PRIMER ACTO


Cuadro Primero

(Sala del trono del rey Pólux.
Todo muestra un pasado de
esplendor ajado. El trono, de
oro, está apuntalado con
maderas. Las puertas abiertas
dejan ver un numeroso grupo
de acreedores que los  guardias
impiden entrar)

ACREEDORES
¿Dónde está el Rey?
¿Dónde está Pólux?
¡Dejadnos llegar hasta él!
¡Nuestras deudas
deben ser canceladas!

GUARDIAS
¡Atrás! ¡Atrás! ¡El Rey no está!

ACREEDORES
¿Que no se encuentra aquí?
¿Que no está aquí?
¡Cuando nos pedía prestado dinero,
sí que estaba siempre
sentado en su trono!

GUARDIAS
¡Atrás! ¡Atrás!
¡Marcharos o correrá sangre!

ACREEDORES
¡Venimos de tierras lejanas!...
¡De Persia, de Chipre!
¡De Rodas! ¡De Samos!
¡Hemos cruzado el mar!
¡Las facturas son antiguas!
¡No podemos esperar más!
¡No lo consentiremos!
¡Diez mil para vino!
¡Para ricos brocados, el doble!
¡Treinta mil para perlas, oro, joyas!

GUARDIAS
¡Atrás saqueadores! ¡Fuera!

(Los acreedores empujan a los
guardias y, con las facturas en
la mano, se precipitan furiosos
en la sala del trono. Súbitamente
aparece el rey por una puerta
lateral y se sienta hierático en el
trono)

(Los acreedores, por un
momento permanecen en suspenso)

REY
¡Todo lo mío es vuestro!
¡Atrás! ¡Atrás!

ACREEDORES
¡Queremos nuestro oro! ¡Dinero!

REY
¡Aquí no hay dinero!
Podéis quedaros con la tierra.

ACREEDORES
¡Está hipotecada!
¡La tierra está en manos de otros!
¡Aquí están las hipotecas!

REY
¡Coged las minas, están hasta arriba!

ACREEDORES
¡Hipotecadas! ¡Vacías! ¡En manos ajenas!
¡Están quebradas!
¡No queremos nada que no sea dinero!
¡Solamente dinero, contante y sonante!

REY
¡Tomad el palacio!
¡Apoderaros de todo cuanto contiene!

ACREEDORES
¡Está medio vacío!
¡No contiene nada de valor!

REY
¡Os pagaré con mis medallas,
con los derechos de pastoreo y de pesca!

ACREEDORES
¡Todo está hipotecado! ¡No queda nada!
¡Oh! Rey Pólux, dinos:
¿En qué has gastado toda tu riqueza?
¡Recibe nuestra maldición!
¡Recibe nuestro desprecio!
¡La isla de Íos está en quiebra!

(Agitando las facturas saltan y
bailan salvajemente entorno al Rey)

REY
¡Os pido un poco de paciencia!
¡Aún queda esperanza!

ACREEDORES
(Deteniéndose)
¿Esperanza? ¿Cuál?

REY
¡He mandado llamar a mis sobrinos,
los Reyes de las Islas!

ACREEDORES
¡Ellos también están quebrados!

REY
¡Son los esposos de mis cuatro sobrinas,
las mujeres más bellas del mundo!

ACREEDORES
¡No confiaremos en terceras personas!
¡No hay dinero!
¡En ninguna parte hay dinero!

REY
¡Alkmene, Sémele, Europa, Leda!...

ACREEDORES
¡Esos nombres son extraños para nosotros!
¡Ellas tampoco tienen dinero!

REY
¡Ellas viajan con un retrato de mi hija, Dánae!
Ella ha recibido una propuesta de matrimonio
del hombre más rico del mundo: <
¡Midas, de Lidia!
¡Todo lo que toca se convierte en oro!

ACREEDORES
(Con ironía)
¡Dánae! ¡La orgullosa Dánae!
¡La que rechazó a todos los pretendientes
que nosotros le propusimos!

REY
¡Paciencia!
Seguro que en esta ocasión ella acepta.
Es el hombre indicado, ¡el más rico!
¡Midas, de Lidia!
¡Todo lo que toca
se convierte en oro!

ACREEDORES
¡No intentes engañarnos!
¿Cuándo nos pagarás?

REY
¡Todo lo pagará Midas!

ACREEDORES
¿Midas?... ¡está lejos!
¡Una nube!... ¡Una estrella!
Las cuentas... sí...
¡esas sí que están bien cerca!

(Vuelven a agitar las facturas)

REY
¡Mis sobrinas regresan
del reino de Midas!
¡Algo más de paciencia,
sólo un día más!

ACREEDORES
(Se alejan del rey observando el trono)
¡Ahí!...
¡Aún te queda el trono!
¡Cómo brillan y refulgen
los adornos, guirnaldas
coronas, blasones
y animales heráldicos!

(Se abalanzan sobre el trono, saqueándolo)

¿Qué utilidad tendrían estas menudencias
para ti... deudor?
¡El animal heráldico!
¡La corona!... ¡Para mí!

(Se disputan los pedazos
del destrozado trono)

Rey estafador, dinos:
¿dónde has gastado todo tu dinero?
¡Siempre presumiendo y nunca pagando!
Sólo, como último recurso,
tomamos los restos de tu trono vacío
¡El animal heráldico!
¡La corona!... ¡Para mí!
¡Para mí! ¡Para mí!

REY
¡Todo lo pagará Midas!
¡Midas de Lidia!

ACREEDORES
(Sacan del trono al rey a empujones
y, peleando entre ellos salvajemente,
destrozan el trono)
¡Mío! ¡mío! ¡mío!
 
 Cuadro Segundo

Interludio: La Lluvia de Oro
 
(Dormitorio de Dánae, oscuridad.
Se distingue vagamente su silueta.
Xanthe está a sus pies)

DÁNAE
(Despertando)
¡Oh, oro! ¡Oh, dulce oro!

(Acaba la lluvia de oro. Aparece en su
lugar la luz matutina, lívida y gris)

XANTHE
(Incorporándose)
Dánae, ¿llamaste?

DÁNAE
¿Dónde estás, oro?
¡Oro magnífico!

XANTHE
Tú también... ¿estás buscando oro?
¡No lo veo por ningún lado!

DÁNAE
¡Vibrante sonido!
¡Melodía dorada!
¡Tu esplendor!
lo inunda todo por completo!

XANTHE
Oro... ¿en nuestra pobreza?

DÁNAE
¡Dulce frescor
sobre mis mejillas!
¡Luminoso poder
sobre hombros y brazos!
¡El beso del oro
sobre mis labios!

XANTHE
¡Tengo miedo!
¡No veo nada, Dánae!
¡Es de noche!

DÁNAE
¡No es de noche!
¡Todo lo inunda la luz!...
¡Caen relucientes
hojas doradas!
¡Un árbol dorado
surgió sobre mí,
entre las brillantes estrellas!
¡Mil brazos me envolvieron
arropándome
con una capa milagrosa!

XANTHE
¡Es un sueño, Dánae!
¡No hay oro en ninguna parte!
¡Son ardientes deseos motivados
por nuestra ruina!

DÁNAE
(con energía)
¡No es un sueño,
no es la miseria!
¡Una forma luminosa
se inclinaba sobre mí
rodeándome con dulzura!
¡Oro anhelado,
consolador ardiente,
descendió sobre mí,
sobre mi lecho!

XANTHE
¡Sí, ojalá pudiésemos encontrar
lo que te hiciera feliz!
¡Todo está vacío,
oscuro y frío!

DÁNAE
¡Lo que la lluvia
es para la tierra,
lo ha sido para mí
el oro que he amado!
Reconfortante abrazo,
cálido anhelo,
fecunda pasión
sobre mis labios y mejillas.
¡Igual que la tierra seca
renace con ella,
así yo he florecido
con la lluvia de oro!

XANTHE
¿Con una lluvia de oro
has florecido?
¿Un sueño te ha hecho dichosa?
¿Un sueño te ha seducido,
te ha fascinado?

DÁNAE
¡Oh, feliz recuerdo,
del resplandeciente sueño!
¡El beso del oro
sobre mis labios!
¡Sobre mis pechos
el dulce abrazo del oro!
¡Seductor deleite
sobre mis miembros y mis mejillas!
¡El beso del oro sobre
mis labios,
deliciosa presión
sobre mi seno!
¡Lo que es bendición del cielo
para la tierra,
lo ha sido para mi
el oro amado!
¡Envuelta
en la majestuosa prenda,
en la radiante capa
del oro amado!
¡Sigue iluminándome
deliciosa lluvia,
radiante lluvia de hojas doradas!
¡Oro que me has rociado
que has hecho que floreciera,
magnífico sueño!

XANTHE
(Al mismo tiempo)
¿Una lluvia de oro,
un delicioso sueño,
nos ha liberado
de nuestra miseria?
¡Seductor deleite,
luminosa dulzura
sobre los hombros y los brazos,
completamente envuelta
en su esplendor!
Lo que es bendición del cielo
para la tierra,
¿lo ha sido para ti el oro
que has amado?
¡Envolviéndote
la majestuosa prenda,
el radiante manto
del oro amado!
¡Si lograses mantener
la luminosa bendición!
¡Oro que te ha rociado,
deliciosa lluvia,
magnífico sueño!
¿Estabas sola
entre los pliegues del manto?
¿Sólo te hizo soñar
el resplandor del árbol?

DÁNAE
¡Soñé con lo más sublime,
la lluvia del excelso oro
fue lo más hermoso para mí!

XANTHE
Pero, ¿de dónde provino?
¿No has visto a nadie?
¿Permaneciste sola?
¿No hubo ningún apasionado pretendiente
con capa dorada?
¿Ninguno de los poderosos dioses
que conceden sus dones
con mano codiciosa?

DÁNAE
¡Estaba sola
en medio del parpadeante fulgor!
Nosotros,
sólo nosotros para amarnos...
¡yo... y el oro!

XANTHE
¡Niña maliciosa!
¿Ningún pretendiente?
Despierta,
¡has rechazado a los más nobles!
Siempre desdeñosa
y despreciando a los hombres...
¿Cuándo conseguirás poner fin a nuestra miseria?

DÁNAE
Con mi sueño,
milagroso encanto,
con la ensoñadora
caída de las hojas del árbol,
con la lluvia de oro
que saciaba mi sed...
¡Terminan todas mis penas!

(Empieza a oírse una marcha
lejana que va acercándose)

XANTHE
¡No son fantasías!
¡No ha sido un sueño!
¿Escuchas los sones
del alegre canto?
¡Son los que tu padre envió,
son tus primos que regresan!
A los que esperábamos
¡los ha anunciado tu sueño!
¡Ha terminado la miseria! ¡Alegres sonidos!
¡Dichosa Dánae!
¡Un nuevo pretendiente
más real que cualquier sueño!

(La marcha se ha hecho más audible.
Xanthe, impaciente, se marcha.
Dánae queda a solas)

DÁNAE
¡No más pretendientes!
¡No más hombres lascivos!
El que aquí llega
entre alegres sones,
sólo si es tan poderoso
como el de mi sueño,
sólo si me trae
la alegría del oro
podrá ser...¡mi pretendiente!

(Oscurece. Cambio de escena)
 
Cuadro Tercero

(Una sala con columnas en el palacio
de Pólux. Al fondo, gran arcada por la
se ve el mar. El rey, cortesanos, guardias
y acreedores esperan la llegado de los
cuatro sobrinos de Pólux y sus respectivos
séquitos. A ambos lados de la arcada
se agolpa una gran multitud de
ciudadanos)

PUEBLO
¿Qué traen los reyes?
¿Se acaba la miseria?
¿Qué traen envuelto
en lienzos?
¿Traen esperanza
a esta triste tierra?
¿Esperanza?... ¿Para todos nosotros?

(Hacen gestos de saludo a los que
se acercan, aun sin ser visibles)

REY
(Junto con el coro)
¡Oh, si trajeran a Midas!

ACREEDORES
(igualmente)
¿Será posible?
¿Vendrá el hombre más rico?

REY
¡Oh, si así fuera!
¡Si esto fuera así!
¡Se recuperaría el país!
¡Se salvaría el trono!

ACREEDORES
¡Sería el trono más rico del mundo!
¡Oh, Pólux... qué yerno!

(La marcha llega a su máximo volumen.
Desde el fondo, a través de la arcada,
entran los heraldos y pajes de los cuatro
reyes vestidos con ropas claras y alegres,
en contraposición con los ropajes del pueblo,
oscuros y paupérrimos. Transportan un objeto
cubierto con lienzos, alto como un estandarte,
y lo depositan en el centro de la sala. El
cortejo avanza, entran los cuatro reyes
con sus esposas. Gran expectación)

LOS CUATRO REYES
¡Él... viene!

TODOS
¿Quién... viene?

LOS CUATRO REYES
¡Un nuevo pretendiente!

ACREEDORES
¡Muchos han venido a menudo hasta aquí!

LOS CUATRO REYES
Como éste... ¡nunca!

REY
¿Es el rey que gobierna en Lidia?
¡Hablad!

LOS CUATRO REYES Y REINAS
¡Un pretendiente inigualable,
viene de Lidia, el reino mágico!

REY
¡Midas! ¡El glorioso!

ACREEDORES
¡No lo glorifiquéis tan pronto!
¡Veámoslo!
¡Primero veámoslo!

LOS CUATRO REYES Y REINAS
¡Un pretendiente como no hay otro!

ACREEDORES
¿De qué va a servir?
¡Ella lo va a rechazar!

(Los pajes, que se han situado
delante de los reyes y reinas,
realizan una pantomima del
relato que sigue)

LOS CUATRO REYES
¡Hemos viajado,
de país en país,
llevando en nuestras manos
el retrato de Dánae!
Lo exhibimos...
lo mostramos...
nos ofrecimos
pero a ellos... a ellos...
¡Ay, a nadie le gustó

(Quejándose)

el retrato de Dánae!

ACREEDORES
¿No les gustó?
¡Escuchad! ¿Ni a unos ni a otros?

LOS CUATRO REYES
¡Llegamos así...
en nuestro periplo...
a la lejana, lejana Lidia!
Nos encontramos ante un palacio
que relucía a la luz del sol,
soportando el peso de su tejado de oro:
¡el palacio era totalmente de oro!

(Sorpresa general)

ACREEDORES
¿De oro? ¿Todo el edificio?
¿Los muros... de oro?
¿El tejado... las puertas... de oro?

LAS CUATRO REINAS
¡Oh, dichosos recuerdos
de la feliz juventud!
¡Tú, hombre apuesto;
tú, hombre poderoso!

(junto con los reyes)

¡No es un rey: es un dios!

LEDA
El brillo de sus ojos me llenó de dicha:
¿era la mirada de un cisne blanco?

SÉMELE
Su abrazo fue como una nube...
¡llena de relámpagos!

ALKMENE
¡Me pareció semejante a Anfitrión!
Más que su doble... ¡era el mismo dios!

LAS CUATRO REINAS
¡La juventud se encarna
en este hombre rodeado de oro!
No es un rey... ¡es un dios!

LOS CUATRO REYES
(bailando con gran ceremonia)
El gran rey cogió el retrato...
envuelto en seda...
lo descubrió... lo contempló...
y en su rostro se reflejaba
el resplandor del retrato de Dánae...
un resplandor dorado...
¡Un delicioso resplandor!
¡El retrato se había
convertido en oro!

PUEBLO, ACREEDORES, REY
(Sobre el jubiloso baile de los pajes)
¿El retrato se convirtió en oro?
¡En oro!

LOS CUATRO REYES
¡Callad y oíd!
No sólo el retrato
se había convertido
en oro puro.
¡Cortó una rama del árbol florido
que tenía sobre su cabeza,
y al tomarla, tintineó metálicamente,
¡pues era de oro puro!

(Dejan caer la envoltura del objeto que
transportan y aparece una guirnalda de oro)

TODOS
(con una exclamación)
¡Oro!

(pausa prolongada)

DÁNAE
(que ha entrado sin ser vista)
¿Me llamaste, oro?

REY, ACREEDORES
¿Se trataba realmente de Midas?
¿Dónde está?
¿Cuál es su nombre?

LOS CUATRO REYES
¡Midas, el señor del oro!
De oro es su ropaje, de oro es su palacio,
¡y en oro puro se transforma todo
lo que Midas toma en sus manos!

DÁNAE
¿No estuve en la noche
cubierta por el oro?
¿Como si mi imagen
estuviera en las manos del Rey?
¿Es él el demonio
que se transformó lujurioso
en forma de lluvia de oro?

LAS CUATRO REINAS
Lo que toca...
lo que se lleva a sus labios
¡le sonríe cual oro puro!

DÁNAE
Lo que toqué
en la noche,
lo que temblorosa
me llevé a los labios,
¡me sonrió como oro puro!

TODOS
(excepto los cuatro Reyes y las Reinas)
¡Oh, Midas! ¡Señor! ¡Tú, maestro del oro!
¿Cuándo vendrás hasta nosotros?
¿Cuándo seremos bendecidos por tu fortuna?

LOS CUATRO REYES
¡Conmocionado se quedó
el excelso héroe,
ante el retrato de oro
en sus manos!

LAS CUATRO REINAS
¡Entonces nos entregó
la rama florida...
convertida en joya...
como prenda amorosa...
para Dánae!

ACREEDORES
¿Será así? ¿Vendrá?
¿Tal vez no?
¡Sólo son acertijos... enigmas... lo que dicen!
Pero ¿y el oro!
¡Por lo menos,
aquí hay una joya!

(Intentan precipitarse sobre los
pajes. Los guardias se lo impiden)

DÁNAE
(Pasando a través del grupo de
acreedores, se apodera de la joya)
¡Callad usureros!
¡Esta rama es mía!

ACREEDORES
¡Mirad a Dánae!
¡La orgullosa y fría Dánae!
¿Podrá el oro
despertar su pasión?

DÁNAE
(Agitando dichosa la rama)
¡Midas... me manda esto!
¡Como saludo apasionado!
¡Como prenda de su amor!

ACREEDORES
El único oro que hay en este lugar,
¿creéis que lo dejaremos sin más?
¡Agarrad a esa mujer! ¡Tomad la rama!
¡Vamos! ¡Agarrémosla!

(Intentan atrapar a Dánae.
Se produce un gran tumulto)

UNA VOZ
(Desde las arcadas donde
está agolpado el pueblo)
¡Un barco!

REY PÓLUX, CUATRO REYES
¡Midas ¡Demos gracias! ¡Un barco!

LAS CUATRO REINAS
(dulcemente)
¡A Júpiter... demos gracias!

ACREEDORES
(atónitos)
¿Un barco? ¡Qué extraño!
Finalmente...¿será todo verdad?

EL PUEBLO CORO
(Desde lo alto, haciendo
gestos hacia el mar)
¡Un punto resplandeciente
da la vuelta al arrecife!
¡En pleno día
brilla una estrella!
¿Un incendio
en el mar?

OTROS
(respondiendo)
¡Crece la estrella!
¡Crece y brilla!
¡No es una estrella, es un barco!

OTROS
¡Decidnos lo que veis!
¿Pasa de largo?
¿A dónde va,
hacia dónde se dirige?

OTROS
(respondiendo)
¡Gira, se dirige hacia aquí,
luminoso
sobre el vaivén de las olas!
¡Salud, sed bienvenidos...
vela dorada... barco de oro!

(Empieza a verse un reflejo a través de
las arcadas y se hace visible el
resplandor dorado de las velas,
que igual que la lluvia se extiende
lentamente por el fondo de la escena)

CORO
¡Al puerto, rápido!
¡Te saludamos,
esperanza dorada!

(La multitud corre hacia
el resplandor que ahora se ha
detenido en el fondo)

LOS CUATRO REYES
(Junto con el coro)
¿Un barco de oro?
Solamente puede ser él...
¡Midas!
¡Detente rey
ante la isla de Íos!

(se les une Pólux)
 
¡Vela dorada,
te saludamos!

ACREEDORES
¿Un barco de oro?
Sólo puede ser
¡el gran rey Midas!
¡Somos tus siervos!
¡Corramos al puerto, rápido!
El barco de oro
está atracando...
¡Te damos la más excelsa bienvenida!

(Corren tras el pueblo)

LOS CUATRO REYES Y REINAS
¡Traed la joya!
¡Rápido!
¡Llevadla abajo,
hacia el puerto!

(Marcha. Los pajes
arrebatan la joya a Dánae)

¡Observad
en lo alto de la borda
al hombre dorado...!
¡Agitad las manos y cantad:
Midas, Midas...salud!

(Todos salen en procesión.
Adelante los pajes, después las Reinas
con sus cortejos, finalmente el Rey Pólux
que lanza a Dánae  una interrogadora
mirada. Esta permanece sola en escena.
Cuando todos se han marchado, el reflejo
dorado desde las arcadas es mucho más
intenso)

DÁNAE
(Contemplando el resplandor dorado)
¿Está brillando mi sueño?
¡El que me estremeció...
en el espacio sonoro de la noche!
Deliciosa vela,
dichosos recuerdos,
intensa felicidad,
presentido júbilo...
¡Salve vela!

(Sumida en recuerdos)

¡Sólo el que ofrezca oro
podrá poseerme!

(Da unos pasos entusiasmada.
Entra Midas vestido con sencillez
y se dirige hacia ella)

MIDAS
¡Salve Dánae!
¡La prometida de Midas!
¡Te saluda maravillado
el que ha contemplado tu retrato!

DÁNAE
¡Midas!

MIDAS
¡Soy su fiel amigo,
su mano derecha!
Me he adelantado
para que te prepares
para su llegada.

DÁNAE
¿Tú no eres Midas?

MIDAS
¡Soy sólo el heraldo del señor dorado!
¡Soy Chrysopher!

DÁNAE
¿Tú no eres Midas?...
¿Chrysopher?...
¡Sólo el portador del oro...
podrá pretender a la virgen!

MIDAS
Junto con Midas
vi tu retrato
y me quedé hechizado.
Y él, admirado, me dijo:
¡Corre hasta Dánae!
¡Anuncia a la virgen
mis ardientes anhelos!
Despierta en ella su deseo
y transmítele el anuncio
de mi luminosa llegada!

DÁNAE
¡Estremecimiento nocturno!
¡Sueño luminoso!
¡Lluvia de oro,
felices recuerdos!
¡Sólo el portador del oro...
él sólo...deberá cortejarme!

MIDAS
Esto me ordenó Midas:
¡Cortéjala en nombre del amigo!
¡Que no desprecie al pretendiente!
¡Que la encantadora virgen
preste oídos
al heraldo de los sueños!

DÁNAE
¿Pretendiente embajador?
No eres Midas...
¡Eres Crysopher!

MIDAS
¡Con un ropaje dorado
debo primero embellecerte!
¡Una nube de oro
fluirá envolviéndote!
¡Osados deseos,
oscuros sueños,
dorada meta...
te anuncian estos ropajes!

(A una señal suya todas las arcadas se
iluminan, no sólo en el lugar en que se
encuentra la vela. En cada una de ellas
aparece una figura dorada parecida a un
fresco pompeyano. La del centro sostiene
un ropaje dorado, la siguiente un adorno
para la cabeza, la otra, sobre un cojín,
lleva los zapatos dorado, etc. Dánae se
aproxima maravillada y es ataviada
ceremoniosamente)

DÁNAE
(Mientras la engalanan)
Lluvia de doradas hojas...
¿vuelves a derramarte sobre mí?
Flujo divino...
manto... nube...
dosel delicioso,
¿vuelves nuevamente a mí
soñada lluvia de oro?

MIDAS
(Aparte)
¡Cuánta belleza!
Este esplendor...
todo este fulgor...
¡Pobre mensajero!
¡Recuerda tu juramento!
¡No eres Midas,
sólo eres Crysopher!

DÁNAE
¿Cuándo podré
ver al Rey?
¿Él cumplirá
lo que me has anunciado?

MIDAS
¡Portador del mensaje,
portador del oro,
sueños premonitorios,
destino luminoso!...
¡Más que el Rey
es lo que yo te traigo!

DÁNAE
¿Tú?...¿El mensajero?
¡No eres Midas!
¡Eres Crysopher!

MIDAS
¡Luminosa mirada
del retrato dorado!
¡Antes que el rey Midas
fui yo, hechizado,
quien saboreó tu belleza!
¡Tus ojos no han mirado con desdén
al pobre mensajero,
al heraldo del oro!
¡Veo en ellos tu deseo,
tu anhelo dorado!
Así mismo también puedo ver
la pregunta que brilla en ellos...

DÁNAE
¡Eres un descarado intermediario!
¿Eran estas tus órdenes?

CORO
(A lo lejos)
¡Bienvenido, Midas!
¡Riqueza dorada, te saludamos!

MIDAS
Puedo equipararme a él,
al poderoso Midas,
al rey
que allí ovacionan.

CORO
¡Bienvenido Midas!
¡Riqueza dorada,
te saludamos!

DÁNAE
¡Guíame hasta el Rey!

MIDAS
¡Aún no lo sabes todo!
Midas es grande...
pero inconstante.
Viaja en una
nube dorada,
regala sus riquezas,
hace realidad los sueños...
Pero pronto sigue adelante
abandonándolo todo...

(Se acercan las exclamaciones)

DÁNAE
¿El misterioso oro
desaparece con él?
Desaparece....
¿igual que un sueño?

MIDAS
Lo que he traído
en nombre de Midas,
le quedará a Dánae...
¡Mi persona!

DÁNAE
Entonces, la nube
puede seguir su camino...
¡Sólo me quedará
su recuerdo!

(Se dirige hacia Midas)

MIDAS
¡No conoces el arcano
en el cual estoy inmerso!
El heraldo del oro...
permanecerá pobre a tu lado...
¡Crysopher!

(se oye una tercera llamada de Midas)

¡Debo conducirte
ante el señor del sueño!

DÁNAE
¡Adelante mensajero!
¡Vayamos al pretendiente!
Para mí... ¡el oro!

MIDAS
¡Extraña Dánae!
¡Singular enigma!
En medio de un grandioso esplendor
te conduciré,
yo... el mensajero...
ante el amante Midas!

(Aparecen de nuevo los genios dorados y
guían a Dánae. Midas, el heraldo, va delante,
Dánae lo sigue dirigiéndose al puerto.
Las arcadas de piedra retroceden a su paso.
Se origina una gran luminosidad)

DÁNAE
¡Corazón de ensueño!
¡Oro seductor!
¡Doble compulsión!
¡Crysopher te sigo
hasta la presencia de Midas!
 
Cuadro Cuarto

(Cambio de escena a telón abierto. Puerto)

CORO
¡Navegando
sobre olas doradas,
has venido
trayéndonos dicha y alegría!
¡Midas, Midas,
muéstrate propicio!
¡Eres el sol,
eres la felicidad!

ACREEDORES
Somos persistentes,
reclamamos el oro,
que se nos debe
desde hace mucho tiempo.
Mira a tus esclavos.
¡Señor del mundo!
¡Midas y Fortuna!

LAS REINAS
¡Midas, te nombramos señor
de los dorados espacios!
¡Te reconocemos,
príncipe de nuestros sueños!
¡Tú fuiste
la nube, el cisne...
viejas imágenes...
nuevo poder...
que nos alegran silenciosas.
¡Obedientes a tu voluntad
nos inclinamos ante ti!

(Llega el barco en cuya proa puede
verse la soberana presencia de
Júpiter similar a una estatua
dorada)

PÓLUX, REYES
¡Qué no desaparezca nunca
lo que tú nos traes!
¡Supremo poder,
te estamos eternamente agradecidos!
Señores del mundo:
¡Midas y Fortuna!
 
(Midas y Dánae se aproximan)

JÚPITER
¡Salve Íos,
isla de la alegría!
¡Estrechada en sueños,
anhelada playa!
¡Salve a ti, bella,
de luminosos rasgos
del retrato de oro!
¡Dorada Dánae!
Quién te cortejó
en la noche luminosa,
el que persiguió tu imagen
con sus velas doradas
y con amoroso deseo:
¡Midas... te saluda!

(desembarca)

¡Mira, te estoy llamando,
mira, te amo,
dorada Dánae!

DÁNAE
¡Te contemplo,
Midas, gran rey!
¡Te reconozco,
tal como te había presentido!
¡Señor de los eternos espacios
de los sueños dorados!...
¡Señor de la pródiga bendición
de la lluvia de oro...!
¡No puedo creer que hayas venido a mí,
señor todopoderoso!

(Cae desmayada en brazos de sus
compañeras. Júpiter golpea el suelo
con el pie, se oye un tenue trueno)
 


 SEGUNDO ACTO

 
Lujosa habitación. Lecho nupcial
de estilo pompeyano. Las cuatro
Reinas lo están adornando con
guirnaldas de rosas)

LAS CUATRO REINAS
¡Tejemos coronas
para la boda del extranjero!
¡Desechamos los celos,
los apartamos de nosotras!
Quien ha disfrutado
del abrazo de un dios,
siempre es feliz
y se alegra de la dicha ajena.
¡Feliz Dánae!
El que se anunció
en sueños dorados...
aparece radiante
en una nueva imagen.
¡Ni cisne... ni nube... sino como
un deslumbrante hombre dorado!

(Júpiter entra vestido de oro
como al final del primer acto)

LAS CUATRO REINAS
Júpiter-Midas,
Midas-Júpiter,
¡te saludamos!

JÚPITER
¡Callad!
¡Aunque os resulte difícil,
debéis guardad el secreto!

LAS CUATRO REINAS
¡Nosotras lo sabremos
guardar muy bien!
¡Mira, hemos trenzado
coronas para esta noche,
para ti y para Dánae!

JÚPITER
En el trono de Lidia
me reconocisteis...
¿Y ahora, aquí,
me saludáis como rey Midas?

LEDA
¡Quien miró los ojos
del cisne
los reconoce
aunque estén
cubiertos por un yelmo dorado!

SÉMELE
¡Quien fue tiernamente rodeada
por los brazos amorosos
de la nube...
los reconoce
aunque estén cubiertos
por el reluciente dorado metal!

ALKMENE
¡Tú mismo hiciste que,
en brazos de mi esposo,
Amphitrion,
yo conociese...
a Júpiter!

LAS CUATRO REINAS
¡Júpiter-Midas,
Midas-Júpiter!
¡La dicha más pura
bajo todas las formas!
¡Te saludamos!

JÚPITER
¡Vuestros cantos
traicionarán al amigo!
¡Completad el adorno!

LEDA
(Continuando su labor)
¡Dichosa Dánae!
El que se anunció
en sueños dorados...

(Se detiene... curiosa)

Pero, ¿por qué no permaneciste
como lluvia de oro?
¿El dulce juego
pronto te resultó aburrido?

ALKMENE
¿Crees que el rey de los lidios
es más que el dios?
¿Por qué cambias
de nuevo tu imagen?

JÚPITER
¡Conocéis mal a Dánae!
¡No le basta con una hora
de un fugaz disfraz!
¡Tampoco el brillante juego
de la deliciosa lluvia!

ALKMENE
(Ofendida)
¿Así pues ahora menosprecias
las jubilosas imágenes que usaste anteriormente?

LEDA
¿Desprecias al cisne,
tú, el más grande de los dioses?

SÉMELE
(de igual modo)
¿Te arrepientes de
haber salido del Olimpo
a través de la bóveda celeste?
¿Te arrepientes de la nube?

AMBAS
¿Desprecias al cisne?
¿Te arrepientes de la nube?

EUROPA
¿Acaso deploras
el poderío del toro?

JÚPITER
¡Queridas, escuchad!
Profundo e inexplorado enigma
para el dios;
y enigma para
los hombres,
es el palpitante amor de Dánae!

LAS CUATRO REINAS
(Sin escucharlo)
¡Somos desdichadas!
¡Fuimos engañadas!
¡El que se acercó a nosotras,
el glorioso dios,
se arrepiente de las deliciosas
y bellas imágenes que asumió!

JÚPITER
¡No me arrepiento en absoluto!
Pero, Dánae es diferente,
casta, orgullosa y llena de odio
hacia los pretendientes...
Para ella, la lluvia fue
un dulce juego;
el luminoso anuncio
de una futura felicidad.
Pero, para que su corazón
se me entregue totalmente,
¡debo evitar el engaño
de una hora fugaz!
Lo que ansía
el alma de Dánae,
no son los pasajeros deleites
que alguna vez he ofrecido...
Allí se encuentran
increíbles riquezas,
no sólo el gozo
de probar la fruta...
Con todo mi poder
debo evitar lo milagroso,
debo descender a ella
con todo mi ser...
Debo abrazar por completo
el amor verdadero
que una vez allí encontré,
con plena lucidez...
¡Por fin ha llegado
la dulce transfiguración
que ha seducido a mí,
al dios!

LAS CUATRO REINAS
¡Escuchamos con asombro
lo nunca oído!
¡Sentimos la poderosa
cercanía del amado!

ALKMENE
Pero, ¿por qué para Dánae...
sólo para ella...vienes...
transformado en dos seres distintos?

LAS OTRAS TRES
¿Qué representa ese joven
de sencilla vestimenta?

EUROPA
¿Por qué, oh, amigo,
el doble engaño?
¿Para qué el heraldo?

JÚPITER
¡No conocéis a Juno,
la maligna esposa
de vuestro amado divino!
Por los caminos del amor...
más que nunca...
me amenaza su ira
y su tempestuosa venganza...

LEDA
Siguió al cisne por su húmedo sendero...

SÉMELE
Se elevó con la nube en el aire...

LAS CUATRO
¡Inmediatamente, el mensajero de los dioses
nos casó a cada una de nosotras
con hermosos hombres terrenales!

JÚPITER
Hace tiempo que a Juno
no le basta con eso.
Con terrible odio
persigue a las bellas
sobre las que descansa mi mirada
y mi gozoso deseo...
¿No habéis oído nada
de la suerte que corrió Calisto?

SÉMELE, EUROPA
¿La del delicado manantial?

ALKMENE, LEDA
¿La gentil ninfa?

JÚPITER
¡Con su cantó seductor,
sedujo al caminante,
sedujo al dios!
Pero fui yo quien la abracé,
cuando seductora se deslizó
por la piedra que la cobijaba,
pues no fui insensible
a la danza y al canto
del dulce arroyuelo.
Entre el formidable estruendo
de las piedras quebradas
¡la ninfa de plata fue mía!

LAS REINAS
¡Oh, dios seductor!
¡Oh, dios astuto!

JÚPITER
Poco duró
la hora de felicidad.
La ninfa ahora camina errante,
como una osa salvaje...
¡Así lo determinó Juno!

LEDA
¡Qué te lo cuenten a ti,
maligna Sémele,
que tienes continuas peleas
con tu esposo!

SÉMELE
(Enfadada)
¡Y no menos que a ti,
que estás disconforme
con el sobrino de Pólux!

JÚPITER
¡Callad!
¿Os creéis desdichadas?
¿No habéis oído hablar
de la suerte de Io?

SÉMELE, EUROPA
¿La joven sacerdotisa
de Juno, tu severa esposa?

ALKMENE, LEDA
¿La que el dios
raptó del mismísimo templo?

(ríen)

JÚPITER
¡Como una torpe vaca
camina apesadumbrada por los campos!
Y todavía Juno, insatisfecha,
además de la indigna transformación
¡hace que la torture un terrible tábano!

EUROPA
Pues yo me contento
con mi Rey,
¡aunque su potencia no sea
la del poderoso toro!

JÚPITER
¡El auténtico Midas
acompaña al dios
en el jubiloso viaje!
¡Calcula la hora
y explora el alma
de la bella Dánae!
Si Juno sospecha,
¿cómo podrá castigar a la bella...
si encuentra a Midas
como oportuno pretendiente...
en lugar de a su esposo?

LAS CUATRO REINAS
¡Oh, poderoso dios de las metamorfosis!
¡Encantador dios de la astucia!

JÚPITER
Quizá, algún día
se le antoje al dios
introducirse de nuevo
en el ser del rey,
convertirse en la imagen de Midas...
¡Como sucedió en Tebas, con Alkmene!

LAS CUATRO REINAS
(Acercándose cariñosas)
¿Entonces nos queda esperanza,
luminoso amigo,
que aparecerás de nuevo
bajo las antiguas formas?

LEDA
(Acariciándolo)
¿Por qué siempre has de ser Midas?
¿No te gustaría ser un cisne?

SÉMELE
(del mismo modo)
Una nube amigable...

EUROPA
(de la misma forma)
O un poderoso toro...

JÚPITER
(abrazándolas)
Recuerdo gustoso
los momentos pasados.
¡Encantadores días!

MIDAS
(que ha entrado sin ser visto
por Júpiter y las cuatro reinas)
¿Incluso si te seducen
nuevas empresas?

LAS CUATRO REINAS
(sorprendidas, se apartan
rápidamente de Júpiter)
¡Pues bien, adiós... rey
adiós...Midas!

(con ironía)

¡Hermoso mensajero, se bienvenido!

(Se marchan)

JÚPITER
(enojado)
¡El casco me aprieta!
¡Este manto
me pesa!...

(Se quita el dorado ropaje)

¿Cómo te puede resultar fácil
ejercer de rey
al que todos
desean?

MIDAS
(con ironía)
¡Acabo de ver
que has tenido un éxito total!
¡Cuatro reinas
con guirnaldas de rosas
rodeando al poderoso
y viejo amigo!

JÚPITER
¡Solamente las seduce el esplendor!

MIDAS
Cuatro cabecitas alocadas,
a raíz de la incontenible dicha
por el reencuentro...
por la añorada felicidad...
por...¡nuevas posesiones!

JÚPITER
(Irritado)
¡Es en vano recordar!
¡Se acabó, se acabó!
¡La necia
no es capaz
de distinguirme
de su esposo, Anfitrión!
¡Dos arrugas profundas
surcan el rostro de Europa!
¡Sémele... está avejentada
y Leda engorda por días!...
Pero la que me ha seducido,
la que me ha hecho hacer el viaje nupcial
que tan lejos me ha traído
sobre las olas del mar,
es un remolino luminoso
embellecido por un dorado resplandor,
a la que hasta ahora sólo he acariciado
en un vehemente sueño,
con mano suave...
¡Pero a la que esta noche
abrazaré
con toda la fuerza
del hombre, del dios!
¡Aunque Dánae
no acaba de someterse!
¡Ella se mantiene esquiva,
me evita!

MIDAS
(tranquilo)
¡Más que ante el oro,
ella se estremece ante el misterio!

JÚPITER
(Con vehemencia)
Lo vi claramente
al bajar del barco...
¡su mirada te buscaba a.…ti!

MIDAS
(Con disimulada alegría)
¡El hombre busca,
el apoyo del hombre
ante la cercanía de unl dios!

JÚPITER
(Tronante)
¡Excusa patética!

MIDAS
(Siempre tranquilo)
¡Fielmente le transmití
el mensaje que me ordenaste,
me granjeé su confianza!

JÚPITER
¿Respetaste el pacto?

MIDAS
Yo soy sólo... un lacayo,
un heraldo solamente...
¡Soy Crysopher!

JÚPITER
¿Y Dánae? ¿Qué dijo?

MIDAS
(tranquilo pero indeciso)
¡El cumplimiento de su sueño
le promete este día
a la anhelada amante!
 
JÚPITER
(Con gran fuerza)
¡Palabras ambiguas!
¡Me has traicionado,
a mí, el que te concedí
el don del oro!
¡Pues bien, regresa de nuevo
al polvo de los caminos,
a tu miseria!
Eres un indigno... ¡mulero!

MIDAS
¡Detente Júpiter!
¡De la misma forma que me llegó
demasiado rápido tu bendición, tu oro,
sin merecerlo...
ahora me llega, también,
tu maldición demasiado pronto,
sin ser culpable!
¡Has de saber, Júpiter,
que el corazón de esa muchacha encierra cosas
que sólo el tiempo descubrirá!
¡Fue para mí un misterio
y también será un misterio para ti!
Con la alegría de una niña
ella ama el oro.
Así como la luz
hace florecer al capullo,
la majestad del dios
hace trascender a los hombres.
¿Cómo conocer
el alma de una mujer
en una furtiva hora?
¡Permanece misteriosa para mí...
y también misteriosa para ti!

JÚPITER
(Lo mira sorprendido, pero con desconfianza;
se aleja y durante unos momentos se pasea
arriba y abajo indeciso. A partir de aquí se
expresa con menos gravedad)
¡La vieja canción
de los caminos de los hombres!
¡La vieja canción
del destino de los dioses!

(Resignado, permanece
adusto ante Midas)

Experimento de nuevo
lo que con demasiada frecuencia
hace que baje a la tierra,
¡yo, el dios amante!
Juego con los hombres,
con su amor...
¡pero tú te has entrometido
en la obra del dios!
¡El dios que te regaló
corona y oro!
Una cosa te ordena a ti,
su criatura:
Pasada esta noche
de oscuro esplendor dorado...
¡cambiará la imagen!
Podrás quedarte...Midas,
y conservar tus tesoros,
pero a mí...¡me quedará el amor!
¡Mía será...Dánae!

(Levantando su poderosa mano
derecha pronuncia el hechizo del oro)

¡Todo lo que toques,
todo lo que te lleves a los labios...
bueno o malo
se convertirá en oro!

(A partir de este instantese
pasea nervioso y alterado)

¡Valora Midas el poder de Júpiter!
¡Sopesa la dicha que te ha concedido!
¡Él te concede un gran beneficio,
valora los hechos antes de que pasen,
valora Midas el corazón de la muchacha...
en la pobreza valora el reluciente metal...
¡Valora Midas, valora!
¡No renunciaré
a la senda elegida!
¡Ella viene... ella... yo la llamo!
¡Valora Midas, valora!

(Sale corriendo. Todo queda en completa
penumbra, sólo arden las lámparas. Midas,
hechizado, permanece largo rato indeciso.
Escucha a través de la puerta que ha
quedado abierta tras la salida de Júpiter.
La música, con una delicada marcha, indica
la llegada de Dánae. Midas, recuperándose,
decide ponerse el yelmo y la capa dorada,
con lo que adopta el aspecto de Júpiter en
el primer acto. Dánae se aproxima vestida
de oro de igual modo que el acto primero;
así mismo, visten de la misma manera las
criadas que la acompañan. También llegan
las cuatro Reinas. Midas, al darse cuenta que
Dánae no llega sola, en un primer momento
da la espalda intencionalmente a los recién
llegados)

LAS CUATRO REINAS
¡Séquito nupcial!
¡Nunca es demasiado!
¡Amorosa y libremente
estamos aquí!

DOS DE ELLAS
Pero no te hagas
falsas ilusiones,
¡él antes ha sido mío!

LA TERCERA
¡Y mío!

LA CUARTA
¡Y mío!

LAS DOS PRIMERAS
Cuando recibió el retrato,
sus ojos no te
miraron a ti, Dánae...

LA TERCERA
¡Solo a mí!

LA CUARTA
¡Solo a mí!

(Dánae se aparta indignada)

LAS DOS PRIMERAS
Así será.
El vino a conquistarte...

LAS OTRAS DOS
Pronto te quedarás sola...
¡y sin embargo, han sido dos los pretendientes!

(Midas tiene un violento sobresalto)

LAS REINAS
¡El hermoso mensajero se quedará contigo,
la felicidad permanece, el oro se queda!

UNA A LA VEZ
¿No es verdad mi cisne?
¿Mi nube?
¿Mi toro?¿Anfitrión?

(Se han ido acercando a Midas.
Este se vuelve furioso.
Reconocen su error y salen
gritando)

DÁNAE
(Inmóvil, dulcemente)
Nadie... me llama.
Nadie... me guía.
¡Sola regreso...
sin resistencia...
al hogar... a mi sueño!

MIDAS
(de igual modo)
Dánae...

DÁNAE
¡Esa voz!
Demonio, ¿quién eres?

MIDAS
Midas... soy yo,
el amado de los dioses.
Su voluntad me hace
ser el rey más rico...
Su voluntad me domina
más que el oro.

DÁNAE
¡Esa voz! ¡Esa voz!
El esplendor de tu ropaje
corresponde a mis sueños...
Pero la voz me envuelve
con más dulzura que en el sueño...

MIDAS
Estás ante Midas,
¡el señor del oro!
No ante el pretendiente
que bajó del barco...
¡Finalmente estás ante Midas!

DÁNAE
¡Voz deliciosa!
¿Estoy ante quien
me trajo mis vestiduras,
quien con un suave hechizo
me anunció dulcemente...
el dorado sueño?
¿O ante el otro,
el fuerte, el poderoso,
el señor del sueño?

MIDAS
Estás ante un tercero:
estás ante Midas,
¡ante el que te ama!

DÁNAE
Se reúnen en Midas
la dulzura del sueño
y la imagen del heraldo...
Me siento...¡dichosa!

MIDAS
También Midas se siente
el más feliz de todos los hombres...
Más que el dispensador
de ambiguis dones...
¡Más que un dios!

DÁNAE
¡Un dios!¡Oh, no menciones
al que me castigaba con escalofríos
en mis noches de pesadilla!
¡El dios se abría paso
a través de la seductora lluvia!
¡Vivía en el oro!...
Tú eres... Midas
el verdadero y único
dador del oro;
no dividido en dos seres
mediante malignos hechizos,
servidor y portador del oro.
¡Rey y señor del oro!
¡Dame una señal!
¡Anuncia lo que es verdadero!

(Larga pausa llena de recelos)

MIDAS
Dánae, ¿conoces
este aposento?

DÁNAE
Vine aquí sin quererlo...

MIDAS
¡Deliciosa habitación,
aposento nupcial!

DÁNAE
¡Sin incienso y sin rituales
estoy ante ti!

MIDAS
¡Numerosas rosas
rodean el lecho!

DÁNAE
¡Sólo tras los rituales
de los sacerdotes
debería estar yo aquí!

MIDAS
¿Ves esta rosa, la más delicada,
la del rojo más brillante?

DÁNAE
¡Sólo después de purificarme
debo verla!

MIDAS
¡Ya es hora de que la recojas!

DÁNAE
¡Midas, me estremezco!

MIDAS
Presta atención a las señales,
para saber si soy Midas...

(Repite el hechizo del oro que ha hecho Júpiter)

¡Todo lo que toques,
todo lo que te lleves a los labios,
bueno o malo,
se convertirá en oro!

(Arranca la rosa y se la entrega.
Dánae que la toma en sus manos
y queda asombrada)
 
DÁNAE
¡Metal sin vida!

(La rosa cae al suelo con un ruido metálico)

MIDAS
¿Dánae dejas caer
lo que tanto anhelas?

DÁNAE
Es tan insensible...
está fría... sin vida.

MIDAS
(Arrodillándose le entrega la rosa)
¿No ofrece el amor
una existencia más elevada,
una vida mejor?

DÁNAE
(Adornándose con la rosa)
¡La tomo de nuevo gustosa,
pero aún siento temor!

MIDAS
(Se levanta feliz)
¡Mi hechizo sirve
sólo para embellecerte!

DÁNAE
¡Contemplo maravillada
el poder de Midas!

MIDAS
Rechazo despreocupado
los peligrosos dones.
No soy el portador del oro...
¡soy el servidor del amor!

(Se quita el yelmo y la capa)

DÁNAE
Servidor del amor,
¡no desprecies el prodigio!
Portador del oro...
¡concluye tu labor!

MIDAS
(Dirigiéndose a las rosas del lecho)
¡Así como os toco,
como os llevo a mis labios...
buenas o malas...
así os convertiréis en oro!

(Las rosas que rodean el lecho se
convierten en una enramada de oro.
Todo se llena de un dorado resplandor)

DÁNAE
(fascinada)
¡Oro... el lecho!
¡Luminosa felicidad!

MIDAS
La humilde habitación...
¡convertida en oro!

(la magia dorada perdura)

DÁNAE
¡Oro sin límites,
éxtasis fulgurante!

MIDAS
¡Candelabros... convertidos en oro!

DÁNAE
¡Qué jubiloso, oro feliz!

MIDAS
¡Todo, todo es oro!

DÁNAE
¡Infinito embeleso!

MIDAS
¡Sólo... para Dánae!

DÁNAE
(Con inmenso júbilo)
¡Juego maravilloso!
¡Sueño hecho realidad!
Lo que cayó como lluvia,
lo que me envolvió como un manto,
lo que predijo
el esplendoroso árbol...
se ha hecho realidad,
¡y me envuelve en esta habitación!
Lo que predijo el sueño,
el oscuro poder,
¡tú eres el pretendiente
que él anunció!
Desde tus manos
fluye hacia mí...
viniste para hacerlo realidad...
tú... ¡Midas!

MIDAS
(Al mismo tiempo, con el mismo júbilo)
¡Juego maravilloso!
¡Sueño hecho realidad!
Lo que me vino como un don,
concedido a disgusto
por la gracia divina,
se ha hecho realidad,
¡y nos envuelve en esta estancia!
Lo que se me otorgó
el poder del amigo,
lo veo aumentado
¡por la dicha del amor!
Desde tus manos
fluye hacia mí,
mejor que el mismo oro.
Viniste para hacerlo realidad...
tú...¡Dánae!

(Olvidándose de todo se abrazan.
Trueno. Oscuridad. Se escuchan los
gritos de Midas: ¡Dánae! ¡Dánae!
Tras un breve instante la música ataca
el motivo del hechizo del oro
y describe la conversión de Dánae
en dicho metal. Lentamente empieza a
clarear. Una luz débil y pálida deja
vislumbrar la dorada estatua de Dánae)

 MIDAS
(A los pies de la estatua)
¿Qué hice?
¡Don desdichado!
Los deslumbrantes senos...
fríos... sin vida...
la boca... inocente...
que acabo de besar...
helada... de oro...
¡Oro sin valor, muerto!
¡Malditas manos!
¡Malditos labios!
A través del maligno hechizo del oro
¡todo queda...destruido!
Tu don me ha convertido
en el asesino de Dánae...
¡Pérfido dios...
te maldigo!

JÚPITER
(se hace visible sumergido
en una luz fantasmagórica)
¡Me maldices
con excesiva ligereza!
¡Me confundes con el oro!
Aceptaste el don,
disfrutaste de la gracia concedida.
¡Fiel permaneció el dios!

MIDAS
¡Que termine
el astuto pacto!

JÚPITER
¿Le faltas al respeto al dios
al que estás sometido?

MIDAS
¡El que asesinó a Dánae,
por medio de mis propias manos!

JÚPITER
Perdida estará para ti,
para mí, ¡Dánae vive!

MIDAS
¿Dánae... vive?
Entonces... sólo para
el que ama...

JÚPITER
Desde el primer reflejo luminoso
de la lluvia dorada,
hasta el fulgurante resplandor
que ahora emana de ella,
para mí ¡Dánae vive!

MIDAS
¡Pregúntale lo que desea!
Deja que nos informe
si quiere seguirte libremente...

JÚPITER
(Se coloca majestuosamente
ante la estatua de Dánae)
¡Escucha, Dánae!
¿Recuerdas el sueño?
¿El que te sumergió por la noche
en el más dulce de los encantos?...
Quién te pregunta,
el señor de los sueños,
¡quiere unirse a ti!
¡Escucha Dánae!
¿Recuerdas el sueño?

MIDAS
(Al mismo tiempo)
¡Escucha Dánae!
¡Rompe el hechizo!
Al que te trajo el oro,
al que te cubrió con el manto dorado,
¡regálale tu amor!
¡Libérate del oro!
¡A Midas, el pobre,
y no a... Crysopher!
¡Escucha Dánae!
¡Rompe el hechizo!

JÚPITER
(ríe irónicamente)
¡Escucha, escucha!
¡Un arriero de asnos
te pretende!

MIDAS
¡Te ofrezco un destino humano!

JÚPITER
¡Y yo te ofrezco
el destino excelso de los dioses!

MIDAS
¡En mi corazón humano
anida un infinito amor!

JÚPITER
(Cada vez con más ironía)
¡En una miserable choza
serás la mujer de Midas!

MIDAS
¡Elige Dánae, elige!
Midas te conducirá,
con el más dulce amor,
a los más sublimes gozos
¡mucho mejores que el pérfido oro!
¡Elige el eterno regalo
de un corazón sensible!
¡Elige Dánae, elige!

JÚPITER
¡Elige Dánae, elige!
Mira, ¡te concedo
honores divinos!
¡Un templo dorado
te será consagrado!
¡Allí te rodearán
los más elevados dones!
¡Elige Dánae, elige!

(profunda pausa. Se escucha
la voz de Dánae como lejana)

DÁNAE
(dulcemente)
¡Midas, amado,
sé propicio a mí!
La vida... anhelo...
¡Adiós, sueño mío!

(cae un rayo y se oye un fuerte
trueno. Con la luz del rayo Dánae
revive y se dirige hacia Midas.
Los dos desaparecen en la oscuridad.
Permanece Júpiter dentro de un círculo
luminoso)

JÚPITER
¡Infiel Dánae!
¡Has elegido!
¡Has elegido la miseria,
del destino humano!
Una miserable choza,
un lecho de paja...
¡Allí te aguardan
noches colmadas de dolor!
¡Entonces recordarás inútilmente,
dolorida por las penas,
la dicha
que despreciaste!
 
¡Sobre el luminoso promontorio
se te preparaba
un templo de oro, majestuoso!
Allí se levanta
el círculo de columnas,
que como blancas llamaradas
se elevan hasta
los radiantes nuevos compañeros,
¡los dioses eternos!
Y en el luminoso centro
del círculo...
una flor de oro,
¡que tú, apasionadamente amaste!
Y ahora lo hs rechazado,
¡amada, desleal, Dánae!
¡El que te cubrió en sueños
volverá de nuevo,
en una excelsa nube
que descenderá sobre ti!
¡Resplandor sobre resplandor,
oro que se une al oro...!
¡Todos los hombres
de corazón desgarrado
por el anhelo del oro,
levantarán la mirada
a nuestros pies...
cegados por el resplandor...
y estremecidos exclamarán:
¡Dánae - la diosa -
vive allí en lo alto!
¡Una novia eterna!

(A partir de este momento la
escena se oscurece rápidamente)

¡Destino divino...
se te ofreció!
¡Destino humano...
has escogido!
¡Lejos de vosotros permanecerá el dios!

(Desaparece en la oscuridad)
 
 
 
TERCER ACTO 
 
 
Cuadro Primero 
 
(Paraje oriental. Midas y Dánae  
despiertan bajo un grupo de palmeras 
secas) 

DÁNAE
¡Amado! ¡Amigo!

MIDAS
¡Estoy... junto a ti!

DÁNAE
¿Quién... quién eres?

MIDAS
¡El que te ama, Midas!

DÁNAE
¿Midas? ¿Dónde estamos?

MIDAS
En un camino solitario...

DÁNAE
¿Y la habitación dorada?

MIDAS
¡Todo...ha desaparecido!

DÁNAE
¡Un nuevo hechizo!

MIDAS
¡Es el mundo que hemos escogido!

DÁNAE
¿Y estos vestidos?¿Y el ropaje dorado?

MIDAS
¡Se acabaron los vestidos lujosos!
¡Sólo pobreza!

DÁNAE
¿Qué reluce allí?...
¿Es oro?

MIDAS
¡Es una piedra, Dánae...
que brilla al sol!

DÁNAE
¡Oh, la maldición del extranjero!
¡Cruel!

(se pone a llorar) 

MIDAS
Te quedaste petrificada,
como una estatua insensible...

DÁNAE
¿Fue tu beso
lo que me convirtió en estatua?

MIDAS
¡Fue el maldito
don del oro!

DÁNAE
(Sumida en profundos recuerdos)
¿Crysopher?
¡El portador del oro!
¿Tú... maldito?

MIDAS
¡Expulsé de mi interior
la maldición del oro!

DÁNAE
¡Entonces eras un rey
de riquezas inconmensurables!
¿Casi como él?

MIDAS
Cambié todo eso
por una felicidad mayor.
¡Conquisté a Dánae!

DÁNAE
¡El amor te trajo
pobreza y miseria!

MIDAS
¡Pero Dánae le dio...
alegría a mi vida!

DÁNAE
Sigue siendo un misterio
a quién he seguido...

MIDAS
En la ardiente Siria
un joven y pobre arriero
montaba en su querido burro,
su único bien.
Un viejo cubierto con su manto
se acercó a él.
Sus ojos divinos, relucientes,  
lo fascinaron,
y su profunda voz
llena de misterio le envolvió.
¡Lo que ningún hombre
nunca tuvo en riquezas
será tuyo, Midas!
Escucha el hechizo:
Todo lo que toques,
todo lo que te lleves a los labios...
bueno o malo,
¡se convertirá en oro!
Para ello, el rey del oro
te impone una condición:
¡Cambiarás de imagen
a una señal suya!
¡Según su voluntad,
en cualquier lugar que sea!
¡Si quebrantas el juramento...
se acabará el don!
¡Así el dios se sentó
en el trono de Lidia+
en lugar de Midas!
Impresionado por el encanto
de tu retrato,
mandó al pretendiente
como portador del oro...
¡como Chrysopher!
¡En la mente del
amante mensajero
bullía tu retrato!
¡Tu belleza se manifestó
majestuosa,
tu mirada iluminó
mi desdichada senda!
¡El poder de tus ojos
derrotó al juramento!
Me dio fuerzas
para la más grande de las renuncias:
En lugar del poder del oro,
un esplendor más elevado
atrapó a Midas:
¡el amor de Dánae!

DÁNAE
Cuando llegó el mensajero
con el esplendoroso ropaje,
mi corazón sintió  
una extraña sensación,
no por el obsequio,
no por las riquezas...
¡sino por la dulce mirada
del mensajero!

MIDAS
(al asno)
¡Dura es la senda
que debemos transitar!

DÁNAE
¡Bendita sea la pobreza
que nos une!
¡Bendito sea el destino
que hemos elegido!

MIDAS
¡En la pobreza camina Dánae...
conducida por el amor!

(La acomoda dulcemente sobre el burro) 

AMBOS
Así te guío con mano dulce
por el país del amor.
No es oro lo que tenemos en la mano,
sólo nos quedan inquietudes y duro trabajo.
La jarra no es de oro, es de barro...
El trono que nos acogió ha desaparecido...
No es el oro lo que ilumina el sendero,
sino que ahora es el sol el que gobierna el mundo.

(Cambio de escena) 

Cuadro Segundo

(Al levantarse el telón se ve un paisaje
boscoso en las montañas del sur. Entra
Júpiter sumido en profundos pensamientos.
Mercurio, medio dios, medio bufón de la
comedia romana, o de la comedia Dell ‘arte,
llega volando)

JÚPITER
¿Ya estás aquí?

MERCURIO
¡Puntual como de costumbre!

JÚPITER
¡Ha terminado el cortejo!
¡Regreso a casa!

MERCURIO
Dánae ha elegido
esposo por sí misma...

JÚPITER
¡Cómo! ¿Ya lo sabes?

MERCURIO
¡Hasta en el Olimpo
se ha escuchado tu trueno!
Cuando la convertida en oro
eligió al arriero de asnos,
retumbó el eco de tu trueno
en lo más alto del Olimpo.

JÚPITER
¡Curiosos!
¿Por qué teníais que estar escuchando?

MERCURIO
¡Y el primero en morirse
de risa fue Ares!
¡Vulcano bebía,
y se atragantó tosiendo sonoramente!
¡Ganímedes, al reír,
derramó el néctar...!
¡Sí, a raíz de la tormenta
motivada por tu cólera,
esta vez los hombres
recibieron néctar
en lugar de agua!

JÚPITER
¡Insolente bufón!

MERCURIO
¡La boca de Venus
insinuó una leve sonrisa!

JÚPITER
¡Calla! ¿Y ella...
mi esposa... Juno?

MERCURIO
¡Ay, la digna madre
de los dioses...
es la que más rió!
Llorando...
llorando de risa...
juró que en lugar
del templo dorado de siempre,
encontrarías
el templo a la fidelidad,
¡de la fidelidad conyugal!

JÚPITER
¡Amarga burla
al impotente dios!

MERCURIO
¡Otras tormentas rugen
en el palacio que destruiste!
¡La esperanza en Midas
ha desaparecido!
¡Los pretendientes desaparecieron!
¡Dánae... huyó!

JÚPITER
¡Entonces, démonos prisa!
¡Vamos, ascendamos al Olimpo!

MERCURIO
¡Paciencia!
¡Soporta la destructora furia
de los reyes, los esclavos...
de todo el pueblo
de la isla de Íos.
¡Mira... cuatro hermosas mujeres
han encontrado el camino para llegar hasta ti!

JÚPITER
¡No quiero verlas!
¡Nuevas desilusiones!
¡Mercurio...ayúdame a contenerme!

MERCURIO
(Mirando entre los árboles)
¡El deseo las impulsa!
¡Cómo corren
con sus delicados piececitos
por los escarpados senderos...!

JÚPITER
(Mirando sin mayor interés)
¿Pies delicados...?
Seguramente la que
cojea es Leda,
la novia del cisne...
Leda...está gorda...
La que se apresura tambaleándose,
es la cariñosa Alkmene,
siempre... demasiado cariñosa.
Europa...
Sémele...

(Entran las cuatro Reinas)

REINAS
¡Bienvenido Júpiter!
¡No, Júpiter-Midas!
¡Júpiter...el de siempre!
¡Para siempre... tuya!

JÚPITER
(de mal humor)
¿Qué queréis de nuevo?
¿Tanto os molesta la soledad?
¿Quién os señaló
el camino hacia el dios?

LAS REINAS
Mercurio, al  entrar
en la derruida sala,
¡nos reveló
el camino del amigo!

JÚPITER
¡Me lo sospechaba!
¡Sirviente mentiroso!...
¡Y ahora vosotras... a casa!
¡Corred, corred...
si no queréis ver de nuevo
mi restallante rayo!

DOS DE LAS REINAS
¡Cómo bromea
el divino amigo!
¡El que con astucia
lo planea todo
nos anuncia
una cita!

JÚPITER
¿Yo... anunciaros una cita?

LAS OTRAS DOS
¡Fue absolutamente divino
arrojar sospechas sobre Dánae
ansiosa de oro!
¡Envolviéndola
con el hechizo del oro,
en la engañosa lluvia!

LAS CUATRO
Y después recompensar
a la altiva muchacha,
que anhelaba el oro...
con un falso rey.
¡Un arriero de burros! ¡Ja, ja!

JÚPITER
(sintiéndose halagado)
Entonces ¿me veis de nuevo
esplendorosamente joven?

DOS DE LAS REINAS
Sólo quien se aproxima
al dios sin codicia.
Sólo quien humildemente
espera agradecido
abrazado a sus pies...
¡Sólo él, podrá esperar
la recompensa más excelsa!

LAS OTRAS DOS
Sólo quien obedece
los mandatos de Mercurio.
Sólo quien se conforma
con los esposos
que él nos designa,
por mandato de Júpiter.
¡Sólo él puede esperar
la recompensa más excelsa!

JÚPITER
(Condescendiente)
¡Podéis quedaros, aduladoras!
Y tú, Mercurio, ya que estás aquí,
alcahuete sinvergüenza,
¡esmérate y prepara la mesa!

(Una mesa ricamente cubierta
de oro surge del suelo)

LAS CUATRO REINAS
(Sentándose)
¡Juno no puede sentirse enojada
con este agasajo a las esposas!
¡Estamos protegidas
junto al amigo!
¡Sólo Dánae ha merecido el castigo!
A nosotras se nos perdona.
¡Estamos fuera de toda sospecha!

(Levantan las copas)

¡Damos la bienvenida a quien ha regresado,
no esta o aquella...no,
si no las cuatro!

(brindan)

JÚPITER
(replicando)
¡El que ha regresado
es de nuevo dichoso
al recordar
los días pasados!

LAS REINAS
(rodeándolo)
¡No es así! ¡Amado, no es así!
¡Dadme esa bebida! ¡A mí! ¡A mí!

LEDA
¡Qué agradable brilla la bahía
desde las montañas!
¡Cómo me agrada sumergir
mis cansados miembros
en el reflectante espejo azul!
¡Entonces, vi un cisne
observar precavido
hacia la profunda gruta!
¡Qué suaves son sus plumas!
¡Cuán pacífico se acomoda...
el divino cisne!

JÚPITER
¡Con poderoso aleteo
batió las alas el cisne!
¡Adiós Leda, adiós!

SÉMELE
¡Con cuánta curiosidad miré
las nocturnas, sombrías
y tormentosas nubes
ante las puertas de Tebas!
¡Mirad... una nube...
empieza a descender!
¡El amigo sale de ella!
¡Oh, si lograse ver alguna vez
su imagen real!

JÚPITER
¡No lo intentes jamás!
¡La nube se evapora...
estalla el rayo!
¡Sémele, adiós!

ALKMENE
Cuando el esposo se encuentra
en medio de la violenta batalla...
¿Vuelves a mí de nuevo?
En el reflejo de la lámpara de aceite
brilla la armadura
igual a la suya...
¡Igual a la de Anfitrión!

JÚPITER
¡Te queda el esposo!
¡El dios te abandona,
Alkmene, adiós!

EUROPA
¡Cómo reluce la campiña,
donde feliz pasta
el poderoso toro!
Amistoso se presta
al juego,
¡dejando que monte
en su ancho lomo!
¡Poderoso jadeo!
¡Veloz carrera
hacia la dichosa felicidad!

JÚPITER
¡Adiós Europa!
Se aparta de tu camino,
sube a las alturas el que te transportó,
¡el toro divino!

LAS REINAS
¡Oh, no bromees amigo!
¡Joven amado!

(decididas)

¡Cisne divino!
¡Nube celestial!
¡Abrázame de nuevo!
¿Regresarás de nuevo
en el reflejo de la lámpara de aceite?
¡El toro...el toro
entre las alegres flores!

(Todas pretenden retener a Júpiter)

JÚPITER
(incorporándose)
¡Vosotras contemplasteis
sólo una imagen!
¡Así os quedareis
con el alegre recuerdo
que cierta vez el dios os brindó
durante una hora feliz!
 
¡Recordad siempre
la nube y el cisne.
Anfitrión y el toro!
¡Sed felices!
En cambio... el dios
no soporta la desilusión
de la última imagen
en la que el ardiente deseo
le ofrecía la renovación
de una bella metamorfosis,
¡de un último amor!
Así, él se despide
de vosotras,
se despide del mundo
que ha amado
en todas sus imágenes,
sobre todo,
ha amado... en la lluvia de oro...
¡Adiós amigas!

(Oscurece súbitamente.
Se ve solamente la imagen de Júpiter
acompañado de Mercurio)

EL REY PÓLUX
(Fuera de escena)
¡Alto... alto! ¡Aquí está él!

ACREEDORES
(también fuera de escena)
¡El tramposo está atrapado!

(Entran en escena el rey Pólux, los
4 Reyes, los acreedores y el pueblo)

EL REY
¡El que se hacía llamar Midas...
huyó de la casa!

LOS CUATRO REYES
¡Con nuestras esposas!
¡Qué vergüenza infinita!

EL REY
¡La casa está incendiada,
y quemado el palacio!

LOS CUATRO REYES
¡Leda! ¡Alkmene!
¡Infieles!

(Se abalanzan sobre ellas)

EL REY
¡Dánae...fue raptada!

LOS CUATRO REYES
¡Sémele! ¡Europa!
¡Pedid perdón!

EL REY
¡Dánae, harapienta y miserable,
ha sido vista
¡montada sobre un asno!

CORO
¡Montada en un asno!

EL REY
¡Discúlpate, Midas...!
¡Sea quién sea!
¡Detened al farsante!

ACREEDORES
(atrapan y sujetan a Júpiter)
¡Midas, páganos!
Desilusiones, penurias,
bolsas vacías,
ninguna ganancia...
¡Páganos, páganos!

LOS CUATRO REYES
¡Infieles, impúdicas...
tendréis vuestro merecido!

(Toman a las Reinas y
se marchan rápidamente)

ACREEDORES
¡Midas! ¡Páganos!
¡Promesas y tormentos
cientos de veces!
¡Páganos! ¡Páganos!

JÚPITER
(angustiado)
¡Ayuda! ¡Mercurio!

MERCURIO
¿Al más grande de los dioses?
Aquí, sólo una cosa puede ayudar...
Lo que miles de veces ha servido
para salir airoso de cualquier situación:
¡el dinero!

(Júpiter, con un gesto, hace un conjuro
y resplandecientes monedas de oro caen
tintineantes sobre la multitud)

CORO
¡Pesadas gotas!
¡Tintinean, golpean!
Lo que nunca se vio...
¿tendrá lugar hoy aquí?
¡Bendición gratuita!
¡Lluvia de oro!
¡Copiosa e intensa...!
¡Luces fulgurantes!
¡Feliz instante!
¡Lluvia incesante!
¡Suena maravillosamente!
¡Midas...nos paga!

(Tras un primer instante de sorpresa
la multitud estalla en un inenarrable
júbilo que paulatinamente se convierte
en una alegre riña entre todos los que
tratan de atrapar las monedas que caen
en una la lluvia dorada

MERCURIO
¡Qué broma deliciosa!
¡Cómo pelean
agarrando en el aire
el amarillo metal!
¡Uno es feliz tomando el oro
que le arrebata a otro,
y éste a un tercero!
¡Qué poder
posee el Olimpo!
¡Con un guiño
concede una alegría
que nubla los sentidos!
¡Qué feliz eres, Júpiter!

JÚPITER
(Con ímpetu)
¡Cállate, Mercurio!...

(Menos brusco)

Lo que aquí ha sucedido...
es por causa de una muchacha
que me ha doblegado.
¡Yo continúo amándola
con el poder de Júpiter!

MERCURIO
¿Quién sabe, quién sabe?
Lo que no se ha logrado
en el palacio...
¿podría tal vez lograrse
en el penoso escenario
de la humilde cabaña
del arriero?
¡No pierdas
las esperanzas!

JÚPITER
¡Dánae!... ¡Dánae!...
A la que amo...
La última mujer que he amado...
¡No la volveré a ver!

MERCURIO
¿Por qué desesperarse?
¡El mundo está floreciendo
más hermoso que nunca!
¡Espera Júpiter, ten calma!
Nunca se ha visto
que donde falta el dinero
la gente sea feliz.
¡Espera Júpiter, ten calma!
Dánae se desengañará>
muy pronto...
¡demasiado rápido
renunció al oro!
Dánae,
amada por el joven Midas,
rechaza a los hombres maduros,
pero qué distintas encontrará
ambas cosas... pretendientes y oro...
cuando ella y Midas
se encuentren
en la más absoluta miseria.
¡Espera Júpiter, ten calma!
No hace falta que te transformes
en una lluvia de oro
en el arrogante palacio...
¡Pero si ella encuentra a Júpiter
en la mísera cabaña,
¡entonces florecerá el mundo para ella
más hermoso que nunca!

(Júpiter, calmo y sonriente le tiende la
mano a Mercurio)

Cuadro Tercero

(Interior de la cabaña del arriero,
muy modesta pero bien dispuesta.
Gran lecho, mesa baja con asientos,
cortinas de estilo oriental. Como
puerta un viejo tapiz. A través de las
cortinas de la ventana abierta, entra
el sol)

DÁNAE
(a solas)
Cómo me colma de paz,
cómo recrea mi vista,
este querido hogar.
¡Cabaña de Midas, eres la dicha de Dánae!
 
Cántaro que calmas mi sed,
tranquilo refugio lleno de paz,
nadie nos causa inquietud.
¡Cabaña de Midas, reino de Dánae!...
 
Misterioso, un día se acercó
un extranjero ante mi mente vacilante...
ante mis oscuros anhelos...
¡levantó un templo de promesas!
¡pero llenó de amenazas su despedida!
 
¡De aquella maldición brotó una bendición
al encontrar a Midas!
El destino me reconfortó
con la felicidad humana...
elevándome a una nueva vida.
Esperanza y amor...
unidos en la sencillez de lo frugal.
¡Cabaña de Midas, reino de Dánae!

JÚPITER
(que ha entrado silencioso a través del
tapiz. Viste una pesada capa, tal como
lo describió Midas. Con dulzura dice)
Dánae...

DÁNAE
(Lo mira tranquila a los ojos)
¿Quién eres, extranjero?

JÚPITER
¿Esta es la cabaña
de Midas, el arriero?

DÁNAE
Él es su dueño...

JÚPITER
¡Le ordené al sirviente
que viniese aquí!

DÁNAE
¡Hacia la lejana Ispara
cabalga
para preparar
la venida del señor!

JÚPITER
¡Entonces me toca
caminar hacia la casa,
sobre la arena ardiente!...
Adiós mujer...

(Se encamina hacia la salida)

DÁNAE
Quédate, señor...
el día será muy caluroso.
Dentro de pocas horas
regresará Midas...

JÚPITER
(Se sienta suspirando)
¡Midas!

DÁNAE
Extraña voz...
Extraños ojos...

JÚPITER
¿Qué te resulta extraño,
tan extraño de mí?

DÁNAE
En los caminos de Siria...
Una oscura voz...
Unos ojos brillantes...
un viejo con manto...

JÚPITER
(para sí)
¿Un viejo? ¡Esto es el fin!

DÁNAE
Cuando Midas describió
al que nos maldijo...
¡Se parecía... a ti!

JÚPITER
Muchos peregrinos pasan
por los caminos de Siria.

DÁNAE
¿Quieres refrescarte,
extranjero,
con la modesta bebida
de Midas, el arriero?

JÚPITER
Que el más grande de los dioses,
señor de todo lo creado
te bendiga...
Si eres feliz...
Él contempla gustoso
la alegría de la gente,
pero con más fuerza le atraen
los conflictos apremiantes.
En tu corazón
hay un anhelo no concretado.
¡Eso lo lleva cada vez más y más
a bendecirte!

DÁNAE
(con sencillez)
La bendición encuentra
su apacible dicha,
entre los corazones pacíficos
de esta cabaña...
¡Es la felicidad de Midas!

JÚPITER
(Repite pensativo)
¿Apacible dicha...
la felicidad de Midas?

DÁNAE
El extranjero,
 arropado en su manto,,
¡lo maldijo!
¡Peo Midas nos redimió
con su felicidad!

JÚPITER
¡Veo la cabaña
del dichoso Midas...!
¿Tú la colmas
con tu ser,
con tu existencia,
toda su felicidad?
¿Tú eres dichosa a pesar
de la pobreza y el dolor?...

DÁNAE
¡Sigue contemplando
esta cabaña!
¡Dichoso disfruta
de esta copa!
Observa también
el sencillo y sobrio refugio...
¡Tranquilízate!...
Comprende... ¡estoy enamorada!

JÚPITER
(Abatido, evocador)
Otras noches
transcurridas hace tiempo...
Una tenue luz,
¡Parpadeante resplandor!
¿No fueron dulces deseos
de felicidad
aquellos envolventes
reflejos dorados?
¡Recuerda esas noches, Dánae!

DÁNAE
¡Recuerdos casi olvidados!
Noches doradas...
fríos abrazos...
¿Quién fue tan poderoso
como para despertar tales deseos?

JÚPITER
El poderoso brazo
hizo precipitar el oro...
El ardiente abrazo,
propició el tibio cobijo...

DÁNAE
(comienza a recordar)
¡Dorada lluvia de hojas...
delicioso frescor,
majestuoso cobijo!
¡Poderoso abrazo,
maravilloso resplandor
de los soberbios ojos!

JÚPITER
¿Recuerdas,
dulce Dánae,
los ojos y los brazos?
De la misma forma desea también
al que ahora se te aproxima...

DÁNAE
(Tras un breve desconcierto)
¡No... no tan cerca!
En un tiempo casi olvidado,
un amigo ofrece...
noches felices,
¡anhelos de oro!
Un dios promete
honores divinos
y un templo de oro...
¡Un demonio... lo cierra
con una terrible maldición!

JÚPITER
¡Se acercan los ojos!
¡Se acercan los brazos
que ofrecen nuevamente
el feliz peso del oro!
Para elevarte
desde la mísera cabaña
al esplendor dichoso
¡de la eterna felicidad!

DÁNAE
¡Mantente alejado
con tu esplendor
y con tu felicidad!
Comprende... ¡estoy enamorada!

JÚPITER
(Conmovido)
¡Profunda confesión!
¡Inviolable incluso
para el mismo señor
de la lluvia de oro,
para el propio dios!
¡Él es prisionero
de la eterna desmesura
de su creación!
Su anhelo es descender,
ofreciéndose
a todo lo creado,
¡a la humanidad entera!
¡Para legitimarse a sí mismo
y también para su infinita felicidad!

DÁNAE
Los caminos eternos
se dividen...
Sombrías noches,
de satisfechos deseos...
Lo desconocido
lejos de la gente,
Midas con Dánae.
Comprende... ¡estoy enamorada!

JÚPITER
(Conmovido)
Estás tan lejos...
No me escuchas...
¡Mira entonces los ojos
que reconociste
a pesar de los caminos separados!
¡Escucha el mito!
Del que brilló para ti...
¡El señor de las noches...!

(se produce una pausa)

¡É la amó una vez a Maia!
A la delicada y fugaz diosa,
para agasajarla,
para hacerla dichosa,
para... conquistarla...
La dejó... que soñara
¡con el esplendor maravilloso de las flores!
Y ella, en el fragante hechizo del sueño,
¡se entregó al dios!
Cuando Júpiter reposaba
en sus brazos...
desmesuradamente
hizo brotar en la
tierra desierta
flores y más flores,
¡conformando una alfombra multicolor!
Densa, compacta,
de inigualables fulgores
de la primera primavera...
¡Y con ella cubrió el mundo!
La mujer aspiró
el delicioso aroma
de los fragantes cálices...
¡Maia desapareció
cobijada por las flores!
Y Júpiter quedó
solo y desdichado,
¡con su don de fragante riqueza!
Vagó en su soledad
por el jardín florido...
Año tras año,
en recuerdo de Maia,
la tierra feliz...
¡florece de nuevo
y el mundo es dichoso!

DÁNAE
¡La diosa Maia...
pudo ser la dicha de Júpiter!
¡La creación
sigue floreciendo con alegría!
¡Sigue floreciendo
el regalo de Maia
cada primavera!
Pero lo que el dios le ofreció a Dánae
siguió siendo oro,
¡oro inerte y frío!
Más elevado era
el anhelo de Dánae:
¡la felicidad eterna
de persona a persona!
Como ¡Dánae y Midas!...
Comprende... ¡nos amamos!

JÚPITER
(al mismo tiempo, emocionado)
¡Maia... pudo ser
la dicha de Júpiter!
En los cálices de las flores
desapareció Maia para el dios.
¡Lo dejó sin nada,
en la más absoluta pobreza!
¡Pero Dánae
reconoció al dios
que ofreció de nuevo
su radiante regalo!
¡Oh, humana felicidad!
¡Vosotros camináis fácilmente
por los senderos del amor!
¡Cambiáis flores y oro
por la felicidad humana!
¡Y el dios se queda solo y pobre!

(Intenta marcharse)

DÁNAE
¡Oh, no te marches,
sin un regalo,
bondadoso extranjero!
¡Mira, este alfiler
que se oculta tímido
en la espesura de mi cabello!
¡Toma de mí el oro...
de Dánae!
Puesto que la poderosa maldición
se convirtió en dicha.
Que piense el extranjero,
contemplando el alfiler,
en los dos felices seres
¡que su amor unió!
Piense en Dánae
que aprecia agradecida
la voluntad del dios
que en aquella noche oscura
¡la llevó a la luminosidad del amor!

JÚPITER
(contemplando el alfiler
que le ofrece Dánae)
También a ti te creó el dios...
A ti también te regaló el dios...
¡Penoso don
en las manos humanas!
¡Amor humano: regalo de los dioses!
¡Amor humano
peligro para el dios!
¿Recogerá el oro
que un día lo entrelazó con argucias
a Dánae y Midas?
Liberándose
de vuestro entorno
¿se dirigirá de nuevo
a las celestiales alturas?
Debes saber Dánae
más que a este oro
¡el dios se siente unido
a vuestro amor!
 
¡Maia! Mientras que tus bellas flores
broten eternamente,
¡permanecerás inmersa
en la belleza de la tierra!
¡Un refrescante aliento
resplandecerá en tus mañanas!
¡Un viento delicioso
jugará en tu jardín
que nunca se marchitará!
El radiante mediodía,
crecerá glorioso
desde lo más lejano
¡en eterna creación!
 
Pero el gran e inquieto dios
debe seguir su camino.
Al despedirse en el ocaso,
contempla nuevamente
desde las nubes fugitivas que él creó,
los jardines... que ama
¡y a los hombres!...
El ojo del dios
los iluminará clemente,
los iluminará con su bendición
y su agradecimiento.

(Se marcha. Durante largo rato Dánae
lo sigue con la mirada. Después se dirige
lentamente hacia el hogar. En este instante
la orquesta inicia el tema del regreso de
Midas. Dánae lo llama alegremente
y sale corriendo a su encuentro)



Digitalizado y traducido por:
André Ojeda y José Luis Roviaro 2020