré yo ese hombre afortunado! FRANCISQUITA El esposo afortunado (Con picardía) será don Matías... que llegó primero. FERNANDO ¡Pobres de mis sueños! FRANCISQUITA No desesperen, sin embargo, sus anhelos. ¡Ah! (Acercándose a él con viva emoción.) ¡Que si mi amor le ha de faltar, sabré a su amor corresponder con un cariño maternal! FERNANDO (Entre desengañado y enardecido; con emoción.) ¡Ah! Yo su amor pretendo con pasión ardiente; ¡viva pasión que hace estallar mi corazón! FRANCISQUITA (Aparte, mientras que Fernando dice lo que antecede.) La emoción va a descubrirme; pero ¡siga la comedia! (Otra vez a él.) Un amor de pronto, sólo es flor de un día; en la misma forma que llega se olvida. FERNANDO Yo no olvido. FRANCISQUITA ¡Qué ilusiones! FERNANDO ¡Yo la adoro! FRANCISQUITA ¡No se aloque! ¡Ah! FERNANDO ¡Bella locura! FRANCISQUITA ¡Ah! FERNANDO ¡Sol que me alumbra! FRANCISQUITA ¡Ah! LOS DOS (En apartes.) ¡Que ya por fin, pueda mi amor conquistar su corazón! FRANCISQUITA Fernando, adiós. FERNANDO ¿Por qué se va? FRANCISQUITA Comprenda usté... FERNANDO Mas ¿volverá? FRANCISQUITA Vendré después. FERNANDO La espero aquí. FRANCISQUITA ¡Adiós! FERNANDO ¡Adiós! LOS DOS (En apartes.) ¡Adiós! (Hacen mutis simultáneamente Francisquita y Fernando.) Escena Cuarta (Cardona sigue animando a Fernando a cortejar a Francisquita y ambos se van. El Liberal se queja de que todos se van sin pagar) Escena Quinta (Entran doña Francisca y don Matías, fatigados, pero Francisquita insiste en que busquen a Fernando para hacer la presentación oficial. Don Matías galantea a Francisquita) Escena Sexta (Cardona trata de hacer seguir a Fernando, pero éste oye la voz de Aurora y se queda atrás, dudando todavía entre las dos muchachas) FERNANDO (Con sentimiento y fantasía.) Por el humo se sabe donde está el fuego; del humo del cariño, nacen los celos. Son mosquitos que vuelan junto al que duerme y, zumbando, le obligan a que despierte. ¡Si yo lograra, de verdad, para siempre, dormir el alma, dormir el alma! y en la celdilla del amor aquel, borrar el vértigo de aquella mujer. Por una puerta, del alma va saliendo la imagen muerta. Por otra puerta llama la imagen que podría curarme el alma. Se me entra por los ojos y a veces sueño que ya la adoro. Cariño de mi alma recién nacido, la llama extingue, ¡ay! de aquel cariño. ¡Vana ilusión! En amores no vale matar la llama si en las cenizas muertas queda la brasa. El amor se aletarga con los desdenes y parece dormido pero no duerme. ¡Ay, quién lograra de verdad, para siempre, dormir el alma, dormir el alma! y en la celdilla del amor aquel, borrar el vértigo de aquella mujer fatal. ¡Ay! ¡Fatal! Escena Séptima (Lorenzo, con Juan Andrés y un guitarrista, preparan la fiesta y piropean a Cardona, vestido de mujer) Escena Octava (Cardona y Fernando se sientan en el merendero. Sale Aurora con Irene, y se quedan pasmadas ante el aparente galanteo de Fernando con la "mujer" que lo acompaña. Aurora no soporta más el diálogo y se abalanza contra Cardona, que huye) Escena Novena AURORA ¡Escúchame! FERNANDO ¡No puedo escucharte; calla, déjame! AURORA (Con vehemencia.) ¡Ah! Escucha, Fernando: no vayas con ella, que si me abandonas ¡qué va a ser de mí! FERNANDO ¡No me grites así! AURORA Lo que he de decirte se dice muy bajo; lo siento en el fondo de mi corazón. FERNANDO (Con displicencia.) ¡Gentil canción! AURORA Bien sabes tú que tengo el alma por tu querer atormentada. FERNANDO No te reirás de que lo dude. AURORA ¡Lo juro yo por estas cruces! FERNANDO Por ti, mujer, no he de sufrir, no he de volver a padecer por tu querer. No sé fingir; no puede ser. AURORA (Con vehemencia.) No sé si tú me quieres. FERNANDO (Displicente.) ¡Bah! AURORA Tampoco sé si tú me olvidas. FERNANDO ¿Yo? AURORA Lo que yo sé es que vivo cuando tú me miras; en cambio muero si tú no quieres verme. ¡Ah! ¡Con lo que yo te quiero! FERNANDO (Sintiendo un instante de ternura.) ¡Bien sabes tú que te quería con el afán de hacerte mía! AURORA Fernando, ven, que todavía seré tu amor y tu alegría. ¡Si estoy leyendo en tus ojos que tu vereda es la mía! FERNANDO (Alejándose de ella.) No puede ser; aquel amor mío murió y siento el ansia de otro querer. AURORA ¡No! (Apasionada, acercándose a él y casi abrazándole.) Escucha, mi bien; tú no debes tratar a tu nena ¡mi vida!, con ese desdén. No digas que no: tú no puedes querer a ninguna ¡mi vida! queriéndote yo. Te quiero besar... (Fernando intenta desasirse de ella.) y mis ojos, temblando en los tuyos, ¡mi vida! se quieren mirar. FERNANDO ¡No sigas, Aurora! (Se separa otra vez de ella.) ¿Te acuerdas ahora de hacerme dichoso? AURORA ¡Ven, celoso! FERNANDO ¡No lo creas! AURORA (Con despecho.) Pues, entonces, ¿por qué me aporreas? FERNANDO (Remedándola y en son de burla, de pie y apoyado en la mesa) Me gustas, mujer, cuando pliegas los labios y dices, ¡mi vida! fingiendo un querer. ¡Qué hermosa que estás! Ya comprendo por qué a tantos hombres, ¡mi vida! los llevas detrás. Cuando tantos sedientos por ti beben los vientos, no se diga que estás penando por otro, que es uno más. AURORA (Rabiosa y siguiendo a Fernando, que ha venido a primer término) Te quieres burlar, mal hombre, de mí. Te juro que sí te vas a acordar. Porque a la Aurora Beltrán no la puede morder ningún alacrán. FERNANDO Me dices a mí que es burla el desdén. Tú sabes muy bien de quién lo aprendí, y de Fernando Soler no se puede reír ninguna mujer. (Aurora se queda mirando o Fernando fijamente. Al ver que él no le hace caso, le dirige un gesto de desprecio y se va a la mesa de la izquierda. De pronto, se levanta y se dirige a Fernando con acritud, como queriéndole escupir en el rostro toda la rabia que lleva dentro.) AURORA ¡Te tendrás que acordar! FERNANDO No te enfades, mujer. Deja el tiempo correr. AURORA ¡Pues de esta mujer te vas a acordar! (Mutis de Fernando, rápido. Aurora se vuelve a sentar junto a la mesa, con visible desesperación.) Escena Décima (Aurora, de mal humor, se pelea con Irene. Cardona vuelve, vestido ahora de hombre, e irrita aún más a Aurora. Irene se va) Escena Undécima (Entran de nuevo doña Francisca, agotada, y don Matías, casi ahogado de fatiga, con Francisquita, que saluda a Cardona) Escena Duodécima (Los anteriores y Fernando que sale sin darse cuenta de ellos) FERNANDO (Aparte.) Fui demasiado vehemente. FRANCISQUITA (Aparte. Con alegría.) Ya le tenemos aquí. CARDONA (Aparte, a Fernando.) Ya te esperaba impaciente. DON MATÍAS (Aparte.) ¡Los dos frente a frente!... ¿Por qué consentí? FERNANDO (A Francisquita.) Por despedirme he venido. FRANCISQUITA (A Fernando, disimulando.) Venga, hijo mío, con Dios.. DON MATÍAS (Aparte.) Hay que afinar el oído. CARDONA (Aparte.) De nuevo he podido juntar a los dos. FRANCISQUITA (Aparte.) Va a delatarme la emoción. FERNANDO (Aparte.) Aunque me obliguen no me iré. DON MATÍAS Al grano ya sin dilación. DOÑA FRANCISCA (A don Matías.) ¡Qué malas pulgas tiene usté! CARDONA (Aparte.) Se está cargando el nubarrón. FERNANDO (Dirigiéndose a Francisquita; pero como quiera que don Matías, sospechando, se acerca a su hijo, Fernando, en aquel momento, cambia la mirada, fingiendo cantar al lucero vespertino. Cardona aprovecha este instante para llevarse a don Matías.) Bella estrella de la tarde que en el cielo apareció: ¡Dios te guarde! FRANCISQUITA (Aparte.) ¡Ah! Seré su estrella de la tarde sólo yo. ¡Sólo yo! FERNANDO Vespertino lucero, ¡ah! que me alumbres espero desde ahora y que no te apagues con la aurora. ¡Adiós, adiós!... ¡Oh, luz del claro sol! FRANCISQUITA (Comprendiendo la actitud recelosa de don Matías, le hace un gesto.) Del amor insensato que le atormenta... DON MATÍAS (Aparte, a Francisquita.) Así me gusta. CARDONA (Aparte.) ¿Qué es lo que intenta? FRANCISQUITA ...si se va de la Corte podrá curarse. DON MATÍAS (Aparte.) No hay más remedio que fastidiarse. FRANCISQUITA Y yo espero que vuelva pronto, pronto y curado... DON MATÍAS ¡No tengas prisa! CARDONA (Aparte.) ¡Ya la he calado! FRANCISQUITA ... para ser el tesoro de nuestra casa. DOÑA FRANCISCA ¡Sermón perdido! CARDONA (Aparte.) ¡Menuda guasa! FERNANDO ¡Ah! Tenía un amor, un amor que creí que llenaba mi vida, mas ya se acabó. FRANCISQUITA (Aparte.) ¿Qué es lo que dice? ¿Que aquel cariño ya se acabó? DOÑA FRANCISCA Para yerno Fernandito me parece a mí mejor. FRANCISQUITA ¡Ah! ¡Ah! (Imitando el tono de Fernando.) Si mañana se arrepiente y se aparta de ese amor imprudente... FERNANDO (Aparte.) ¡Ah! Su dulce voz hirió de amor el corazón. ¡Ah! FRANCISQUITA. ... cual querré a mi marido, ¡ah!, le prometo quererle si es que regresa. Recordad en vuestra ausencia mi promesa. ¡Adiós! ¡Adiós! Yo quedo aquí pensando en vos. DON MATÍAS (A Fernando, nervioso) Si te vas, como dices, yo no te fuerzo... DOÑA FRANCISCA (Aparte.) ¿Será farsante? CARDONA (Aparte.) ¿Será mastuerzo? DON MATÍAS Mas, abrevia, Fernando, que el tiempo vuela. FRANCISQUITA Tal despedida me desconsuela. FERNANDO Pues besando su mano, que es de princesa... DON MATÍAS ¡Rayos y truenos, que se la besa! FERNANDO ...me despido muy triste, porque me alejo. DOÑA FRANCISCA (Aparte.) ¡Se explica el joven! CARDONA (Aparte.) ¡Se irrita el viejo! FERNANDO (Cogiendo delicadamente la mano de Francisquita.) Pequeña mano, blanca y hermosa. DON MATÍAS (A Fernando.) ¡Tu cortesía ya es enfadosa! FRANCISQUITA (A don Matías.) No te disguste que sea amable. CARDONA (Aparte.) ¡Qué intransigente! DOÑA FRANCISCA (Aparte.) ¡Qué insoportable! DON MATÍAS ¿Para qué dices blanca y hermosa? Con decir "mano", ya basta y sobra. CARDONA Dos epítetos añadir quiso su lengua ampulosa. FERNANDO Al rendirla mis respetos yo la beso con amor. DON MATÍAS Pero hazme el favor de besar sin epítetos. (Fernando besa largamente la mano de Francisquita.) ¡Ea...! ¡Fuera ya! ¡Se acabó! (Irritado.) CARDONA ¿Qué es lo que dice? DON MATÍAS No vi desvergüenza igual. ¡Fuera! CARDONA ¡Cómo se pone! FRANCISQUITA (Aparte.) ¡Qué dulce beso me dio! FERNANDO Padre, ¿por qué enfadado estás? CARDONA (Aparte.) ¡Ahora sí que te vas! DON MATÍAS Yo no me enfado, pero a mi lado no volverás. FRANCISQUITA (Aparte.) ¡Nunca me he emocionado más! DOÑA FRANCISCA (A su hija.) ¡Qué pálida estás! CARDONA (A Fernando.) ¡Qué pena me das! FERNANDO ¡Partir yo debo y no volver quizás! (Aparte.) Si no es para adorarla no volveré jamás. FRANCISQUITA (Aparte.) ¡Si no ha de ser mi esposo no quiero verle más! DOÑA FRANCISCA (Aparte.) ¡El pobre chico no volverá jamás! CARDONA (Aparte.) Se incomoda; tiene la mosca en la oreja ya. Preveo que a su lado no volverá jamás. DON MATÍAS (A Fernando.) Por fin te vas. Sabe que a mi lado no volverás jamás. Quinteto FERNANDO ¡Ay Madrid de mi alma! Guarda a la que adoro bajo llaves de oro; porque yo volveré su cariño a buscar y a jurarla mi fe, que sin ella no sé cómo voy a alentar. Vivo en la esperanza de volver un día para hacerla mía. Volveré, lo juro; quiero volver soñando con su querer. Yo no puedo vivir sin su amor celestial, ni sus ojos de luz, ni su voz de cristal. Yo no debo partir sin hablarla de amor, sin volver a escuchar de cristal su voz. FRANCISQUITA No me aventuro a dejar que se vaya pues ya me parece que tengo su amor, y es peligroso perderle de vista cuando es necesario cuidarle mejor. Quiero tenerle cerca, muy cerca. Se impone de nuevo buscar un ardid. Si se va de Madrid, bien me puede olvidar. Por que gane la lid, hadas buenas, venid y ayudarme a triunfar. Vivo en la esperanza de que sea mío. Si se va, Dios mío, debe volver soñando con mi querer. Yo no puedo vivir sin la dulce ilusión de que voy a vencer con ingenio y tesón. Él no debe partir sin hablarme de amor. ¡Que yo vuelva a escuchar su voz de cristal! DOÑA FRANCISCA Yo no comprendo porqué don Matías no deja a Fernando que siga en Madrid. ¡Ay, Virgen mía, si yo consiguiera que un mozo tan guapo viniera por mí! No 1o puedo soñar si se va de Madrid. ¿Por qué no gestionar que lo dejen aquí? ¡Qué alegría me da como llegue a saber que ya no se va! Yo no comprendo por qué don Matías no deja a Fernando que siga en Madrid. ¡Ay, Virgen mía, si yo consiguiera que un mozo tan guapo viniera por mí! Si se va, Dios mío, no hay que pensar que vuelva por mi portal. Yo no puedo vivir sin la dulce ilusión de un apuesto galán que me llame al balcón. Él no debe partir sin que hablemos los dos. Si cayera a mis pies, ¡Jesús, qué emoción! CARDONA Quiere ponerle barreras al viento, tejado a los mares, distancia al amor... Más le valiera, señor don Matías, ponerse en ayunas, y a buenas con Dios. ¡Quién es el guapo que para los vientos, que encierra los mares y mata el amor! Si se va, volverá. Si se queda, peor; porque veo que ya le ha cazado el amor y aunque Dios dispondrá, tengo yo para mí, que ya no se va. Quiere ponerle barreras al viento, tejado a los mares, distancia al amor. Más le valiera, señor don Matías, ponerse en ayunas, ya buenas con Dios. Si se va, sospecho que volverá más loco de lo que está. Yo tendré que danzar y coser y zurcir, pues habré de terciar en la trama sutil. Él no debe marchar sin que hagamos los dos una barbaridad. ¡Se hará, vive Dios! DON MATÍAS Ya no me cabe ni sombra de duda de cómo la quiere; la adora el bribón. Debe salir de mi casa al instante porque es peligrosa la aproximación. Si se va de Madrid, ya podré respirar, porque al cabo en la lid me podría ganar. Si a Francisquita la noble apostura del joven Fernando le hiciera "tilín", cuando no viera más que esta figura, que no es justamente la de un serafín, me abrumarían las comparaciones, mas yéndose él fuera soy un figurín. Si se va, de fijo no volverá. Le exijo que viva allá. Me podré yo casar sin azar ni temor de que vuelva a terciar en mis lances de amor. ¡Qué feliz voy a ser! ¡Un marido ejemplar con mi nueva mujer! ¡Vivir para ver! (Don Matías intenta que Fernando se marche. Francisquita, al despedirse de Fernando, simula un desmayo y cae en sus brazos, con gran irritación de don Matías y los comentarios divertidos de Cardona) Escena Decimotercera (Mientras don Matías masculla su enojo por tener Fernando a Francisquita en brazos, Aurora e Irene hacen comentarios despectivos y se preguntan si es la misma "mujer" que antes estaba con Fernando. Francisquita finge reponerse y quiere bailar. Don Matías apenas se contiene al ver que Fernando se queda) Escena Decimocuarta (Comienza la escena sonando la rondalla y las voces que se van acercando; al final de la estrofa entran en escena los guitarristas, Lorenzo y Juan Andrés y un grupo de mujeres con disfraces.) TODOS ¡Olé! ¡Viva! ¡Olé! CORO Los que quieran patatas y vino añejo que se acerquen y formen en el cortejo; porque un hombre rumboso paga el guateque, ¡y no es nadie obsequiando Lorenzo Pérez! (Los grupos forman un conjunto pintoresco. Lorenzo se acerca a Aurora, que da muestras de mal humor.) LORENZO Ya tienes, Aurorilla, lo que has pedido, lo que has pedido. AURORA (Con un poco de mal talante.) Muchas gracias, Lorenzo, pero es sabido, pero es sabido que quien mucho desea cuando lo tiene, cuando lo tiene piensa ya en otra cosa que nunca viene, que nunca viene. FRANCISQUITA (A Cardona.) ¡Qué bizarra es la moza y él qué gallardo, y él qué gallardo! CARDONA (A Francisquita) Bizarría y gallardía que huele a palos, que huele a palos. LORENZO Báilanos, Aurorilla, aquel bolero tan resalado. AURORA (En un desplante.) El que mis bailes quiera que yaya a verme sobre el tablado. LORENZO (Aparte, a ella.) Si conmigo esta tarde bailar no quieres, en berlina me pones ante esta gente. AURORA Bailaré una mazurca que es lo nuevo en el baile. LORENZO (Despechado.) Yo no entiendo esa danza; no podré acompañarte. FRANCISQUITA (Para que lo entienda Fernando.) ¡La mazurca, Matías! ¿Quieres tú que bailemos? DON MATÍAS Si tú quieres yo bailo de cabeza en el suelo. (Fernando hace un gesto y Francisquita, con otro, indica "déjame hacer a mí") AURORA (A Lorenzo, con desdén y mirando a Fernando con intención.) ¡Alguien puede que quiera decidirse a sacarme! LORENZO (Amenazador, para Fernando también) ¡Alguien puede que quiera la pelleja jugarse! FERNANDO (Aparte.) Me molestan los hombres que presumen de jaques. FRANCISQUITA Tiene grandes peligros apelar a desplantes. (Aparte.) Quiere la Beltrana con Fernando bailar; mas eso, como pueda, lo habré de evitar. AURORA (Con arrogancia,) El que quiera... el que quiera bailar con mi cuerpo, que se acerque a beber en mi vaso. (Dos de los Dependientes se adelantan.) LORENZO (Adelantándose un poco.) ¡Al que beba le rajo la frente! (Los Dependientes, asustados, se retiran.) AURORA (Como si no oyera la amenaza de Lorenzo.) ¿Quiénes gustan del baile y del trago? FRANCISQUITA ¡Ah! ¡Nadie la baila! ¡Qué desencanto! CARDONA Yo, señorita, bebo en mi vaso. (Por Fernando.) Y a éste no quiero verle borracho. FERNANDO Este Cardona siempre es igual. AURORA (Con más energía.) El que quiera... el que quiera bailar con mi cuerpo, que se acerque a beber en mi vaso. FRANCISQUITA (A don Matías.) No hay hombre capaz de bailarla. FERNANDO (Levantándose.) Si tú quieres que salga, yo salgo. FRANCISQUITA ¡Claro que quiero! (Fernando, desde el extremo derecha, cruza hacia Aurora.) DON MATÍAS (Sorprendido por la actitud de Fernando.) ¿Qué hace este ganso? FRANCISQUITA (Con entusiasmo, por Fernando y para excitar el amor propio de don Matías.) Ése es un hombre tranquilo y guapo. DON MATÍAS Ése no es nadie. (Rápidamente se adelanta a Fernando y llega antes que él junto a Aurora.) ¡Venga ese vaso! TODOS ¡Olé! DON MATÍAS (Bebiéndoselo de un trago.) ¡Ya está! LORENZO (A sus amigos, que intentan detenerlo.) ¡Dejadme todos! ¡Tú, Juan Andrés! FERNANDO (Queriendo apartar a don Matías.) ¡Padre! CARDONA (A don Matías.) ¡Caramba con su merced! FERNANDO ¡Ah! LORENZO (Que se ha desasido de las manos de sus amigas y se adelanta.) ¡A ver ese jaque! FERNANDO (Al ver la actitud de Lorenzo, sale a defender a su padre.) ¡Padre: quite usté!... DON MATÍAS (Con una mano echa atrás a Fernando violentamente, y con la otra a Cardona.) ¡Atrás! ¡Atrás!! TODOS ¡Olé! DON MATÍAS (Sale al encuentro de Lorenzo. Hay unos segundos de lucha. Al fin lo sujeta, dominándolo, y le dice:) Pero ¿qué te has creído, jovenzuelo? ¿Crees tú que no hay vigor en estos brazos? Ya ves lo que me queda todavía de aquel vigor de antaño. No vuelvas a crecerte con desplantes, porque vas a perder ante esta joven. Y deja que la baile un caballero, porque no se la come. (Le suelta las manos y Lorenzo baja la cabeza avergonzado.) Y, por si andando el tiempo, te ves en este trance peliagudo, aprende la mazurca y quedarás mejor que con los puños. (Ataca la mazurca: Don Matías toma de la mano a Aurora y comienza a bailar con ella.) AURORA (A don Matías.) ¡Gracias, caballero! DON MATÍAS (Más amable.) Hija, ¡no hay de qué! CARDONA (Por don Matías.) ¡Es una peonza! DOÑA FRANCISCA ¿Se ha fijado usté? DON MATÍAS (Aparte.) ¡Qué bien he quedado! AURORA (Aparte.) ¡Me ha salido mal! DON MATÍAS (Aparte.) Ahora Francisquita que soy todo un hombre verá. AURORA (Aparte.) Yo que he pretendido que él se decidiera, no lo he conseguido; ¡pero me han cogido en la ratonera! (Sigue el baile.) FRANCISQUITA (A Fernando.) ¿Qué vamos a hacer nosotros dos? FERNANDO Lo indicado creo que es bailar. FRANCISQUITA (Cogiéndose decidida del brazo de Fernando.) Pues aprovechemos esta casualidad. (Empiezan los dos a bailar y, al dar una vuelta don Matías, ve a la pareja y no puede contener su ira.) DON MATÍAS ¿Qué hace este granuja? AURORA (A don Matías, que intenta dirigirse a Fernando.) ¡No me deje usté! (Al ver a Fernando que baila tiene un movimiento de coraje, pero se sobrepone.) DON MATÍAS (Al pasar junto a Fernando, conforme baila.) Cuando acabe el baile ya te lo diré. FRANCISQUITA ¡Pobre don Matías; ya se enfurruñó! (A Fernando.) Tú no temas nada. FERNANDO Nada temo yo. FRANCISQUITA (Apasionadamente.) No le irás, porque yo me muero si tú le vas. FERNANDO Yo pensé que tú me alejabas, no sé por qué. FRANCISQUITA ¡Ah! Porque vi que tú suspirabas por otro amor. FERNANDO Fue pasajera locura, no tal amor. CARDONA (A doña Francisca.) ¿Y usté no se anima? DOÑA FRANCISCA ¡No me he de animar! CARDONA ¡Olé ya su cuerpo! ¡A bailar! (Bailan doña Francisca y Cardona con ambas parejas. Cuadro animadísimo.) ACTO TERCERO Cuadro Primero (Una calle de Madrid, que cruza de un lado a otro del proscenio. Al frente, dos casas, separadas por una calle. Destácase la casa de. la izquierda que es la de dan Matías. En la esquina de la otra casa hay un farol encendido. Es de noche) Escena Primera (El Sereno. Luego seis muchachas y seis caballeros románticos) (Nadie en escena. Dentro, a lo lejos, suenan castañuelas. Los Románticos cantan dentro. como un murmullo.) VOCES LEJANAS ¡Olé! ¡Viva! ROMÁNTICOS ¡Ah! SERENO (Dentro.) ¡Ave María Purísima! ¡Las nueve... y sereno! (Sale a escena por la calle del centro.) ¡Todo son bultos! ¡Todo parejas! ¡Todo son citas de ellos y de ellas! Yo, sin embargo, no estoy tranquilo; por las esquinas huelo y vigilo, por si en los grupos de rondadores hay endiablados conspiradores. (Se va por la derecha. repitiendo:) ¡Ave María Purísima! ¡Las nueve... y sereno! (Cruzan la escena algunas parejas sueltas.) VOCES LEJANAS (Después de sonar nuevamente las castañuelas.) ¡Olé! ¡Viva! ROMÁNTICOS ¡Ah! (Aparecen lentamente, por separado, de una en una, y por distintos sitios, hasta seis parejas de muchachas y caballeros románticos enamorados.) ELLOS (Amorosamente.) ¿Dónde va, dónde va la alegría? ¿Dónde va, dónde va la hermosura? Oiga usté, por favor, vida mía, que la noche está oscura y el amor no es amigo del día. Venga usté, por Dios, madrileña guapa, que en esta capa cabemos los dos. ELLAS Sepa usté, sepa usté, caballero, que el amor, que el amor no me asusta; sepa usté que yo quiero al que quiero, si al mirarle me gusta a la luz del primer reverbero. Como yo no sé, porque no le veo, si es guapo o feo, retírese usté. ELLOS ¡Cuánto daría si me alumbrara la luz primera del buen amor! ¡Rasga las nubes, luna, lunera; pon en mi cara tu resplandor! Ven, mi lucero, que soy un caballero y en esta capa, que a mí me tapa con garbo y arte, sabré cantarte lo que te quiero. ELLAS Guarde su capa de guapo mozo; no estoy por eso de la canción; porque me asusta que en el embozo se esconda un beso de perdición. Si en esta capa quisiera usté encerrarme tendrá que amarme como yo quiero. ELLOS Por tu amor, hermosa, soy capaz de todo. ELLAS Yo no le querría sino de este modo. ELLOS Dime lo que pides, dime lo que quieres. Pide ya, por favor. ELLAS Pediré sólo amor. ELLOS ¡Amor! ELLAS ¡Ay, qué hermosa noche! ELLOS ¡Noche de cantares! ELLAS ¡Noche de querellas! ELLOS Tiemblan las estrellas con febril temblor. TODOS ¡Noche misteriosa, madre del amor! Vamos ya, caballero galante, capullito fragante, a correr amorosa aventura. ELLOS Me venció tu galana hermosura. ELLAS ¡Caballero galante...! ELLOS ¡Vamos ya, que la noche está oscura! ELLAS Del amor en pos cuando usté me tapa en esa capa marchamos los dos. ELLOS Ven aquí, por Dios, madrileña guapa que en esta capa cabemos los dos. (Iniciando el mutis.) ELLAS Vamos despacito. ELLOS Vamos, vida mía. ELLAS Para hablar quedito. ELLOS Hasta el nuevo día. ELLAS Todo amor respira. Quiero suspirar. ELLOS Cuando amor suspira pronto va a besar... (Hacen mutis las seis parejas y suenan dentro, simultáneos, varios besos.) Escena Segunda (Fernando se sorprende de ver salir a su padre; éste aduce que va a salir con su "novia") Escena Tercera (Ante la casa de don Matías, doña Francisca le pregunta a su hija si su maduro novio le gusta "en serio". Francisquita sigue fingiendo que es así. En este momento aparece don Matías en la ventana y Francisquita le dice que no irá al baile de Cuchilleros porque Fernando la corteja y finge que hasta le manda cartas. Don Matías se retira) Escena Cuarta (Francisquita y su madre se quedan junto a la casa: Francisquita escucha a través de la ventana la filípica que don Matías le suelta a su hijo. De paso, le hace creer a su madre que es por ella por quien suspira el joven. Ambas deciden entonces ir, a pesar de lo dicho, al baile de Cuchilleros) Escena Quinta (En medio del ambiente festivo de la noche de Carnaval, Cardona acude a casa de Fernando para salir con él. Fernando le cuenta la irritación de su padre por una supuesta carta que le ha escrito a Francisquita, Cardona ve enseguida que se trata de un ardid de Francisquita y lo anima a ir al baile de Cuchilleros) Escena Sexta (Fernando se va, y poco después llega Aurora. Cardona le dice que Fernanda se ha ido "con Encarnación": luego emprenden un diálogo en el que Aurora y Cardona acaban mandándose a paseo) Escena Séptima (Acuden Irene y Lorenzo en busca de Aurora, pero ésta está de mal humor y se va dejando a Lorenzo plantado) Escena Octava (Irritado, Lorenzo decide ajustar las cuentas a Fernando, creyendo que es quien le está quitando a Aurora. Pero al llamar aparece don Matías. Lorenzo le da el recado de que quiere enfrentarse con Fernando. Don Matías se siente ofendido y decide ir al baile de Cuchilleros a terciar en el asunto) Cuadro Segundo (Patio de una casa. En la planta alta corredor volado, y en él, una o dos puertas del piso entresuelo. En el lateral izquierdo, escalera que une el corredor con el patio. Bancos convenientemente distribuidos. Varios faroles de aceite encendidos. Por encima de la tapia que cierra el lateral derecho, luz de luna) Escena Primera CORO ¡Ah! SERENO ¡Ave María Purísima! ¡Las nueve y media y nublado! CARDONA Aurorilla la Beltrana ¿no quiere cantar? AURORA (Bajando la escalera como una reina.) Allá bajo muy gustosa; no me hago de rogar. CORO ¡Viva, viva la Beltrana! ¡La sal de Madrid! CARDONA Es la sal y la pimienta y el ajonjolí. AURORA Unas boleras cantaré si así le place a la reunión. TODOS Unas boleras cantará para alegrar el corazón. FERNANDO (Aparte.) Yo no comprendo cómo esa mujer pudo tenerme loco de ilusión. AURORA Pues atended. Pues escuchad. ¡A ver si hay uno que me sepa acompañar! CARDONA (A Aurora.) ¿Qué le acompaño, morena? AURORA Pues el Marabú, bolero gitano, que usté ya sabe que tiene mucho salero. (Se sienta Aurora en un banquillo y Cardona en otro.) AURORA (Marcando el ritmo con los dedos.) A un jilguero esperaba mi jaula de oro... Con el ay, con la marabay; con el ú con el marabú. ¡Ay, que me mú, que me muero, San Juan de la Cruz!... Pero en vez de un jilguero se ha entrado un loro. Con el ay, con el marabay; etc. CARDONA (Devolviéndole la pelota.) Esa jaula no sabe lo que la espera... Con el ay, con la marabay; con el ú con el marabú. ¡Ay, que me mú. que me muero, si me vences tú! Es un pájaro el loro de mucha cuenta... Con el ay, con el marabay; con el ú, con el marabú. ¡Ay, que me mú que me muero, Virgencita de la luz! AURORA Yo acostumbro a los pajarracos cortar las alas sin decir Jesús. Y después, para mí... ¡Marabú! CARDONA Mira bien que los pajarracos podrán picarte si los retas tú. Y después de picar... ¡Marabú! LOS DOS ¡Viva el bolero del Marabú! (Unos románticos elogian la pieza y exigen que haya baile. Se baila el fandango. Cardona invita a todos a comer y beber, aunque al llegar Fernando, Aurora se marcha y se quedan él y Cardona solos. Fernando confiesa que ama a Francisquita con pasión) Fandango Escena Segunda (Lorenzo viene a provocar a Fernando, creyéndolo enamorado de Aurora. Cuando Cardona le asegura que Fernando "se la regala", Lorenzo se va confundido. La llegada de Francisquita y su madre y el efusivo trato de ésta con Fernando convencen a Lorenzo de su error) Escena Tercera (Doña Francisca coquetea grotescamente con Fernando, pero éste no comprende la situación y le pide ayuda para casarse con Francisquita. Doña Francisca interpreta que el muchacho la ama a ella, pero Fernando no se da cuenta) Escena Cuarta (Llega don Matías que hace llamar a Lorenzo. Cardona y las dos mujeres se apartan) Escena Quinta (Lorenzo llega ante don Matías, se disculpa, y afirma que Fernando ama a doña Francisca. Don Matías se horroriza, pero imagina que se refiere a Francisquita y llama a su hijo) Escena Sexta (Doña Francisca responde y afirma que Fernando está enamorado de ella y no de Francisquita. Don Matías expresa su incredulidad) Escena Séptima (Aurora interviene en la conversación y explica que Fernando es un "saltamontes": el otro día lo vio abrazado a Francisquita y el mismo día también requebraba a una maja, y ahora, además, le jura amor eterno a doña Francisca. Entra Fernando y se sorprende al ver allí a su padre. Doña Francisca se precipita a pedir consentimiento para casarse con Fernando: Don Matías le afea el proceder diciendo que podría ser su madre. Cardona le echa en cara que este reproche se lo puede aplicara sí mismo) FRANCISQUITA Yo no fui sincera, perdóname; si yo te engañé, fue porque le amaba. (Señalando a Fernando.) Tú mis travesuras perdonarás, y este matrimonio bendecirás. FERNANDO Padre, no me niegues tu bendición y tu corazón abre a la indulgencia. Ya que su marido no puedes ser, tú serás el padre de mi mujer. FRANCISQUITA Yo voy a tener siempre para ti un amor filial, puro y verdadero. FERNANDO Mira que en su voz cálida y cordial, vibra el madrigal del amor sincero. FRANCISQUITA ¡Cómo me entristece tu cara afligida! FERNANDO Padrecito mío, se impone la vida. FRANCISQUITA Ven, que con un mimo te quiero probar que voy a ser la miel de tu hogar. Debes olvidar mi maquinación, pero no me borres de tu corazón. Hija cariñosa seré para ti. ¡Mírame! ¡Bésame! ¡Ven aquí! (Don Matías se aparta, rechazando suavemente a Francisquita.) ¿Es que te ha dolido que te engañe? Mira por qué fue; tú eres justo y bueno. ¿Cómo ser, Matías, tu esposa fiel, si antes suspiraba de amor por él? FERNANDO Junto a Francisquita nacer sentí un amor que en mí yo no sospechaba. (Don Matías, entre los dos, va emocionándose.) Ve que ya no sabe mi corazón cómo desprenderse de esta ilusión. FRANCISQUITA Dime tú por qué de tu lagrimal gotas de cristal salen a tu cara. FERNANDO El feliz amor que logré alcanzar, te hace a ti llorar. ¡Nunca lo pensara! FRANCISQUITA Padrecito mío, perdona mi engaño. FERNANDO Dime, al ver mi dicha, que no te hace daño. FRANCISQUITA Ven, que con un mimo te quiero probar que voy a ser la miel de tu hogar. LOS DOS Debes olvidar mi maquinación, pero no me borres de tu corazón. Hijo cariñoso / hija cariñosa seré para ti. ¡Mírame! ¡Bésame! ¡Ven a mí! ¡Ah! (Don Matías se da cuenta de su error y renuncia a la mano de Francisquita. deseándole que sea feliz con su hijo. Acto seguido invita todos a beber y celebrar la boda) Escena Final (Cardona propone a Aurora encontrarse esa noche y ella parece acceder. Don Matías propone el brindis final) TODOS Canto alegre de la juventud que eres alma del viejo Madrid: vuela ya y, en tu volar de pájaro, pregona nuestro júbilo por los celestes ámbitos. Canto feliz, tú que puedes volar difunde hasta el sol la dicha de amar, y en la primavera que nos espera suena sin cesar. (Intervienen las bailarinas. Nuevos olés y aplausos.) Escaneado por: Marcela Angarita 2009 |